miércoles, 21 de diciembre de 2016

Lección de humildad y bondad

...Dios renueva en cada uno de nosotros su redención acompañado por un cúmulo de gracias, tan constantes y tan llenas de delicada providencia que todos podemos recordar ante Él. Y esto lo hace Jesús niño, desde su pesebre...


En medio de la algarabía de estos días navideños, es difícil concentrarse y detenerse un momento para contemplar la profundidad del misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Sin embargo, vale la pena prescindir por un momento de todo cuanto externamente pueda distraernos y concentrarnos para esperar con ilusión ferviente la renovada Encarnación de Dios en el propio corazón.

La presencia de Jesucristo, despojado de todos sus atributos de grandeza, reducido a tal extremo de pobreza y de sacrificio, es una invitación para seguirlo por el camino de la entrega total que Él ya ha recorrido antes con infinito amor por nosotros. Por eso, detenerse ante el misterio de la Encarnación, es darse la oportunidad de conmoverse ante el modelo de obediencia a la voluntad del Padre, que quiso marcar tan dolorosamente todas las circunstancias de su nacimiento.

En medio de las fiestas navideñas hagamos una pausa, llenos de sencillez, ante el pobre pesebre, en un esfuerzo humilde y fervoroso de nuestra fe, tan intenso como nunca lo hemos hecho hasta ahora, considerar en Jesús no un nacimiento más, no una Encarnación más que se cumple todos los años, sino el nacimiento que es capaz y suficiente para impulsarnos de manera decisiva hacia la santificación real de nuestra vida. Porque la noche de su nacimiento, Dios renueva en cada uno de nosotros su redención acompañado por un cúmulo de gracias, tan constantes y tan llenas de delicada providencia que todos podemos recordar ante Él. Y esto lo hace Jesús niño, desde su pesebre, dándonos sin palabras, una lección de humildad y de bondad que jamás podremos olvidar porque nos la recuerda todos los días cuando lo asimilamos y lo poseemos en el misterio de su Eucaristía.

Lección de bondad y de humildad: dos virtudes que bastan para cambiar de manera insospechada toda una vida y dirigirla a la perfección y máxima santificación. Es una lección sin palabras ni discursos, una lección viva que ojalá seamos capaces de sentir con toda la intensidad de que seamos capaces, dejando que broten por sí mismas las consecuencias. Por eso, de rodillas, pidamos a Jesús que nos hable tan directamente y nos enseñe con tal persuasión que aprendamos para toda nuestra vida a ser mansos y humildes de corazón para poder cumplir la misión de la que Jesucristo nos ha hecho partícipes.

Celebremos estas fiestas navideñas y dispongámonos para comenzar el nuevo año con la decisión inquebrantable de que Jesucristo, niño ahora, vaya creciendo en todos más y más hasta el desarrollo perfecto y la maduración plena.

Ojalá que ante la contemplación de Dios hecho hombre, anonadado y humillado hasta el extremo, nos decidamos a entender también así nosotros el estilo de nuestra entrega a la vocación sublime que hemos recibido: Ser santos que se traduce en amor y justicia.

martes, 6 de diciembre de 2016

La cultura navideña

La Navidad, en su original significado es la culminación del Adviento, la conmemoración solemne festiva y jubilosa del nacimiento o natividad de Jesucristo, el motivo para que los cristianos es que olviden sus diferencias y se reúnan en torno a la figura del Niño Dios.

Por Arqueólogo Eduardo Merlo Juárez


Los medios de comunicación masiva empiezan, desde principios de noviembre y otros más abusivos, desde finales de octubre, a saturar sus espacios con mensajes cuidadosamente preparados, primeramente una música que implica un trasfondo de cascabeles y trote como de caballos, con acompañamiento de orquestas un tanto disimulado. Si en la televisión se mira un árbol lleno de luces, esferas y escarcha, debajo un sin fin de cajas forradas de papel diseñado con flores, estrellas, etc., predomina el rojo. Tras la ventana se advierte un clima frío, si se puede, nevado. Dentro, la familia se agrupa ya sea en el comedor, alrededor de una opípara mesa en que destacan bebidas embriagantes, al menos sidras. Todos están muy contentos, sonríen; en un momento dado se abrazan efusivamente, como si algo hubiera explotado en ellos.

Los televidentes saben bien que es por la Navidad, no obstante, en ese instante surge la inducción comercial, ya sea el membrete de un banco que garantiza una mayor seguridad en el futuro. Puede ser un almacén que tiene los mejores artículos; una joyería que insiste en que una piedra preciosa es para siempre. Para enfatizar ese “afecto” maquillado, no puede faltar el abuelo y la abuela, símbolo de reforzamiento hogareño.

El árbol, cuajado de luces y esferas resplandece, un niño o niña busca afanosamente y no encuentra el juguete durante mucho tiempo y machaconamente se le ha proyectado en la pantalla, entonces llora y de pronto, atrás de la puerta aparece el papá con el preciado regalo, todo es felicidad. Se dice y se repite: ¡felicidades! ¡Feliz Navidad! y se sobreentiende que justamente eso es la Navidad, una mesa bien puesta, ropa gruesa de excelente calidad, un arbolito robado a la naturaleza, risas y más risas, comer y comer; regalar, regalar. En ese proyectil subliminal, nada se mencionó, ni de lejos, sobre el significado auténtico del término “Navidad”, puesto que es lo que menos importa.

Parece inconcebible que se dediquen tantos días a anticipar uno solo, pues así, sin el mensaje profundo que este día tiene, es como todos, sólo que por obra y desgracia de la publicidad, se torna en día del regalo, dispendio y fingimiento. Los diarios aumentan sus páginas porque la publicidad paga planas y planas, uno puede seleccionar los encabezados: ¡Compre! ¡Aproveche ofertas! ¡Ahorre! ¡Obsequie! ¡Regale! ¡Comparta! Las más guapas modelos se atavían con cortos atuendos y bufandas. La radio recorta los programas para dar cabida a comerciales que siempre tienden a que los oyentes se familiaricen con el término gastar. Esa es la navidad moderna, por ello se desvelan y se endrogan los jefes de familia.

Vuelta a las imágenes televisivas. El bombardeo inmisericorde de mensajes navideños de los años cuarenta, nos contagió con un personaje que de tanto verlo, se ha hecho familiar. Es gordo, simpático, calvo y barbón. Usa una especie de mameluco rolo con orlas blancas; botas negras y relucientes muy achatadas. Tiene una nariz boluda y hasta cierto punto roja, no se sabe si por el frío o por algún afecto etílico. Lleva un costal enorme a cuestas, lleno, originalmente de juguetes, pero ahora hasta de refrigeradores y automóviles; sugerencia sutil de que es capaz de regalar artículos de esa envergadura, porque es la encarnación misma del consumismo. Por su atuendo se deduce que proviene de un clima helado y así era, porque ahora suele incursionar como Pedro por su casa en los más tropicales medios, sus pequeños anteojos redondos y sonrisa provocativa, es la encarnación misma de la navidad contemporánea. Es justamente el amo de esta festividad, a él y lo que representa se le rinde el culto más profundo.

Incluso los niños más pobres de las áridas y mortíferas regiones zaireñas lo reconocerían con los ojos cerrados, tan solo por oír esa carcajada socarrona, sabrían que se trata del dios navideño, el mismísimo Santa Claus, quien vive en lo más recóndito del Polo Norte junto a su señora Mamá Santa, casi tan gorda como él, y ambos son los ejecutivos del inmenso taller en que se confeccionan todos los juguetes imaginables. Los obreros son gnomos o enanos con apariencia infantil que felices trabajan día y noche para surtir los pedidos que cada Navidad hacen los muchachitos soñadores. Como quien dice, Santa Claus es el ejemplo a seguir de empresario próspero que saca el mayor de los provechos de sus trabajadores, dado que el fin justifica los medios. Todos esos enanos son ajenos completamente a sindicatos, servicios médicos y demás prestaciones, faltaba más, pues en el Polo Norte ninguno se atrevería a demandar a tan internacional patrón; ¿qué sería de la Navidad sin Santa Claus?

El dichoso anciano suele salir de sus glaciales moradas montado en un trineo que se desplaza sobre las nubes a tracción de renos, con esto no da lugar a contaminación alguna, salvo la natural, pues a pesar de que vuelan los venturosos animalitos, deben tener sus necesidades. Cada uno de estos como venaditos tiene su nombre y su historia, principalmente la que los llevó a ser elegidos para tirar del vehículo santaclosiano.

Suele vérseles a contraluz los días de luna llena, se les escucha por el tintineo de las campanitas que los adornan, sonido que enmudece cuando arriba a alguna chimenea, para no despertar a los niños mientras el gordo personaje se encoge para entrar por el tiro de tabiques. Claro está que habría que verlo encoger sus llantitas para introducirse por los tubos de los calentadores, dado que para este bendito clima nuestro, las chimeneas son totalmente inútiles. El caso es que el gordo, la chimenea, el trineo, los renos y el color rojo, se han incorporado como símbolos de una Navidad superficial, vaga y asociada compulsivamente al derroche.

Resumiendo, vale la pena hacer una especie de iconografía de esa “Navidad” que dista mucho de la original:

Nieve: la blancura de los campos, la escarcha sobre los árboles y hasta el precioso diseño de los cristales que conforman los copos, nos habla de la región nórdica originalmente, pero trasladada a los Estados Unidos y de ahí a quien se deje.

