viernes, 30 de octubre de 2015

La muerte no es el final

…si la muerte es el enemigo inexorable del hombre, que trata de dominarlo y someterlo a su poder, Dios no puede haberla creado, pues no puede recrearse en la destrucción de los hombres…


De ordinario el fin de la vida temporal, si no está oscurecido por la enfermedad, tiene una peculiar claridad oscura: la de los recuerdos tan bellos, tan atrayentes, tan nostálgicos y tan claros que hablan de un pasado irrecuperable y de una llamada inesperada. La luz que viene al final de la vida descubre la desilusión de una vida fundada sobre bienes efímeros y sobre esperanzas mentirosas y a veces de ineficaces remordimientos. Allí, en la muerte, está la luz de la sabiduría que reconoce que todo era don, todo era gracia, que esta vida mortal es, a pesar de sus vicisitudes y sus oscuros misterios, sus sufrimientos, su fatal caducidad, un hecho bellísimo, un prodigio siempre original y conmovedor, un acontecimiento digno de ser cantado con gozo y con gloria: la vida, la vida del hombre, este mundo inmenso, misterioso, magnífico, este universo de tantas fuerzas, de tantas leyes, de tantas bellezas, de tantas profundidades, es un panorama sugestivo.

Parece que ninguno se atrevería a celebrar el último instante de su vida con inmensa admiración y gratitud. Pero en el momento de la muerte ¿Cómo reparar las acciones mal hechas? ¿Cómo recuperar el tiempo perdido? ¿Cómo aferrar en esta última posibilidad de opción la única cosa necesaria? A la gratitud sucede el arrepentimiento. Al grito de gloria hacia Dios Creador y Padre sucede el grito que invoca misericordia y perdón por la pobre historia de la vida.

Actualmente resulta difícil hablar de la muerte porque la sociedad del bienestar tiende a apartar de sí esta realidad, cuyo solo pensamiento le produce angustia. Se comprende, ante todo, que, si la muerte es el enemigo inexorable del hombre, que trata de dominarlo y someterlo a su poder, Dios no puede haberla creado, pues no puede recrearse en la destrucción de los hombres. Por el contrario, en vez de la muerte como realidad que acaba con todos los seres vivos, se impone la imagen de la tierra que, como madre, se dispone al parto de un nuevo ser vivo y da a luz al justo destinado a vivir en Dios.

La muerte que el creyente experimenta como miembro del Cuerpo místico abre el camino hacia el Padre, que nos demostró su amor en la muerte de Cristo. El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que la muerte, “para los que mueren en la gracia de Cristo, es una participación en la muerte del Señor, para poder participar también en su resurrección” (n. 1006). Ciertamente, es preciso pasar por la muerte, pero ya con la certeza de que nos encontraremos con el Padre cuando “este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad” (1 Co 15, 54). Precisamente por esta visión cristiana de la muerte, san Francisco de Asís pudo exclamar en el Cántico de las criaturas: “Alabado seas, Señor mío, por nuestra hermana la muerte corporal”. Frente a esta consoladora perspectiva, se comprende la bienaventuranza anunciada en el libro del Apocalipsis, casi como coronación de las bienaventuranzas evangélicas: “Bienaventurados los que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus fatigas, porque sus obras los acompañan” (Ap 14, 13).

Postre
Que siempre sí viene el Papa Francisco viene a México… No es para menos, los mexicanos están más que complacidos con la noticia, ciertamente es un privilegio su estancia para consolar, animar, reorientar a este pueblo que le urge una buena dosis de bondad y esperanza, no descarte que el Vicario de Cristo propine más de un pescozón a la clase política de nuestro país aprovechando que tendrá la oportunidad de hablar en la máxima tribuna de la nación.

En los próximos días se dará a conocer el programa del viaje a detalle, sabremos qué lugares visitará y en concreto, por qué viene a nuestro país, no creo que solamente a saludar a la virgencita de Guadalupe para caerle bien a los mexicanos.

martes, 20 de octubre de 2015

Cualquiera puede cocinar

El mundo suele ser cruel con el nuevo talento. Las nuevas creaciones, lo nuevo, necesita amigos. (…) En el pasado, jamás oculté mi desdén por el famoso lema del chef Gusteau's: “Cualquiera puede cocinar”, pero al fin me doy cuenta de lo que quiso decir en realidad: no cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lado.
Fragmento de la crítica de Anton Ego, en el filme Ratatouille (2007)



Alan Rangel fue el triunfador de la primera edición de Masterchef México que concluyó el domingo pasado, sin duda un programa que atrajo la atención del público, aburrido de las desgastadas propuestas de “entretenimiento” los domingos en la noche por la televisión abierta.

