jueves, 25 de agosto de 2011

Como te ves me verás

Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza. Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente, no lo desprecies en la plenitud de tu vigor. Pues el servicio hecho al padre no quedará en olvido... El día de tu tribulación Dios se acordará de ti... Eclesiástico 3, 12-15

La ancianidad es la tercera etapa de la existencia: la vida que nace, la vida que crece y la vida que llega a su ocaso, son tres momentos del misterio de la existencia, de la vida humana.

En la obra de la construcción de la sociedad han de ser llamados a participar los ancianos, considerados muchas veces sólo destinatarios de intervenciones asistenciales; las personas ancianas pueden alcanzar con los años una mayor madurez en inteligencia, equilibrio y sabiduría. De aquí se deduce que no hay que considerar a las personas ancianas sólo como objeto de atención, cercanía y servicio. También ellas pueden dar una valiosa contribución a la vida. Gracias al rico patrimonio de experiencias que han adquirido a lo largo de los años, pueden y deben ser transmisoras de sabiduría y testigos de esperanza y caridad.

La relación entre familia y ancianos ha de verse como una relación en la que se da y se recibe. También los ancianos dan: no se puede ignorar su experiencia, madurada a lo largo de los años. Aunque ésta, como puede suceder, no esté en sintonía con los tiempos que cambian, hay toda una serie de vivencias que pueden transformarse en fuente de numerosas sugerencias para los familiares, constituyendo la continuación de las tradiciones, de las opciones profesionales, de las fidelidades religiosas, etc.

Conocemos todas las relaciones privilegiadas que existen entre los ancianos y los niños. Pero también los adultos, si saben crear en torno a los ancianos un clima de consideración y afecto, pueden obtener de ellos sabiduría y discernimiento para realizar opciones prudentes. Desde esta perspectiva, la sociedad debe redescubrir la solidaridad entre las generaciones: debe redescubrir el sentido y el significado de la edad avanzada en una cultura dominada excesivamente por el mito de la productividad y la eficiencia física.

Debemos permitir que los ancianos vivan con seguridad y dignidad, y es preciso ayudar a sus familias, también económicamente, para que sigan constituyendo el lugar natural de las relaciones entre generaciones. El progreso de la técnica al servicio de la salud alarga la vida, pero no necesariamente mejora su calidad. Es preciso elaborar estrategias asistenciales que consideren en primer lugar la dignidad de las personas ancianas y les ayuden, en la medida de lo posible, a conservar un sentido de autoestima, para que no les suceda que, sintiéndose un peso inútil, lleguen a desear y pedir la muerte.

Postre a elegir

1. Es irracional el grado de violencia en nuestro país, recientemente lo sufrieron los niños y los padres de familia de una escuela primaria en Ciudad Juárez, Chihuahua… De qué han servido tantos pactos concertados contra la delincuencia si los firmantes, en este caso los gobernadores de los estados de la república mexicana, no han hecho o no han querido que la palabra impresa pase a los hechos.

2. Ya lo dijo el presidente de México, Felipe Calderón, la crisis económica es por causas externas y, para mantenernos a buen recaudo, es necesario mantener la disciplina financiera, nada de dilapidar los recursos a diestra y siniestra, los ciudadanos no tienen por qué pagar ese tipo de irresponsabilidades como ha sucedido con los gobiernos priístas.

3. ¿Que Juan Pablo II está de regreso en México? Así es, su presencia consistirá en la exposición a los fieles de la reliquia, una ampolleta que contiene la sangre del papa polaco. Estará 4 meses en nuestro país y la jerarquía eclesiástica mexicana confía que con su visita propicie en nuestro país la paz y la concordia... Solo que para alcanzar eses propósito, estamos de acuerdo que todos debemos poner de nuestra parte. Ayúdate que Dios te ayudará.

sábado, 20 de agosto de 2011

Del regreso a clases y la formación docente

El inicio de un curso escolar también alude a la gran tarea que los profesores y maestros tienen respecto a sus alumnos, pues en sus manos se deposita el futuro de la sociedad latente en cada uno de sus discípulos; el trabajo de los maestros es el servicio a la verdad, a la justicia, a la libertad y a su correcto uso, a la formación de rectas conciencias.

Al comienzo de un nuevo curso escolar es necesario recordar que la enseñanza, el estudio, la vida escolar, el tiempo de trabajo y de distracción, la oración, la amistad, entre otros valores, son dones de Dios que Él mismo pone en nuestras manos para su mayor gloria. Por esta razón es conveniente que cada estudiante busque, a través de ellos, no sólo la adquisición de conocimientos para alcanzar una calificación numérica sino la conquista de la verdad que le lleve al pleno desarrollo como persona e hijo de Dios. Por lo que se refiere a la escuela como institución y como ambiente comprende en sí, antes que nada, la analogía de la familia que educa e instruye para la vida, al mismo tiempo, tanto la acción de la familia como de la escuela, queda incompleta y podría incluso ser estéril, sin la colaboración de ambas instituciones.

El inicio de un curso escolar también alude a la gran tarea que los profesores y maestros tienen respecto a sus alumnos, pues en sus manos se deposita el futuro de la sociedad latente en cada uno de sus discípulos; el trabajo de los maestros es el servicio a la verdad, a la justicia, a la libertad y a su correcto uso, a la formación de rectas conciencias. La educación consiste en ayudar a cada individuo a realizar el proyecto de vida que Dios ha pensado para él, a ello contribuye la familia y la escuela, pues ambas influyen en la mente y el corazón de quien se educa. Sin embargo, la aspiración más grande y profunda de la educación debe ser la formación integral de la persona. Para alcanzarla se necesitan educadores que posean una sólida formación profesional.