Árbol adornado: es la remanencia de un antiquísimo culto al espíritu del bosque en la mitología escandinava. Justo en el inicio del solsticio de invierno, tenla lugar una solemne ceremonia en que escogía un pino gigantesco, el cual se adornaba lo mejor posible y se realizaban bailes a su alrededor. Los primeros evangelizadores cristianos del norte de Europa permitieron el culto, pero dedicado a Cristo-Sol.

Botas: representan a Santa Claus y se confunden con la tradición mediterránea de dejar zapatos viejos en la ventana, para que el Niño Jesús deje un recuerdo de su natalicio.

Calcetas: es prácticamente lo mismo que las botas.

Chimenea: necesariamente en los climas fríos y asociada al hogar o fuego familiar, de ahí que simbólicamente Santa Claus entre al seno de la familia.

Santa Claus: personaje controvertido que se ha conformado con varias tradiciones; primeramente proviene de los duendecillos que en Escandinavia y Rusia habitan los bosques y que sorprenden a leñadores y cazadores furtivos, pero confortan y regalan a quienes se preocupan por preservar la naturaleza. Su traje rojo indica calidez y las orlas blancas el forro de piel para soportar el frío. También se enriqueció con la personalidad de un santo católico: Nicólas de Myra o de Bari, el cual es uno de los más importantes en el culto de la Iglesia Ortodoxa Rusa y Griega, quien predicó también en Europa y su nombre latinizado Sancte Nicolaus, se compactó a Santclaus y luego Santa Claus. El santo obispo dio lugar a la tradición de traer regalos a los niños católicos el 6 de diciembre.

En Inglaterra, después de la reforma de Enrique VII, se decidió que los regalos infantiles se dieran en la Navidad, borrando la asociación al santo. Así, sin querer queriendo, Nicolás no sólo trasformó sus vestiduras episcopales en el atuendo de los gnomos, sino que engordó y hasta se casó, por obra y gracia de ese sincretismo entre pagano y protestante.

La Navidad, en su original significado es la culminación del Adviento, la conmemoración solemne festiva y jubilosa del nacimiento o natividad de Jesucristo, el motivo para que los cristianos es que olviden sus diferencias y se reúnan en torno a la figura del Niño Dios. En los primeros tiempos de la Iglesia era ocasión de compartir el ágape o comida común, ofreciendo alimento y limosna a los pobres y sobre todo: afecto y amor, sin gastos ni desperdicios, absolutamente ajeno a los regalos de compromiso y a fingidos ambientes, simplemente cantando como los ángeles en Belén: “Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”.

jueves, 24 de noviembre de 2016

¿Qué es la Renovación Carismática en el Espíritu Santo?

Hay millones de católicos que no hablan solamente del Pentecostés histórico, ofrecen un testimonio claro y contundente de un Pentecostés personal, de sus propias experiencias, de la presencia y obra del Espíritu Santo en ellos.


La Renovación Carismática Católica, Movimiento Carismático Católico o Renovación en el Espíritu Santo es un Movimiento de renacimiento espiritual bajo el signo de Pentecostés, que lleva a una vivencia de la fe similar a las primeras comunidades cristianas: compartir los bienes y reunirse en pequeños grupos y asambleas para la oración. Proviene históricamente del movimiento carismático pentecostal originado a partir de la apertura del Concilio Vaticano II, y más tarde fue acogido por el catolicismo.

Nace en 1966 en la Universidad de Duquesne, Pittsburg, Estados Unidos, por un grupo de catedráticos y alumnos de esa institución católica que, durante un retiro, meditaron sobre la experiencia de Pentecostés en los Hechos de los Apóstoles, así como una nueva comprensión de la acción del Espíritu en la iglesia, produciéndose entre ellos una fuerte experiencia con el Espíritu Santo. Posteriormente se extendió a otras instituciones de enseñanza superior en territorio norteamericano al grado de repercutir en otros países.

El movimiento llega a nuestro país en 1970 con la celebración del primer retiro en la Ciudad de México dirigido por el padre Harold Cohen con el apoyo de Mons. Carlos Talavera, en aquel entonces director del Secretariado Social de la Arquidiócesis de México. Tres años después de aquel retiro llega a Puebla, una de las primeras ciudades que adoptaron la Renovación, lo organizó el sacerdote Salvador Martínez, Misionero del Espíritu Santo con ayuda de Alicia Martínez de Gómez.

De acuerdo a Roberth Phoenix, militante del movimiento de la Renovación en Puebla, la llegada a la angelopolis no fue fácil, sufrió desprecios e incomprensiones, al grado de  incomodar a mucha gente por su propuesta ritual, sin embargo, poco a poco fue aceptado y reconocido como obra del Espíritu Santo, de manera que produjo buen fruto en el terreno fértil previsto por el Concilio Vaticano II. A partir de 1987, en la circular 16/87 que emitió el entonces arzobispo de Puebla, Mons. Rosendo Huesca Pacheco, confirió a la Renovación su reconocimiento como Movimiento Eclesial para lo cual nombró como primer asistente Diocesano al Padre Luis Ruiz Velásquez (D.E.P.) quien junto con el Padre Humberto Vargas Rivera (D.E.P.), Vicario Episcopal de los laicos, integraron el primer equipo de coordinación diocesana. Actualmente el sacerdote Javier Prado asesora al movimiento y lo coordina Gilberto Pacheco López.

Cabe señalar que la Renovación Carismática es una corriente de gracia que ha tocado transversalmente las Iglesias cristianas (católica, ortodoxa, protestante). Incluye a unos 600 millones de cristianos en todo el mundo.

¿Qué pretende el Movimiento de la Renovación?


La Renovación Carismática Católica tiene como objetivo lograr una conversión profunda, en el que hombres y mujeres tengan una experiencia motivada por la acción y gracia del Espíritu Santo de modo que sean un testimonio genuino de vida cristiana. La misión que se plantea es “colaborar en la obra evangelizadora de la Iglesia diocesana, proclamando a Jesús como Señor, por el poder del Espíritu Santo y para gloria del Padre”.

Para tener un crecimiento adecuado y cumplir con el objetivo, se llevan a cabo diversos medios ordinarios de la Renovación tales como las Asambleas de Oración, la Evangelización Fundamental, la Formación Básica y los Grupos de Oración, los cuales son patrimonio de la Iglesia misma y no exclusivos de la Renovación; sin embargo, se toman y los hacen comunes en todas sus comunidades dándoles ciertas características que le dan una identidad definida al movimiento, un modo de ser muy particular, especialmente por su alegría, por sus cantos y ambientaciones.

Las Asambleas de Oración es la comunidad inicial y pilar de la Renovación, es la actividad central del movimiento, son una respuesta al anhelo que asiente la comunidad de creyentes en una participación más activa y personal en la comunidad eclesial y de relaciones más profundas en la Fe, sostenidas y animadas por la Palabra de Dios y la oración en común.

Se propone que sus miembros logren un encuentro vivo con Jesús y una adhesión personal a Él. Esto se procura mediante un curso de Evangelización Fundamental o Curso de Iniciación o Renovación, que comprende el anuncio del Evangelio o Kerigma, no como enseñanza de carácter doctrinal, sino como proclamación viva del mensaje de salvación en un clima de oración y conversión.

Si bien, este primer mensaje está dirigido de modo particular a quienes nunca han escuchado la Buena Nueva de Jesús, se vuelve cada vez más necesario a causa de las situaciones de descristianización frecuentes en nuestros días para un gran número de personas que ya recibieron el Bautismo. Por ello, esta experiencia se realiza mediante la renovación del propio Bautismo y la Confirmación, que lleva a una participación plena y madura en el culto y en la misión de la comunidad eucarística.

La misma Renovación asume la responsabilidad de ser educadora de la Fe, ya que tendrá verdadera fecundidad en la Iglesia en la medida en que conduzca al mayor número de fieles, en su vida cotidiana, a un esfuerzo humilde, paciente y perseverante para conocer siempre mejor el Ministerio de Cristo y dar testimonio.

Dóciles siempre a la discreta acción del Espíritu Santo, los Grupos de Oración han de transformarse paulatinamente en verdaderas comunidades cristianas, integradas y comprometidas por una mayor radicalidad evangélica en la edificación de una nueva sociedad. Esta transformación los ha de llevar a buscar cauces para su compromiso apostólico en las parroquias y en las estructuras de la Iglesia Diocesana.

Para sostener estos medios y mantener un buen funcionamiento se requieren de equipos básicos que hacen participar a los fieles dentro de los mismos; estos equipos son cinco: Animadores de Asamblea, Evangelizadores, Maestros o Equipo de Formación básica, Coordinadores de Grupos de Oración y Equipo de Canto y Música que sirve en cualquiera de los cuatro medios ordinarios para mantener una intimidad y comunión más estrecha, llevando todos el mismo fin de la Renovación, la experiencia del Dios vivo.


En la Arquidiócesis de Puebla hay 84 comunidades divididas en 10 zonas entre urbanas y foráneas, para darles seguimiento se constituyó la escuela “La Palabra es Vida”, que capacita a los servidores impartiendo una enseñanza sistemática y permanente en las áreas: Pastoral, Doctrinal y Espiritual, cumpliendo de esta manera su función bajo una guía personalizada o comunitaria.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Una reflexión sobre los barrios de Puebla

Porque el santuario sigue en pie, el barrio se resiste a morir -porque la madre no se ha ido, la familia sigue reunida-, porque la Santísima sigue aquí, el barrio “no ha muerto, está dormido”, porque la luz sigue encendida, la fe sigue viva...