¿Qué cosas positivas aportó Masterchef al televidente y qué cosas negativas generó o desagradó? Veamos algunas consideraciones:

¿Qué gustó?
  • Concursantes sinceros, de diversos orígenes y condiciones sociales, con alguno de ellos nos sentimos identificados.
  • Las críticas, los regaños, las observaciones, los estímulos y las sugerencias de los chefs hacia los competidores para esmerarse en la preparación de sus guisos, pese a que hubo lágrimas en varios de ellos, demostraron actitud para superarse.
  • La incursión de otros chefs que compartieron no solo sus conocimientos y experiencia, retaron a los participantes a igualar o mejorar su platillo, previamente enseñado en la clase especial.
  • El reto por equipos de cocinar en Coyoacán y comprar sus ingredientes en el mercado.
  • La riqueza gastronómica mexicana no se limitó a los antojitos, las salsitas o la comida casera, hay talento y creatividad para proponer cosas nuevas o mejorar lo que existe.
  • No solo la competencia televisiva se vuelca en el fútbol, también en los programas de concursos, sin duda la apuesta de TV Azteca con Masterchef, superó a Televisa que no ha interesado a muchos con Big Brother.
  • Chef Adrián: Masterchef no solo fue una competencia, también fue aprendizaje para ambos, jueces y concursantes.
  • Pese a las diferencias de religión, la Hermana Flor y Gina hicieron buena mancuerna en un reto.
  • Un atino transmitir la versión mexicana de Masterchef para Américla Latina a través del canal Discovery Home and Health, libre de patrocinios y con buena edición.
  • El triunfo de Alan, una persona de condición humilde que logró su propósito de ganar el certamen, más por sus propuestas culinarias que por su simpatía.


¿Qué no gustó?
  • El exceso de comerciales.
  • Que Anette Michel fuera la conductora del programa, considero que Benito Molina lo habría hecho bien, ya que ha participado en otros proyectos como “Reto culinario” y “Benito&Solange” en el extinto canal Utilísima.
  • Que casi todo el programa se grabó en Colombia. Suponemos que fue lo mejor para reducir los costos de producción.
  • Los melodramas de algunos participantes, las pedradas e intrigas entre ellos que desvían el interés genuino del programa, como el suscitado entre Alan y Gonzalo.
  • Faltó un reto de cocinar por equipos bajo la dirección de un chef, semejante al programa “Reto culinario”.
  • El reto de cocinar para la boda… sinceramente me pareció un montaje, dudo mucho que una pareja de recién casados deje a unos concursantes la preparación de los alimentos en tiempo real.
  • En el último episodio de Masterchef se dedicó hora y media a recapitular dicho programa y resolver en media hora al ganador de la contienda. Cabe mencionar que la edición del programa demerita por escenas bruscamente cortadas.
  • El imperdonable error de pauta en la televisora del Ajusco, tal vez, "sin querer queriendo", dio a conocer con anticipación al ganador de Masterchef en un promocional, le restó emoción al programa y tal vez credibilidad.


Seguramente hay otras cosas que no gustaron y los detractores del programa, unas veces con acierto y otras tantas sin fundamento, las manifestaron en las redes sociales.

Ojalá que quienes participaron en esta primera temporada de Masterchef México, no cedan a las pretensiones de TV Azteca que ha insinuado ofertas para incluirlos en telenovelas, series o algún proyecto que económicamente les reditúe, lo mejor es que Alan, Marlene, la Hermana Flor y el resto de los competidores, sigan adelante con sus vidas.

Esperamos con impaciencia la versión infantil de Masterchef, ojalá sea una excelente producción como las que se han presentado en España, Estados Unidos o Australia, libre de melodramas y sí, lágrimas de emoción genuina, no acartonada.