La poca calidad de la enseñanza, debida a la insuficiente preparación profesional o al inadecuado uso de los métodos pedagógicos, repercute inevitablemente en perjuicio de la eficacia de la formación integral del educando y en el testimonio cultural que el educador debe ofrecer. La formación profesional del educador no sólo exige un vasto abanico de competencias culturales, psicológicas y pedagógicas, caracterizados por la autonomía, la capacidad proyectiva y estimativa, la creatividad, la apertura a la innovación, a la actualización, a la investigación y a la experimentación, sino que también exige la capacidad de hacer una síntesis entre competencias profesionales y motivaciones educativas.

Por otra parte, en las expectativas de los alumnos y de las familias, el educador es visto y deseado como un interlocutor acogedor y preparado, capaz de motivar a una formación integral, suscitar y orientar las mejores energías hacia una construcción positiva de sí mismo y de la vida, de ser un testigo serio y creíble de la responsabilidad y la esperanza de las cuales la escuela es deudora ante la sociedad. Ello exige del educador una constante actualización de los contenidos de las materias que enseña y de los métodos pedagógicos que utiliza. La vocación de educador requiere por tanto una capacidad disponible y constante de renovación y adaptación. No es suficiente alcanzar sólo inicialmente un buen nivel de preparación, es necesario mantenerlo y elevarlo mediante un camino de formación permanente.

Postre

El aumento de vendedores y lavaparabrisas en las principales arterias viales de las ciudades, el incremento de los atracos, el ascenso de la venta de piratería y el ambulantaje, son efectos de que la situación económica de nuestro país no está bien y podría empeorar si no se toman las medidas necesarias para sobrellevar el inminente vendaval económico producto del quebranto de las finanzas norteamericanas. Otro factor que puede agravar el panorama es la enorme deuda que cargan algunos estados de la república mexicana (muchos de ellos gobernados por el PRI) que irresponsablemente dilapidan el dinero y no tardarán en solicitar más recursos. Por experiencia sabemos que ese tipo de irresponsabilidades nos han llevado al caos y el retroceso.

viernes, 12 de agosto de 2011

Divide y vencerás

Para dividir hay que saber por dónde se mete el cuchillo, por dónde hay que cortar y para eso se necesita prudencia, sabiduría y rectitud de conciencia. Cada vez que se genera una nueva división, una nueva frontera, se entorpece el crecimiento; las divisiones generarán retrasos y errores en el desarrollo.

En nuestra idioma existen algunas locuciones, giros o frases hechas que se conservan del latín y que se siguen usando al hablar o escribir. Algunas locuciones son como proverbios que expresan un consejo o una experiencia vital. Divide et vinces, frase célebre de Julio César que significa “Divide y vencerás”, es una de ellas y sugiere una buena estrategia para resolver un problema difícil, dividiéndolo en partes más simples tantas veces como sea necesario, hasta que la resolución de las partes se torna obvia. La solución del problema principal se construye con las soluciones encontradas. No ha variado el significado del verbo “dividir” desde los romanos hasta ahora. Su forma latina es divido, dividere, divisum; la sustantivación divisio” ha dado lugar al término militar, que los romanos no tenían, de “división” que era una “unidad” de la milicia constituida por brigadas de varias armas con sus servicios auxiliares. Lo interesante es la presencia del término “unidad” en la definición de “división”; a eso los romanos lo llamaban “legión”, de legere que significa reunir, juntar. Entonces “división” es “unión” ¡qué ironía! Pero cuidado, porque constatamos que es más fácil destruir que construir; dividir, que unir; desavenir que reconciliar. Cuando se quiere evitar el crecimiento, la gran ventaja la da la división; las alianzas entre familias, clanes, tribus y pueblos son más fáciles de deshacer que de hacer.

En una trifulca pueden quedar en humo todos los pactos y alianzas, mientras que para construirlas y consolidarlas se necesita de muchos empeños. Aunque es obvio que dividir una gran empresa en unidades manejables tiene ventajas, hay que hacerlo con mucha atención, lo que se pretende es derrotar al problema y no a la empresa, si divido el problema éste desaparece, si divido la empresa también. Para dividir hay que saber por dónde se mete el cuchillo, por dónde hay que cortar y para eso se necesita prudencia, sabiduría y rectitud de conciencia. Cada vez que se genera una nueva división, una nueva frontera, se entorpece el crecimiento; las divisiones generarán retrasos y errores en el desarrollo.

Frente a la división, podríamos tener la tentación de considerar que no es posible la unidad, o que sigue siendo sólo un hermoso ideal hacia el que hay que tender. Sin embargo, la unidad no es solamente una esperanza del futuro, es posible aunque existan obstáculos para su realización: si se sabe sacar el bien del mal, la virtud de la debilidad, la riqueza de la pluralidad. La pluralidad en las formas de pensar no puede ser justificante de la división, al contrario, el respeto a la diversidad es condición para la reconciliación. En la unidad todos los conflictos pueden encontrar solución y reconciliación para alcanzar la meta de la comunión plena y visible.

La unidad es posible si cada uno es responsable de sus actos y respeta con benignidad los derechos de los otros. Divide et vinces, divide ut imperes, divide ut regnes, es cosa que hay que entender.

Postre

En el noticiario de Carmen Aristegui se dio a conocer que la construcción de una academia de policía en el estado de Puebla es, en realidad, una base de operaciones de la DEA y la CIA… Cabe señalar que los agentes de dichas corporaciones son los que capacitarán y adiestrarán a los nuevos cuerpos policiacos en la lucha contra el narcotráfico en México...