Por Pbro. Dr. Guillermo Hernández Flores, Párroco de Ntra. Sra. de la Luz


Nuestros barrios son -en lo que todavía tienen de barrios- comunidades que “el hombre desarrollado” ha dado en llamar premodernas. Se les reconoce como iguales a otros rumbos de la ciudad pero ya no en razón de la dignidad y del valor intrínseco de sus habitantes, sino en razón del reconocimiento que se les hace de sus carencias, que tienen que ser llenadas. Desde que en el mundo la economía se ha erigido como valor supremo, el hombre dejó de percibirse como prójimo para convertirse en un ser de necesidades abstractas- dejó de formar parte de las leyes no escritas de la comunidad para formar parte de las necesidades fabricadas por la economía- empleo, seguridad, salud, educación, drenaje, agua, etc., necesidades que sólo las instituciones encargadas de sanearlas pueden satisfacer.

De este modo, las autoridades que sí son “modernas”, perdieron la capacidad de comprender el sentido profundo de estas comunidades -llamadas con un orgullo nostálgico, “barrios”- y las han ido sometiendo, aunque con sus palabras lo nieguen, a un progresivo proceso de extinción. Desarrollarse o morir, la percepción del hombre como un ser de necesidades, meramente económicas, no ofrece otra opción.

En nuestros barrios todavía existen lugares comunes, donde se comparte un plato de frijoles, donde se llama uno por su nombre, donde los enfermos, viejos y discapacitados son parte de la vida de las familias junto a sus miembros más jóvenes y sanos, lugares donde se acoge y se es acogido.

Bajo el imperio de la diosa economía, esa que habla siempre de “macro”, estas ventajas de lo humano se desvalorizan y las bondades de la hospitalidad y la caridad se corrompen, la miseria que están viviendo, la desintegración familiar, la inseguridad y la violencia se deben al acabamiento de aquella mirada humana que antes los cobijaba y que veía al otro como al prójimo que compartía con nosotros un lugar y al que habría que acoger no en función de sus carencias sino en función de su ser. La mirada económica ha venido acabando con estas sociedades tradicionales -los Barrios- y con el sentido humano de su espacio.

La Luz: un barrio que agoniza y un santuario que pervive


Cuentan los viejos, aquellos tiempos de los mesones y de las calles de piedra, cuando la gente iba por agua con latas y a las fuentes de las esquinas, cuando el río bajaba cantando una canción de alegría. Todos, dicen, se conocían. Las calles, como los panes, se llamaban de otra manera. No había “changarros”, eran las tiendas de un comercio vivo que se apellidaba como sus dueños. Los caserones rebosaban no sólo de gente sino de contento cuando todos los días, desde la torre y al tañer de las campanas, el barrio se despertaba... Ahora es diferente.

Las calles se han vuelto de asfalto, concreto o se han adoquinado y la gente ha perdido su nombre. Las fuentes han desaparecido y el agua se compra y se vende. Ya no hay mesones sino puras vecindades que languidecen en esos mismos caserones destruidos hoy por el tiempo y por algunas de nuestras autoridades. Tampoco hay tiendas con nombres de gente, ahora sí hay “changarros” que se llaman “supersitos”.

Las calles y los panes, como la gente, se olvidaron de sus nombres; el río, ahora, es de automóviles y, sobre su lápida de concreto, se lee “Boulevard Cinco de Mayo”. Y en medio de los escombros, el barrio, en sus tradiciones, se resiste a morir.

Vive una prolongada agonía cuando, todos los días, al despertar, sigue oyendo esas campanas que, desde la torre y con su tañer cantan su dolor... Sin embargo, el Santuario, en el corazón del barrio, nunca deja de latir, y la Madre de la Luz nunca deja de llamar a los que se han tenido que ir. Y a los que se han quedado, que de “braveros” se han vuelto huraños, de creyentes a incrédulos y de fieles a indiferentes, la Madre que habita el Templo, aún sin que la visiten, les sigue dando esperanza, amor y consuelo.

Porque el Santuario sigue en pie, el barrio se resiste a morir -porque la Madre no se ha ido, la familia sigue reunida- porque la Santísima sigue aquí, el barrio “no ha muerto, está dormido”, porque la luz sigue encendida, la fe sigue viva. Por eso vuelve a la vida cuando, todos los días, al despertar, sigue oyendo esas campanas, que desde la torre y con su tañer, cantan su resurrección.

jueves, 6 de octubre de 2016

Sin caer en la paranoia, más vale tener cuidado

Con motivo de los últimos acontecimientos, debemos tomar algunas medidas de seguridad personal para no salir lastimado, mutilado, secuestrado, extorsionado o sufrir cualquier cosa inimaginable.


  1. Sé  tolerante. Si vas manejando y ves que alguien te pita o te quiere rebasar, hazte a un lado, no sabes quién es ni por qué es su prisa. No pelees con quien genera tráfico o porque se te cerró, mejor respira profundamente, cuenta hasta 10 y valora tu vida.
  2. Sé cuidadoso. Frecuentar bares, discotecas, “tables dances”, ya no es seguro. El narcotráfico se ha apoderado de estos lugares, en cualquier momento pueden llegar al antro donde estés y cerrarlo. Mejor habla con tus amigos que frecuentas y empiecen a reunirse para divertirse en casa de conocidos.
  3. Sé humilde. Nos gusta presumir lo que tenemos y demostrar que somos pudientes, al menos la mayoría. Sin embargo, estos tiempos nos piden que dejemos de pavonearnos. Si tienes dinero, bien por ti, pero no lo cantes a los cuatro vientos o derroches el dinero en cosas superficiales. Los “zetas”, son muy fijados y andan buscando gente con recursos económicos capaz de pagar un buen rescate.
  4. Sé prudente. Ser valiente tiene sus consecuencias. Si ves que a alguien le están haciendo daño o sabes dónde tienen a alguien secuestrado, ¡avisa! No hables desde tu celular o teléfono fijo, llama desde un teléfono público y haz tu denuncia anónima.
  5. Sé agil. Si estás en tu automóvil en medio de una balacera, agáchate hasta el suelo del vehículo y cubre tu cabeza con las dos manos. Si tienes niños dentro del auto, tómalos, agárralos fuerte y échate encima de ellos. Si caminas y estás en medio de un tiroteo, no corras, ya que te pueden confundir, mejor tírate al piso y cubre tu cabeza con las manos.
  6. Sé inteligente. El narcotráfico también es dueño de los negocios sucios como la piratería. Deja de comprar piratería, si no te alcanza para adquirir un disco compacto, ve a un “ciber” y baja la música, pero no compres música robada ya que si lo haces apoyas la economía de estos individuos.
  7. Sé reservado. No digas en lugares públicos de que “la delincuencia en Puebla te tiene hasta el copete”, tampoco te atrevas a decir “sé dónde están los zetas”, mucho menos “querer hacer algo para parar la delincuencia”. No amigo, no se sabe a quién tienes al lado en el restaurante, en el parque, incluso en el templo… Resérvate tus comentarios y deja que las “autoridades” hagan su chamba.
  8. Sé prevenido. Si tienes hijos que no son mayores de edad y les encanta salir, limita su salida hasta las 9 de la noche, a la mafia le encanta operar a esas horas del día. Tus hijos te harán berrinche pero es por su bien.
  9. Sé desconfiado. Ya no sabemos a quién tenemos de vecinos, quiénes nos sacan plática o quiénes son nuestros clientes. Mejor trata de no socializar con personas que no conoces, no sabemos cuáles sean sus intenciones.
  10. Sé sutil. Publicar tus fotos en las redes sociales como Instagram, Twitter, Facebook o Pinterest es divertido, pero trata de no publicar tus fotos del último viaje a Europa, de haber ido apoyar a la selección mexicana en el mundial o presumir el auto último modelo. Hasta en internet los amantes de lo ajeno te investigan y se van dando cuenta cómo te va a ti y a tu familia.

Es una tristeza dar estas recomendaciones, al parecer hemos perdido nuestra libertad. Los tiempos han cambiado y si las autoridades no hacen nada, los ciudadanos tenemos que empezar por esto.

Postre
¿Castigo o reto? El tiempo dirá qué posición asumirá Eugenio Lira Rugarcía, obispo auxiliar de Puebla que hace unos días fue nombrado por el Papa Francisco obispo de la diócesis de Matamoros, uno de los territorios complicados a causa del narcotráfico y el crimen organizado. Que Dios bendiga el ministerio del Padre Lira.

viernes, 9 de septiembre de 2016

¡Comprométete con tu país!

La solución no es cosa de recetas mágicas, ni de buenas intenciones o propósitos, está en la disposición de cada uno para comprometerse, dar batalla en la propia trinchera. Estoy seguro que hay millones de mexicanos comprometidos, dispuestos a luchar por vivir y heredar un país mejor y próspero, sin embargo, no son suficientes benjamines de la “raza de bronce” para dar un demoledor golpe de timón.


De acuerdo a la Wikipedia (enciclopedia de libre contenido, multilingüe y gratuito en internet) define patriotismo como “la conmiseración que tiene un ser humano por su tierra natal o adoptiva a la que se siente ligado por unos determinados valores, cultura, historia y afectos. Es el equivalente al sentimiento de pertenencia a una familia”. Por el contrario, la persona que cae en el extremo de defender su país, se le denomina chovinista o patriotero. Este par de conceptos salen a relucir en las fiestas patrias y no es mi intención abundar en un tema del que se ha hablado pródigamente de ello. Creo que el campo de discusión se limita a una verdadera autocrítica, a un examen de conciencia a propósito de estas fechas: ¿Somos buenos mexicanos como solemos ufanarnos? ¿Cuánto nos falta para ser merecedores de benigno atributo? ¿Sobrepasamos lo logrado por nuestros antecesores?