Postre
Nuevamente Carlos Slim, el magnate mexicano, aboga para que la jornada de trabajo sea de 3 días, de 11 horas cada una y se descansen 4, para mejorar la calidad de vida y la productividad de los trabajadores, además extender la edad para la jubilación. No suena mal la idea, ya lo está poniendo en práctica en sus negocios y será interesante conocer los resultados de esta propuesta.

martes, 6 de octubre de 2015

2 de octubre, una herida sin sanar

El 2 de octubre no debe olvidarse, su memoria, la verdadera y no la fantasía que las jóvenes generaciones pretenden crear, debe ser un libro abierto a la lectura de la conciencia nacional, sobre todo si no se tiene una respuesta a la pregunta ¿Valió la pena?



Durante el sexenio del Licenciado Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), se fomentó el desarrollo económico de nuestro país mediante el modelo del “desarrollo estabilizador”, también enfrentó con dureza los movimientos sociales, especialmente las protestas estudiantiles que se gestaron en la Universidad Autónoma Nacional de México y el Instituto Politécnico Nacional, actos que culminaron con la trágica matanza en la Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco, en el otoño de 1968, un 2 de octubre. A más de cuatro décadas, no han quedado claras las causas por las cuales, a unos días de iniciar los Juegos Olímpicos en la Ciudad de México, brotaron, en la capital de la República, continuas perturbaciones del orden público, manifestaciones hostiles al gobierno y en particular a la persona del Presidente.

Para algunos resucitar los acontecimientos es una necesidad existencial elevada al más alto rango de necedad y equívoco, es lo menos que podemos pensar de los “estudiantes” que vemos en los noticiarios de la televisión, secuestrando autobuses y realizando actos de vandalismo con el fin de... tal vez ni siquiera ellos lo saben.

¿Qué lograrán aquellos que desafían, no sólo a las autoridades sino a todo ciudadano cuyo único pecado es vivir, precisamente, donde se suscitan los actos extremistas? ¿En quién o en dónde se plasman los resultados de tales movilizaciones?

Mucho se habla de los actos en sí, se enjuician y califican pero las consecuencias poco se atienden. Acontecimientos como el 2 de octubre deben medirse por los resultados, por el futuro que construyeron y la esperanza que despertaron, por lo que originaron y por el alcance de su proyección. Es un error seguir proclamando consignas y seguir luchando por aquello que hasta la fecha no ha sido asimilado, ni siquiera por sus protagonistas.

Recordar los acontecimientos debe llevarnos a hacer un serio examen de conciencia, buscar no sólo al culpable o a quién debe erigirse un monumento, más bien ser autocríticos y objetivos en principio.

¿Dónde estás 2 de octubre? dinos si el lugar que ocupas en el calendario es: ¿En las efemérides nacionales? ¿En los libros de texto? ¿En la narrativa de Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska? ¿En la memoria colectiva? Responde a tus amantes y a tus críticos 2 de octubre, ¿por qué vale la pena no olvidarte? ¿Por Ayotzinapa que se suma a la lista de tragedias estudiantiles sin resolver?

En un país donde las luchas sociales han pasado a formar parte de los museos y las galerías, donde se respiran sólo las revueltas personales y egoístas, no puede haber víctimas y culpables; sino deseos de aprender, de mantener lo rescatable y de no equivocar nuevamente el paso y la toma de decisiones.

Fueron muy dolorosos los sucesos en la Plaza de las Tres Culturas, por momentos pareció que iba a comenzar una nueva era de desórdenes populares y anuncios de revolución, pues la agitación de los universitarios continuó.

El 2 de octubre no debe olvidarse, su memoria, la verdadera y no la fantasía que las jóvenes generaciones pretenden crear, debe ser un libro abierto a la lectura de la conciencia nacional, sobre todo si no se tiene una respuesta a la pregunta ¿Valió la pena?

Postre
Si antes era un mito o un secreto a voces, ahora la situación es real: Sí hay sacerdotes gays, lo reconoció quien fuera sacerdote y funcionario en la Congregación para la Doctrina de la Fe, Krzysztof Charamsa, expulsado por la Santa Sede, precisamente por hacer pública su homosexualidad horas antes del inicio del sínodo de los obispos sobre la familia.

“Quiero que la Iglesia y mi comunidad sepan quién soy: un sacerdote homosexual, feliz y orgulloso de mi identidad. Estoy preparado para pagar las consecuencias, pero es el momento de que la Iglesia abra los ojos y comprenda que la solución que propone, la abstinencia total de la vida del amor, es inhumana”, señaló Charamsa.


El tiempo dirá si este Monseñor fue oportuno en hacer público este asunto que ya pone a sudar a la Santa Sede y al Papa Francisco.