Si reconocemos que somos malos mexicanos ¿por qué sustentamos molestas, abusivas e insoportables conductas que tanto criticamos? ¿Nos dejaremos ayudar para que se gesten cambios de actitudes y aptitudes que nos permitan evolucionar como sociedad? ¿Cómo encarar aquellos mexicanos que con premeditación, alevosía y ventaja se han apropiado y han hecho de nuestro país en el país del no pasa nada? ¿Cómo detener (no contener) la ola de violencia erigida por la horda de delincuentes, hijos de la mala vida, mexicanos infames que se hicieron retoños de la violencia y el crimen? ¿Tenemos la capacidad de vencer la tentación de la indiferencia?

La solución no es cosa de recetas mágicas, ni de buenas intenciones o propósitos, está en la disposición de cada uno para comprometerse en un proyecto concreto, por grande o pequeño que sea, pero hay que dar batalla. Estoy seguro que hay millones de mexicanos comprometidos, dispuestos a luchar por vivir y heredar un país mejor y próspero, sin embargo, no son suficientes benjamines de la “raza de bronce” para dar un demoledor golpe de timón. Podemos sugerir una lista de procedimientos que si se aplican como deben ser, dan efectivos resultados, pero si nos dominan los estigmas ancestrales (envidia, miedo, influyentismo, paternalismo, abstencionismo y susceptibilidad), de nada servirá restaurar el orden y la justicia, la equidad y la armonía, recobrar nuestros sueños extraviados, alcanzar la anhelada unidad nacional, hacer realidad el país con el que hemos soñado si solo predominan los esfuerzos aislados, las proezas individuales que fragmentan las sucesiones de parapetos que impiden a toda costa la suma de consecuciones.

Mexicano, ¡comprométete con tu país! Patriota o patriotero es un tema rebasado, tratemos de imitar aquella turba mal armada pero bien organizada de luchó por lo que quería, la independencia de nuestro país. Hoy, los escenarios son distintos, ahora es el turno de escribir un capítulo más de nuestro devenir, en nuestras manos está trascender a nuestro tiempo. ¡Va por México!

miércoles, 31 de agosto de 2016

Felipe y Lupita

La etapa del  noviazgo que están terminando, solo los ha preparado para hacer una opción por la vida matrimonial, una opción el uno por el otro… pero inicia una nueva etapa, la etapa en que ya no solo serán algunos momentos en los que estén juntos… sino donde el amor se va a cultivar en una vida ordinaria, en lo cotidiano, en lo común, donde lo extraordinario está dentro de lo ordinario…


Comparto con ustedes la homilía que un sacerdote de los Altos de Jalisco, preparó para Felipe y Lupita, dos jóvenes que hace una década unieron sus vidas, y lo hago con la intención de abonar al sentido real de la vida en pareja, de la unión amorosa y generosa de un hombre y una mujer.

Quiero iniciar, por el principio, por lo que es el proyecto inicial de Dios para el hombre... Narrado en el Génesis:

El hombres es creado del polvo, pero,
se le ha dado el Espíritu de Dios,
Dios le ha insuflado su aliento, 
es polvo pero con un álito divino,
polvo en el que Dios ha trabajado… 

El hombre es el culmen de este mundo… es principio y centro: es el primero de las obras de la creación…

Dios presenta al hombre los vivientes (los animales) y el hombre los acoge bajo su cuidado, pero sin hallar reposo ni auxilio en ellos...

Dios, ciertamente,  alienta el fondo, pero el hombre habita solo, en medio de un jardín de solitarios: trabaja sobre el campo, domestica ya animales, pero al fin sigue perdido en su interior, sin nadie que le ofrezca compañía o respuesta...

Se siente amenazado por la experiencia original de soledad (la soledad existencial) que se encuentra rondándolo…

Dijo Dios: “NO es bueno que el hombre esté solo…”

¿De qué le sirve al hombre ser culmen y señor de la creación? ¿De qué le sirve su trabajo, sus fatigas… cuando se siente sólo, sin compañía, sin posibilidad encuentro… sin posibilidad de diálogo, de comprensión e intimidad?

Diría el poeta, en su momento más alto de crisis en su vida: “Para qué escribir, si no tengo a quién dedicarle mis poesías, a quién dedicarle lo más profundo de mis pensamientos, sentimientos, aspiraciones, ilusiones y deseos…” 

Diría el escritor mexicano: “Recordando el momento más crudo del sentimiento de Adán, cuando la mujer (compañía) es sólo una aspiración: Eva soy, pero estoy solo…”

El hombre: Solo era un humano (ha-adán: un género, no una persona) irá haciéndose personal al descubrirse y realizarse en compañía, como varón y mujer…

Se da un proceso de desdoblamiento y encuentro, donde se crean y configuran varón y mujer como humanos en relación. El varón descubre su identidad (se descubre así mismo) en la mujer y la mujer en el varón.

No es uno al lado de otro, ni el uno contra el otro… Son el uno para el otro…

Los hizo diversos pero semejantes, diferentes pero complementarios…

Dios nos creó con una capacidad maravillosa de tener intimidad,  cercanía y encuentro con nosotros mismos, pero… cuando nos encerramos en nosotros mismos, esto nos abre las puertas al abismo de la soledad… que nos recuerda constantemente que no somos autosuficientes, que nuestra vocación es estar en relación, y en esa relación nos encontramos a la vez con nosotros mismos…

Diría el místico: San Juan de la Cruz: “…Hay amor que solo se cura con presencia y figura…”

Y el otro poeta: “…El amor no se contenta con la presencia, quiere la unión…”

Adán sabe quién es él solo cuando está frente a Eva, su identidad se la da el amar y sentirse amado (ya no está perdido en sí mismo, en su interioridad)…

El hombre se siente Adán cuando está  en el corazón de  Eva…

Dice el poeta que: “…un hombre no es completamente hombre mientras no oye su nombre de labios de una mujer, de la cual, se siente amado…”

Todos necesitamos que alguien nos lleve en su corazón… no podemos ser nosotros mismos hasta que otra persona nos afirma... Y solo a la persona a la que nuestra bondad puede mover interiormente puede afirmarnos…

Nos volvemos como nuestro yo verdadero cuando vemos nuestra bondad reflejada en los ojos de la otra persona que nos ama…

Yo afirmo, a otra persona cuando reconozco que es buena, que vale la pena  y que es digna de ser amada precisamente por ser como es, y punto…

Es decirle: Está bien que seas como eres; puedes ser de esa manera; no hay nadie como tú; eres única…

Es decirle: Quiero sentirte dentro de mí, en lo más íntimo… quiero estar dentro de ti en lo más íntimo (Ser afirmados)

Es un escuchar: tú estás bien, tu mundo está bien y yo quiero estar contigo dentro de tu mundo, me identifico contigo…

Lleva a sentirse amado tal y como eres, sin tratar de componerte ni compararte…

… es permitir que te amen sin importar que sucede…

Lo más valioso de la vida, solo lo aprendemos de verdad cuando lo vivimos…

A la gente le gusta que las historias tengan un final feliz… quizás,  como lo vemos en la mayoría de las novelas… tras superar él y ella, las muchas dificultades que se oponían a su amor,  acaben casándose y uniendo sus destinos para siempre… y vivieron felices para siempre… ¿algo que oponer a este final feliz? Simplemente, que no es el final.

La vida no termina ahí. El espectador quiere suponer que una vez juntos, los amantes vivieron felices… sin embargo, no ignora que la vida en común está expuesta a muchos peligros, tan grandes o mayores que aquellos que precedieron a la boda… el final de la película, era solo el inicio de una nueva etapa… debajo de la pantalla, debería estar escrito, aunque fuera con una tinta casi  invisible, y por ello, aunque pocos se dieran cuenta: Continuará…

A mí el seminario solo me preparó para hacer una opción por la vida consagrada… esta comunidad me ha ido formando un corazón de sacerdote…

La etapa del noviazgo que están terminando, solo los ha preparado para hacer una opción por la vida matrimonial, una opción el uno por el otro… pero inicia una nueva etapa, la etapa en que ya no solo serán algunos momentos en los que estén juntos… sino donde el amor se va a cultiva en una vida ordinaria, en lo cotidiano, en lo común, donde lo extraordinario está dentro de lo ordinario…

En el matrimonio no se trata de aguantar, no son muros, ni columnas… los seres humanos estamos llamados a algo más alto, a ser creativos, es decir, a crear en todo momento lo que prometemos crear –amor, fidelidad–… la fidelidad tiene un carácter creativo, no se trata de aguantar sino de ser fiel… Ejemplo: Persona que a los 25 años de casada le pregunta a su esposa: ¿Me amas? A lo que ella contesta: He lavado, planchado,  he hecho el aseo de la casa, la comida… durante 25 años… Pero, el vuelve a insistir, pero ¿me amas?

La intimidad, el amor,  no es solo dar es darse (es darnos a nosotros mismos)… dicho de otro modo, como dice la poeta mexicana: Para ti soy libro abierto…

En la etapa de la  identidad nos preguntamos ¿Quién soy? En la etapa de la intimidad nos preguntamos ¿quiénes somos nosotros? En la identidad me descubro a  mí mismo. Pero en la intimidad me arriesgo a perderme a mí mismo y a volverme a encontrar  amando a otro hasta que nuestros dos yo se conviertan en nosotros…

…esto sucede  cuando ambas personas tienen un yo que pueda soñar y una disposición a dejar que ese yo se convierta en un nosotros de sueños compartidos a la medida que sacan a la luz los dones uno del otro.
Cuanto mayor es el desarrollo humano de una persona, tanto más es capaz de vivir ya no por el otro, sino para el otro, en una entrega generosa de sí mismo…

Un buen matrimonio, no es el que está compuesto por dos personas perfectas… un matrimonio sano requiere de dos personas que han aprendido  a cuidar esas partes heridas de sí mismas y las partes heridas de su pareja… son capaces de dar lo mejor de sí mismos y ayudar a sacar lo mejor de su pareja… Esto lleva a la pareja a sentirse viva… a ser juntos… a que haya armonía, diálogo, comprensión y perdón… y sobre todo cariño y amor…

Esto hace que un matrimonio no sea indisoluble por la ley, sino porque el amor lo hace fuerte…
No dejen escapar el amor de sus vidas… hoy dicen que se aman con mucha pasión, que después no se lo digan solo rutinariamente, porque esto lleva al cansancio o al olvido…

Ustedes han sido para nosotros en los grupos juveniles, testimonio de entrega, responsabilidad, compromiso, generosidad, ternura, de deseos profundos de un mundo mejor y un dejarse buscar y buscar a Dios… marcó nuestras vidas…

Ojalá, ahora como pareja, sean un signo claro y limpio del Amor que no pasa ni se destruye…

Que aquel que es la fuente del Amor, la felicidad, la fidelidad, la paz y el consuelo los acompañe durante toda su vida…Por ello, hoy celebremos la fiesta del amor….

martes, 23 de agosto de 2016

¡Obrigado!

…Río de Janeiro, en medio de sus dificultades, hizo lo mejor que pudo para sacar adelante la justa olímpica y se presentó ante el mundo como una ciudad amable, alegre, hospitalaria, moderna y progresista, sin ocultar ni negar sus inconvenientes…


Inolvidables, competitivos, sofisticados, conmovedores, innovadores, sorprendentes, impactantes… Así suelen calificarse a los juegos olímpicos que cada cuatro años reúne a todos los países del orbe para participar en la mayor justa atlética, competencia que en sus orígenes pugnó por los más sublimes ideales: “Lo importante no es ganar, sino competir”. “Lo más importante en la vida no es el triunfo sino la lucha”. “Lo esencial no es haber vencido, sino haber luchado bien”. Y es que en pleno siglo XXI es posible que estos propósitos ya no sean vigentes por ser de lo más anticuado, ahora es otra mentalidad la que predomina. Bien lo dijo el gurú del optimismo y la excelencia, Miguel Ángel Cornejo que, “triunfar no es lo más importante, es lo único”. Y cómo no va a ser lo único si en este tipo de certámenes un puñado de naciones (las más desarrolladas) luchan vorazmente por las medallas, por batir e imponer marcas, por el reconocimiento y los honores para sus atletas, por las millonarias ganancias que dejan este tipo de competencias y benefician a muy pocos; además de ganar la ansiada presea, los atractivos incentivos económicos que conlleva traer una medalla a casa. Antaño el asunto era más personal, cuando uno y otro bloque político-económico llevaban la rivalidad al terreno de juego en territorio neutral, incluso boicotearse cuando la ocasión lo ameritaba.

Actualmente el panorama ha cambiado poco. Ciertamente vivimos en un mundo con mayores libertades y al mismo tiempo, responsabilidades. Las batallas que actualmente se libran no son entre hegemonías, ahora es contra el narcotráfico, el crimen organizado y el terrorismo en escala internacional. Hay un cúmulo de información asequible pero los problemas de siempre se agudizan como el cambio climático y su loable lucha por revertir el deterioro ecológico. En este contexto Río de Janeiro, en medio de sus dificultades, hizo lo mejor que pudo para sacar adelante la justa olímpica y se presentó ante el mundo como una ciudad amable, alegre, hospitalaria, moderna y progresista, sin ocultar ni negar sus inconvenientes. Los próximos juegos olímpicos del año 2020 serán en Tokio, Japón, ciudad que ya fue sede y tendrá la oportunidad de superar lo conseguido en su momento.

¿Qué decir de la participación de nuestros atletas en estos juegos olímpicos? Aunque se ganaron de última hora 5 medallas, muy valiosas y honrosas, no nos puede hacer olvidar que el representativo nacional estaba al borde de un escandaloso fracaso, regresar a casa sin ninguna medalla, eso es inaudito. Y es que la misma historia se repite cada cuatro años, para que el deporte mexicano sobresalga se le debe dar todo el apoyo… Los deportistas harán su mejor esfuerzo pero si los dirigentes siguen con sus mezquindades y falsas promesas, jamás se superará lo que se consiguió en 1968. Que no nos sorprenda que en los juegos paraolímpicos, nuevamente los atletas mexicanos pongan el ejemplo.

¿Con qué me quedo de estos juegos olímpicos? Con la tenacidad de los futbolistas al conseguir el galardón que faltaba en sus vitrinas y dar una de las mayores alegrías al pueblo carioca, con la “selfie” de las coreanas que simbólicamente unieron a las Coreas, con las agallas de las musulmanas que compitieron con un “hiyab” (velo que usan las mujeres para cubrir la cabeza); con la oportunidad de haber visto a dos leyendas del deporte Michael Phelps y Usain Bolt, con la creatividad de las ceremonias tanto de apertura y como la de clausura que no requirieron de millonarios presupuestos para asombrar a las multitudes, con las excelentes producciones de canal 11 y canal 22 que transmitieron los juegos olímpicos pero con otro enfoque, con la presencia del Cristo de Corcovado cuya imagen por sí sola evoca regocijo y misericordia para creyentes y no creyentes. ¿Usted, con qué se queda?

miércoles, 10 de agosto de 2016

Los juegos olímpicos y su cobertura televisiva

“Que las Olimpiadas animen a dar la buena batalla, terminar juntos la carrera, deseando conseguir como premio no una medalla, sino algo más precioso, la realización de una civilización en la que reine la solidaridad”.
Mensaje del Papa Francisco ante el comienzo de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.


Pese a la crisis económica, política, social y sanitaria que Brasil vive en estos momentos, los cariocas presentaron su mejor rostro al mundo en la inauguración de los Juegos Olímpicos teniendo como sede la ciudad de Río de Janeiro, el pasado 5 de agosto. Fue una ceremonia, que sin llegar a la majestuosidad de las aperturas olímpicas de Londres, Beijing, Atenas o Barcelona, logró cautivar a la audiencia con lo mejor que tiene: su música y el baile.

Sorprendió a propios y extraños el contundente mensaje ambiental al grado de que a los atletas se les repartió una semilla que introdujeron en unos cartuchos de tierra y que posteriormente serán plantados en el parque olímpico de Deodoro. Los brasileños no tuvieron empacho en hacer referencia a los colonizadores portugueses, los indios del Amazonas, las favelas y los esclavos, a los que se representó sin maquillar la historia: encadenados. Seguramente fue un beneplácito para el Papa Francisco y para los organismos internacionales, el desfile de una delegación de deportistas refugiados e independientes, símbolo de inclusión y espíritu solidario. En lo personal la ceremonia de inauguración de los juegos olímpicos me gustó, a tal grado de sentirme identificado por lo que nos hermana como región.

Cabe señalar que hace 48 años nuestro país también fue sede de unos juegos olímpicos, los primeros de América Latina. México también vivía apuros económicos, políticos y sociales, baste recordar la tragedia estudiantil de Tlatelolco en vísperas de la justa deportiva, pese a ello la contienda se desarrolló sin mayores contratiempos.

Por el lado de la transmisión televisiva de los juegos olímpicos, es la primera vez que no se sintonizarán en Televisa y en TV Azteca, ya que no poseen los derechos de difusión; solamente en los canales 11 y 22, en las televisoras públicas y en la televisión de paga se puede sintonizar. Ya imagino a algún productor ejecutivo del Ajusco o de Avenida Chapultepec, respingando o criticando las transmisiones de los juegos olímpicos: que si le faltan segmentos humorísticos, que cómo es posible que falten los “tacos de ojo” ya que son necesarios para atraer más audiencias, que si a este programa le faltó presupuesto por sus escenografías “deficientes” o criticando a ese comentarista desconocido que no le impregna “emoción” a su narración.

Ciertamente la gente no está prendida en su pantalla viendo noche a noche los resúmenes de la jornada olímpica, como no se transmite en Televisa o TV Azteca, así que chiste. A las televisoras no les afecta y siguen con su programación habitual y generando buenos ratings con sus producciones propias. Eso sí, ninguna alusión a los juegos olímpicos, ni siquiera los 6 minutos que el Comité Olímpico Internacional les concede a los medios no acreditados para transmitir información del magno evento. Una forma de boicotear a Carlos Slim, el mero mero de Telcel, que no les vendió los derechos y prefirió a las cadenas norteamericanas.

El papel de las televisoras que están difundiendo los juegos olímpicos, es meritorio. Por una parte ESPN refrenda todos los días su eslogan: “El líder mundial en deportes”… Se armó de un gran equipo de comentaristas y expertos en cada disciplina, gracias a la experiencia y liderazgo de José Ramón Fernández. Quienes han sorprendido son Canal Once y Canal 22 con propuestas interesantes, nada que ver con lo que presentaban Televisa y TV Azteca, no solo reportajes de color y análisis de los eventos deportivos, también han incluido secciones culturales e infantiles. Otra cosa más, no es necesario invertir en un set con lo último en tecnología y edecanes para presentar una revista deportiva nocturna, con creatividad e ingenio se pueden hacer cosas atractivas y vaya que estas televisoras lo están haciendo.

Por otro lado, Claro Sports ha hecho un esfuerzo por llevar los juegos a otro nivel, no solo en la pantalla chica con 4 canales, las 24 horas del día, también ha sacado provecho de la red de redes donde uno puede informarse donde sea y a la hora que sea del acontecer olímpico de manera gratuita a través de Claro Video. Sobra decir que las propuestas que le menciono no han quedado a deber, tiene un buen equipo de trabajo encabezados por Javier Solórzano y Alberto Lati.

Ojalá que en estos 17 días de fiesta deportiva nos traigan grandes hazañas, escenas conmovedoras y momentos de regocijo en un mundo convulsionado por la violencia. Estoy seguro que la figura del rabí de Galilea, que se encuentra en la cima del cerro del Corcovado, está más que complacido por la reunión de los hombres y mujeres de buena voluntad para ganar algo más que una medalla, algo más que la gloria y la fama…

jueves, 4 de agosto de 2016

Valores deportivos

…el verdadero atleta no debe dejarse arrastrar por la obsesión de la perfección física, ni ha de dejarse subyugar por las duras leyes de la producción y del consumo, o por consideraciones puramente utilitaristas y hedonistas…


El deporte es un instrumento de educación cuando fomenta elevados ideales humanos y espirituales, cuando forma de manera integral a los jóvenes en valores como la lealtad, la  perseverancia, la amistad, la solidaridad y la paz.

El deporte, superando la diversidad de culturas e ideologías, es una ocasión idónea de diálogo y entendimiento entre los pueblos, de elevación en la dignidad de la persona humana, como ocurre en las competencias internacionales, llámense juegos olímpicos de verano o invernales, los campeonatos mundiales de futbol o atletismo entre otros certámenes deportivos.

El deporte es seguramente uno de los fenómenos importantes que, con un lenguaje comprensible a todos, puede comunicar valores muy profundos. Puede ser vehículo de elevados ideales humanos y espirituales cuando se practica con pleno respeto de las reglas; pero no alcanza su auténtico objetivo cuando da cabida a otros intereses que ignoran la centralidad de la persona humana.

La actividad deportiva, además de destacar las ricas posibilidades físicas del hombre, también pone de relieve sus capacidades intelectuales y espirituales. No es mera potencia física y eficiencia muscular; por eso el verdadero atleta no debe dejarse arrastrar por la obsesión de la perfección física, ni ha de dejarse subyugar por las duras leyes de la producción y del consumo, o por consideraciones puramente utilitaristas y hedonistas.

El sentido de fraternidad, la magnanimidad, la honradez y el respeto del cuerpo, virtudes indudablemente indispensables para todo buen atleta, contribuyen a la construcción de una sociedad donde el antagonismo cede su lugar al agonismo, el enfrentamiento al encuentro, y la contraposición rencorosa a la confrontación leal. Entendido de este modo, el deporte no es un fin, sino un medio; puede transformarse en vehículo de civilización y de genuina diversión, estimulando a la persona a dar lo mejor de sí y a evitar lo que puede ser peligroso o gravemente perjudicial para sí misma o para los demás. Por desgracia, son muchos, y cada vez se van haciendo más evidentes, los signos de malestar que a veces ponen en tela de juicio los mismos valores éticos en los que se funda la práctica deportiva.

En efecto, junto a un deporte que ayuda a la persona, hay otro que la perjudica; junto a un deporte que exalta el cuerpo, hay otro que lo mortifica y lo traiciona; junto a un deporte que persigue ideales nobles, hay otro que busca sólo el lucro; junto a un deporte que une, hay otro que separa. Por otra parte, el deporte, a la vez que favorece el vigor físico y templa el carácter, no debe apartar jamás de los deberes espirituales a cuantos lo practican y aprecian. Según palabras de san Pablo, sería como si uno corriera sólo “por una corona que se marchita”. La dimensión espiritual debe cultivarse y armonizarse con las diversas actividades de distracción, entre las cuales se incluye también el deporte.

A causa del ritmo de la sociedad moderna y de algunas actividades deportivas, el cristiano podría olvidar a veces la necesidad de participar en la asamblea litúrgica del Día del Señor. Pero las exigencias de un descanso justo y merecido no pueden hacer que el fiel incumpla su obligación de santificar las fiestas. Por el contrario, en el día del Señor la actividad deportiva ha de insertarse en un ambiente de serena distensión, que favorezca el encuentro y el crecimiento en la comunión, especialmente familiar.

Postre
¿Castigo por no votar por el PRI en las elecciones del pasado mes de junio? No lo creo. ¿Escasos ingresos en las arcas de la nación que ya no permiten financiar el desarrollo económico y social de nuestro país? Eso sí me parece lógico, y es que el aumento del diésel y la gasolina permitirán captar mayores recursos económicos porque PEMEX ya no es una paraestatal rentable. De pilón también aumentó el precio del gas y de la luz eléctrica… ¿No que ya no habría más aumentos?

miércoles, 27 de julio de 2016

Cristo es nuestra paz duradera

Cuando el desánimo y la desesperación, la angustia y el miedo eclipsan nuestra paz, ahí se presenta Cristo para gritar el anuncio de la esperanza que no defrauda. Sólo en cristo resucitado encontramos la valentía de oponernos de manera solidaria a tantos males que nos afligen y la fuerza para hacer frente a la pérdida del sentido del pecado que niega la vida y vuelve perturbada e insegura la existencia cotidiana.


El deseo y el ansia por conocernos mejor, por descifrar el enigma del mal en nuestro corazón, la aspiración de poder discernir los fermentos de bien o de mal que se agitan en la vida; todo esto nos lleva a dirigir nuestra mirada interrogante en diversas direcciones. En ese lanzamiento de esperanza, preocupación, y sobre todo ilusión hacia el propio futuro nos encontramos con la Buena Nueva del Evangelio, donde la conciencia cristiana ha adquirido una fina sensibilidad y una aguda percepción de los fermentos de muerte, que están contenidos en el pecado.

Con las palabras evangélicas adquirimos sensibilidad y capacidad de percepción también para individuar estos fermentos en las múltiples formas asumidas por el pecado y en los tantos aspectos bajo los cuales se presenta. La pérdida del sentido del pecado que tiene su raíz en la conciencia moral del hombre y es como su termómetro, puede ser reencontrada en la Resurrección del Señor porque con ella se reestablece el sentido justo del pecado. Jesús se levanta victorioso del sepulcro para ofrecer a nuestro corazón turbado por tantas sombras que nos amenazan, la promesa de gozo y de paz.

Cuando el desánimo y la desesperación, la angustia y el miedo eclipsan nuestra paz, ahí se presenta Cristo para gritar el anuncio de la esperanza que no defrauda. Sólo en cristo resucitado encontramos la valentía de oponernos de manera solidaria a tantos males que nos afligen y la fuerza para hacer frente a la pérdida del sentido del pecado que niega la vida y vuelve perturbada e insegura la existencia cotidiana.

¡Cristo resucitó, verdaderamente resucitó! Este anuncio es el fundamento de nuestra esperanza; Jesús con su muerte venció la férrea ley de la muerte, extirpando para siempre su raíz ponzoñosa. Para todos, especialmente para los pequeños y los pobres, la resurrección de Cristo proclama la esperanza de la verdadera paz basada en los sólidos pilares del amor y de la justicia, de la verdad y de la libertad.

Como a los discípulos asustados y encerrados en el Cenáculo, Cristo nos repite: ¡Ánimo, soy Yo! Él está con nosotros hasta el fin del mundo ¿Por qué entonces tener miedo? Aunque nos parezca muy oscuro el horizonte, cada día renovemos el triunfo esplendoroso de Dios. Si los vientos nos son contrarios y obstaculizan nuestro camino, si se hace borrascoso el mar de nuestra historia ¡que nadie ceda al desaliento y a la desconfianza! ¡Cristo está vivo entre nosotros!

El don de la paz de Cristo resucitado es para todos, ahuyenta las tinieblas del miedo y de la tristeza, rompe las cadenas de la violencia y del odio. Los hombres podemos volver a creer, e ilusionarnos con la vida, porque hoy Dios nos ha mostrado en muchas ocasiones que el amor es más fuerte que la muerte.

viernes, 15 de julio de 2016

No cualquiera puede cocinar: Masterchef Junior México

El mundo suele ser cruel con el nuevo talento. Las nuevas creaciones, lo nuevo, necesita amigos. (…) En el pasado, jamás oculté mi desdén por el famoso lema del chef Gusteau's: “Cualquiera puede cocinar”, pero al fin me doy cuenta de lo que quiso decir en realidad: no cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lado.
Fragmento de la crítica de Anton Ego, en el filme Ratatouille (2007)


El pasado 3 de julio Alana Lliteras se convirtió en la primera Masterchef Junior México al vencer en la gran final a Yoel y Efanyz. Sin duda la versión infantil superó a la versión adulta del renombrado reality show de cocina, ya que generó muchas expectativas por las versiones que se han producido en otros países y en el nuestro no sería la excepción. Ciertamente a los niños se les trató con atención y respeto, no los ridiculizaron ni los exhibieron pese a los regaños y llamados de atención de los jueces, además se presentó al televidente un concurso que fuera lo más heterogéneo en representatividad social y cultural.

No cualquiera puede cocinar… como los chiquitines que a lo largo de 13 semanas empezaron por preparar cosas sencillas hasta alimentos más elaborados. No dudo que a lo largo de los días los niños fueran entrenados en aspectos elementales de las artes culinarias y que el aprendizaje se les facilitara gracias al gusto y al deseo de aprender y superarse, amén de las clases magistrales de los chefs invitados. Y si esto que le comento funciona en los niños, con mayor razón en los adultos. ¿Los empresarios mexicanos están conscientes de lo valioso que es el capital humano y destinan recursos para capacitar a sus nuevos trabajadores para que sean felices y productivos?

No cualquiera puede cocinar… en un reto de equipos con un grupo tan diverso en ideas y costumbres; pese a la falta de liderazgo, a la falta de orden y a la falta de trabajo en equipo, que en todos los desafíos se demostró, los chefcitos pudieron sacar adelante las viandas solicitadas. Sin embargo, ¿estos episodios son una muestra del México de hoy?

No cualquiera puede cocinar… como María, la concursante que semana a semana se sobrepuso al “no puedo”, que venció el desasosiego del “no sé”, la contendiente que luchó hasta para sonreír por un plato bien elaborado y presentado. No me sorprende que las críticas ácidas de los televidentes emergieran con comentarios fuera de lugar con un chocante “pero si está fácil”. Pues sí, seguramente es fácil pero para alguien que en su vida solo ha comido lo más elemental del cuadro alimenticio, no. Y todavía más, sus “compañeritos” en vez de apoyarla, la rechazaban, hasta creían que se hacía tonta para ganar. Y no le sorprenda que en la vida real las cosas sean así, donde muchos mexicanos que tienen muchas ganas de trabajar no sepan utilizar las herramientas de trabajo y los compañeros en vez de enseñar, se burlan o se jactan de su destreza.

No cualquiera puede cocinar… Como Efanyz y Melanie, como Yoel y Emiliano, como Jave y Camila, como Pablo y María, niños que a su corta edad ya preparan postres y antojitos por la influencia de mamá, de papá o de la abuela, incluso por la necesidad de apoyar económicamente en casa al trabajar en alguna fonda. Estos chamacos pueden ser fuente de inspiración para otros niños que en su mente rondará la idea de ser alguien en la vida, aunque no necesariamente chef. Ojalá que en la siguiente temporada de Masterchef Junior México, predominen los concursantes provenientes de la cultura del esfuerzo y no los “carita”, los “niños bien” o algún recomendado. Valdrá la pena apostar por las nuevas creaciones que pueden surgir de las condiciones modestas e impulsarlos a luchar por sus sueños, como lo logró Alana, aunque la chiquilla no es alguien que viva en condiciones humildes.

No entendí el papel que desempeñó la madre Flor en masterchef junior: ¿era nana, directora espiritual, asesora culinaria?

No es de mi agrado que Anette Michel sea la conductora, insisto, el chef Benito Molina tiene buenas tablas para llevar la batuta, como lo hizo el chef Gary Mehigan en Junior Masterchef Australia o como el afamado cocinero Gordon Ramsay en Junior Masterchef Estados Unidos.

Como en la edición adulta, la versión infantil no se salvó de las críticas de ser un fraude, en las redes sociales la gente puso en duda el triunfo de Alana al referir que es presunta sobrina de la conductora Anette Michel quien desmintió el parentesco, además se dijo que es pariente de un alto ejecutivo de la televisora del Ajusco cosa que no se ha negado…

Álvaro Cueva, en su sección “Surtido Rico”, que se publica en la versión electrónica del diario Milenio, asevera que la versión mexicana de masterchef junior es la mejor del mundo… ¡de ninguna manera! Aunque el analista de contenidos haya visto otras ediciones del renombrado programa de televisión, considero que la mejor es la de Australia por su seriedad, por el nivel de competitividad, por la calidad de la producción y por la diversidad de los chefcitos. Para muestra dejo las finales de ambos certámenes y compare:


Quedan estas reflexiones de la primera temporada del Junior Masterchef México, no son un examen a profundidad, ojalá en las aulas universitarias puedan hacer una análisis de contenido a fondo y publicar las conclusiones para que a los señores productores les ayude a mejorar la producción y cuidar los detalles, los más sutiles detalles.

sábado, 28 de mayo de 2016

Doce cartas a Dios Padre, doce cartas a Dios Hijo

En lo personal me agradaron los textos del sacerdote jesuita, ojalá estas cristologías estén al alcance de todos, del hombre y la mujer de la calle, que no sea el patrimonio de unos cuantos.


Por los pasillos de la Universidad Iberoamericana Puebla hay un par de vitrinas que expone textos de divulgación y creación literaria que la casa de estudios publica para su venta a la comunidad universitaria y al público en general, me llamó la atención un par de libros: “Doce cartas sobre Dios” y “Jesús el Galileo, doce nuevas cartas”. Sin más los adquirí y me sorprendió la sencillez con que el autor se refiere a Dios, al rabí de Galilea, la religión y la espiritualidad.

David Fernández Dávalos, autor de estos magníficos escritos, mediante un dialogo epistolar con Alo, un joven universitario embarcado en una aventura espiritual a través de la religión oriental, le comparte su descubrimiento personal de Dios y de Jesús de Nazaret en el contexto del mundo actual. La lectura de las misivas son ágiles, sugerentes, conmovedoras, libres de dogmas o aburridas disertaciones teológicas.

Considero que estos textos pueden ser un bálsamo para aquellos que creen que otro Dios es posible, puede ser un choque para las personas cuyas convicciones religiosas permanecen inalteradas, una certeza para quienes han experimentado a Dios con corazón de padre y entrañas de madre y que temían expresarlo abiertamente. Para ello presento algunas ideas que el autor formula en las “Doce cartas sobre Dios”:

Carta primera. Una invitación: “Deseo entablar contigo una serie de conversaciones a propósito de Dios, de la religión, de la espiritualidad. Pienso darle forma de cartas dirigidas a ti, si no te importa; o a alguien que lleve otro nombre, pero que seas tú.”

Carta segunda. A Dios lo experimentamos todos: “Dios se muestra a toda la humanidad, de diversas maneras, en distintas circunstancias y en distintos moldes culturales. Se experimenta en la relación humana, con los demás y con uno mismo.”

Carta tercera. ¿Cuál es el Dios verdadero?: “Se mira desde los ojos de los más pobres, de los que sufren y de los marginados de esta sociedad. El Dios del culto o la ortodoxia, de ninguna manera muestran el verdadero rostro de Dios.”

Carta cuarta. ¿Dios guarda silencio?: “Dios no es un Dios mudo, habla en el silencio, a través de sus profetas antes y ahora, en la gente sencilla que busca un porvenir.”

Carta quinta. Dios y el mal en el mundo. “Somos los hombres y las mujeres los que hemos fraguado las grandes tragedias y los grandes cataclismos de la historia. A veces por abuso de la naturaleza, a veces por mero deseo de preeminencia sobre los otros.”

Carta sexta. Dios es también mujer: “Si Dios es también mujer, entonces el potencial humano de las mujeres es ilimitado, tienen entonces la razón y el derecho para esperar que la humanidad con sus pesadas cargas y sus bendiciones sean también para ellas y no solo para los hombres.”

Carta séptima. Dios es amor: “Lo primero que nos enseñan en el catecismo, y que en realidad se nos queda grabado para toda la vida, es que Dios es amor. Un poco más tarde nos hablan de cosas terribles como el infierno o nos amenazan con castigos impuestos por Dios si no hacemos lo que los adultos nos dicen. Y entonces uno empieza a razonar: Pero si Dios es un Dios de amor, no creo que mande a nadie al infierno. Pero uno se desconcertaba bastante cuando lo amenazaban con aquello de que Dios te va a castigar”.

Carta octava. Dios es comunidad: “A Dios se le comprende y representa en el mundo mediante grupos y formas participativas en relación, y no, en cambio, por formas autoritarias en las que sigue solo la voluntad de un jefe. Dios es una comunidad de personas plurales.”

Carta novena. Dios y la pluralidad: “Es necesario tener la osadía de ver el mundo desde otras perspectivas. Si una religión es auténtica, debe poner las condiciones para que todos podamos escuchar la voz de Dios en nuestra vida.”

Carta décima. Dios y la muerte: “Frente a la muerte, a la hora del crepúsculo, comprendemos finalmente que la vida no tiene mayor secreto que vivirla. Que la propia existencia no puede ser tomada demasiado en serio porque es un regalo. Y eso nos hace libres y humildes, lejanos del mareo del poder y del prestigio. [...] La muerte no duele, no es más que un súbito apagón, sin memoria, sin recuerdos, sin rencores. Sé que la muerte es no ser y que, por eso, una vez muerto, la muerte no existe.”

Carta undécima. Dios en la posmodernidad: “De nada vale hablar hoy de Dios de manera doctrinal, puesto que todas las certezas se encuentran profundamente cuestionadas.”

Carta duodécima. Dios es misterio inabarcable: “Tratar de definir a Dios en una centena de páginas es una enorme estupidez [...] Hablar de Dios requiere de una gran audacia, que pudiera ser simple desvergüenza si las palabras no son dichas con una genuina humildad [...] Creo en el Dios verdadero: el que protege la vida realmente existente, el que quiere el bien de toda la humanidad sin distingos, el que nos cubre con su designio amoroso.”

Cabe señalar que cada una de las cartas va acompañada de una anécdota o suceso en la que el autor lo vincula con Dios y cómo se manifiesta a través de los acontecimientos.


Ante el éxito que supuso “Doce cartas a Dios” (más de tres reimpresiones), David Fernández consideró oportuno hablar de Jesús, el rabí de Galilea, sin clichés, a la luz de los tiempos modernos, aportando una relectura del Evangelio a partir de las actuales circunstancias mundiales y culturales. Si los extractos de las cartas cuestionaron sus creencias, los siguientes podrían provocar profundas cavilaciones. Veamos:

Carta primera. El Jesús de la historia: “…la interpretación que se hace de la vida de Jesús cambia necesariamente con el paso del tiempo, porque depende del contexto en el que se hace. No es lo mismo leer los hechos y dichos de Jesús en la Edad Media que en las sociedades democráticas del siglo XXI. […] ¿De manera que hoy tenemos que predicar un nuevo Jesucristo, porque el de siempre no se ajusta a las necesidades del hombre y la sociedad modernos? […] Para poder predicar al Jesucristo de siempre debemos despojarlo del ropaje del pasado, quitarle lo accesorio, lo que el tiempo ha venido colgando en su persona y dejar, en cambio, lo esencial, lo verdaderamente perenne.”

Carta segunda. El Dios de Jesús: “Jesús revela a Dios como Padre […] de hecho lo llamó  Abbá […] Jesús es el primero en llamar de esa manera al Dios que en el Antiguo Testamento aparecía como el ‘Dios de los ejércitos’. El cambio de visión es evidente. […] Si Jesús habló como papá y no como mamá fue por mera circunstancia cultural. Las mujeres no era relevantes entonces para la mayoría de las personas. El mensaje no hubiera sido comprendido o hubiera sido rechazado francamente. Pero, en el fondo, de lo que Jesús hablaba era de un Dios que es papá y mamá al mismo tiempo”.

Carta tercera. Jesús y el reino de Dios: “Jesús no vino a juzgar ni a condenar a nadie. El Reino que Jesús anuncia y realiza acoge a todos, no hace acepción de personas. […] Para Jesús, y desde él para todos nosotros, predicar el Reino es ayudar a los demás a ser felices y luchar contra el mal. Es sanar, quitar el dolor, consolar, acoger, reivindicar, sumar, proteger. Y la primera invitación o enseñanza que podemos extraer de la observación de Jesús y de su trabajo por el Reino es la necesidad de recuperar nuestra propia sensibilidad frente a los que sufren y son excluidos; acercarnos a ellos para saber cómo servirlos; hacernos uno con ellos para transformar este mundo roto en un mundo de hermanos”.

Cartas cuarta. Jesús y la conversión: “Jesús no pide arrepentimiento ni penitencia, pide opción por el Reino, por la vida, por la justicia, la fraternidad, la solidaridad. Demanda que veamos hacia adelante, no hacia atrás. A Jesús no le interesa el pasado pecaminoso de alguien; solo le interesa la posibilidad de un futuro diverso. No juzga ni condena. […] Los cristianos vivimos en continua conversión, siempre queriendo ir hacia la justicia, siempre queriendo construir el Reino, siempre yendo contra el propio querer e interés.”

Carta quinta. Jesús y el llamado a seguirlo: “El miedo nos hace apegarnos a situaciones, cosas, personas. La inseguridad nos hace tener apegos. El apego crea ansiedad. El llamado a seguir a Jesús es un desafío a nuestra libertad. Es una invitación a vivir siempre abierto, siguiendo al viento, para mirar al mundo siempre con ojos nuevos.”

Carta sexta. Jesús y su pasión: “Se dice, por ejemplo, que Jesús tuvo que sufrir para redimir nuestros pecados; que con cada falta que cometemos contribuimos más al sufrimiento de Jesús; que para salvarnos es necesario sufrir en esta vida. Todo esto es completamente falso. […] Lo que a Dios agrada no es el sufrimiento, sino la actitud con que éste se asume. Jesús se comprometió a hacer desaparecer el sufrimiento de la historia y del ser humano: ‘los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y la Buena Nueva llega a los pobres´ (Mt 11,2-6)

Carta séptima. Jesús y la resurrección: “Una experiencia de Resurrección es cuando vives la esperanza a pesar del fracaso, o cuando conservas la alegría en medio de las dificultades. Es cuando entiendes que más allá de lo que ves y experimentas, existe un sentido oculto, que todo lo trasciende y sostiene. […] La resurrección trae paz y esperanza. Y todo cristiano tendría que preguntarse qué tanta paz tiene, qué tanta esperanza lo anima, y a dónde lo conduce. Porque ¿cómo puedo tener esperanza en Dios que no veo, si no la tengo en lo que sí veo? La esperanza, ultimadamente, es lo que nos hace fuertes en medio de la lucha y la dificultad”.

Carta octava. La encarnación: “Dios decidió en Jesús, el Galileo, hacerse presente en el mundo para salvar al género humano. Dios sigue decidiendo estar presente en el mundo de hoy, en el infierno de hoy, para hacer redención. Ésta es la estructura del cosmos entero: es la acción constante de Dios que sostiene y salva. Y esto se nos revela en Jesucristo.”

Carta novena. Jesús y su presencia en el mundo: “Los hombres y las mujeres tenemos en nuestras manos nuestro devenir, nuestro porvenir y el destino del mundo. Y en ese destino Dios se juega su suerte. Esta es la dramática profundidad de la revelación de Dios en la encarnación. […] Dios está presente en todos lados. Dios no está allá, en el cielo, sino que está aquí, en la única realidad que existe. […] Dios trabaja en el cosmos, sosteniéndolo, dándole un sentido, animándolo. Jesús lo dice claramente: ‘mi Padre también trabaja’. Con este dicho y al trabajar en sábado, Jesús rompe otro de los grandes dogmas de Israel: que Dios descansa”.

Carta décima. Jesús y el proyecto de vida: “El concepto de felicidad que hoy circula hoy como moneda corriente está ligado a la falsa concepción de la vida según la cual, el ser humano, cambiante por naturaleza, puede llegar a un estado más o menos estático de satisfacción permanente. Eso es falso. La felicidad no es la meta; en todo caso es el camino.”

Carta undécima. Jesús y el compromiso en la historia: “Jesús ve en los más necesitados, en los pobres y los excluidos a los redentores de la historia, a los privilegiados del Reino de Dios, en oposición a los privilegiados de este mundo. Un proyecto histórico de inspiración cristiana, por tanto, ha de tomar seriamente en cuenta la situación de las minorías sociales excluidas y las necesidades de las mayorías empobrecidas, y a ellas ha de responder.”

Carta decimosegunda. La misión en el mundo de hoy: “…el mundo roto requiere ser enmendado y preservado para las generaciones actuales y futuras; porque todavía existen grupos humanos avasallados que demandan solidaridad y respeto. […] mi Iglesia católica se ha alejado de las nuevas generaciones, de los jóvenes como tú. Ha estado más preocupada por la unidad institucional y por la ortodoxia, y menos dedicada al anuncio del Reino. Con esto se ha olvidado de ir al mundo y sigue echando las redes del mismo lado de la barca.”

En lo personal me agradaron los textos del sacerdote jesuita, ojalá estas cristologías estén al alcance de todos, del hombre y la mujer de la calle, que no sea el patrimonio de unos cuantos.

Los textos los puede adquirir con toda seguridad en las librerías San Ignacio Buena Prensa y en los campus de la Universidad Iberoamericana ya sea en Puebla, Ciudad de México (Santa Fe), León, Tijuana, Torreón, Guadalajara (ITESO) Acapulco (Universidad Loyola del Pacífico) y Oaxaca (Ayuuk-Mixe)

Acerca del autor
David Fernández Dávalos, sacerdote jesuita de la Compañía de Jesús. Licenciado en Filosofía y Ciencias Sociales por el Instituto Libre de Filosofía y por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) de Guadalajara, Jalisco, institución de la que fue rector de julio de 1998 a enero de 2002. Licenciado en Teología por el Colegio de Estudios Teológicos, de la ciudad de México. Maestro en Sociología por la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

De 1990 a 1994 fundador y Director del Movimiento de Apoyo a Niños Trabajadores y de la Calle (MATRACA), A.C., en la ciudad de Jalapa, Veracruz. De 1994 a 1998 fue Director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, A.C. Premio Human Rights Watch 1996. Miembro del International Council on Human Rights Policy, con sede en Ginebra, Suiza, entre octubre de 2000 y mayo del 2012. De junio de 2008 a julio de 2013 fue rector de la Universidad Iberoamericana Puebla y a partir de junio del 2014 es rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Colaborador editorial en El Gráfico y El Universal de 1994 a 1998. Escribió la columna Contrapunto en el diario El Independiente desde su fundación hasta marzo de 2004. Autor de diversos libros como “Malabareando. La Cultura de los Niños de la Calle”; “Este es el Hombre. Vida y Martirio de Miguel Agustín Pro”; “Educación y Derechos Humanos; “Ignacio Ellacuría: vida, pensamiento e impacto en la universidad jesuita de hoy”.