domingo, 15 de septiembre de 2019

Para los que no pudieron ir a Misa...



El evangelio del día corresponde a la lectura de Lucas 1, 1-32 pasaje que narra 3 parábolas: la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo.

domingo, 1 de septiembre de 2019

375 años del Seminario Palafoxiano

Hemos vivido 55 años en este precioso edificio, sus once rectores posteriores se han esforzado, bajo la dirección episcopal de Víctor Sánchez, en la complicada tarea de los equilibrios entre la apertura doctrinal y pastoral al mundo y la sólida formación espiritual de los alumnos que se preparan para ser testigos del amor de Dios ante los hombres.


Por Pbro. Lic. Rogelio Montenegro

Don Juan de Palafox entendió que el seminario debía ser la razón tangible de sus proyectos pastorales, el corazón de su Diócesis y el colegio apostólico que pudiera sostener sus sueños misioneros para hacer presente el Evangelio. Por eso, el 22 de agosto de 1644, funda propiamente el Colegio de San Juan como Seminario Conciliar, dotándolo de bellos edificios colaterales a la Catedral para completar la esplendidez urbana de la Puebla de los Ángeles. Primero el Rey y luego el Papa Inocencio X, aprueban y aplauden dicha obra que unida más tarde al Colegio de San Pablo, a la Biblioteca y a la Escuela de Teología de San Pantaleón, conforman la levítica calle de nuestro orgulloso centro histórico.

Incomprensiones históricas, revueltas irrespetuosas de lo sacro, rescoldos criollos de la Revolución Francesa, despojan primero a la Iglesia de sus edificios en 1867 y en 1914 después, para que nunca volvieran a sus manos, y ahora alojan pacíficamente administraciones públicas, entre las honorables la Casa de la Cultura, mientras tanto el Seminario, portando los pendones heráldicos de Palafox, ha sobrevivido en los anexos de San Juan de Letrán en el portal lateral del Teatro Principal, junto al Templo de San Pablo de los Frailes en el edificio contiguo a la Cruz Roja actual, en casas parroquiales rurales y en muchos sitios según el fragor de las políticas y de las guerras intestinas de nuestro país.

Al lado del templo de Belén, el primer Arzobispo de Puebla, Ramón Ibarra y González, logró redimensionar los alcances académicos de nuestra institución, creando de sus contexturas, la Universidad Pontificia con variadas facultades. Finalmente, el 13 de diciembre de 1919 se instala una vez más nuestro Seminario en el Colegio Jesuita del Sagrado Corazón donde persistió aún entre la pólvora cristera y las deficiencias propias de los vaivenes sociales.

Don Octaviano Márquez, quinto Arzobispo, se afanó por edificar un espacio abierto y pedagógico en consonancia con los tiempos modernos y con las exigencias ecológicas adecuadas a las juventudes de este histórico semillero, creando un gran recinto de cristal abierto a la luz y al tiempo, que inauguramos el 6 de agosto de 1964. Le tocó a quien fuera arzobispo de Puebla, Rosendo Huesca, y a su equipo, la difícil tarea de leer las constituciones y decretos del Concilio y abrir posibilidades de comprensión tanto en la conciencia de maestros como de alumnos.

“Necesitamos una verdadera renovación, cambiar de casa es una oportunidad para cambiar de actitudes, no cambiemos simplemente nuestros pecados de domicilio” fueron sus palabras inaugurales. Faltaba un año para que terminara el Concilio. Los tiempos siguientes fueron difíciles para toda la Iglesia: había que ir conformando lo doctrinal y por lo tanto todos los esquemas educacionales, a las nuevas directrices.


Lumen Gentium trazó perspectivas generales de una eclesiología más fundamentada en las páginas bíblicas del pueblo de Dios, dejando menos relieves a la Iglesia jerárquica. Gaudiem et Spes abrió la ventana al mundo, se dio cuenta del drama de la disyunción entre Evangelio y Cultura, entre actitudes veteromonacales y las primordiales exigencias del milenario mandato: “Id y haced discípulos”.

Hemos vivido 55 años en este precioso edificio, sus once rectores posteriores se han esforzado, bajo la dirección episcopal de Víctor Sánchez, en la complicada tarea de los equilibrios entre la apertura doctrinal y pastoral al mundo y la sólida formación espiritual de los alumnos que se preparan para ser testigos del amor de Dios ante los hombres.

El Padre Antonio González Bañuelos, su actual Rector, sabe que la presencia de su Santidad Juan Pablo II en nuestro Seminario en febrero de 1979, para inaugurar la III Conferencia Episcopal Latinoamericana y pronunciar su histórico discurso sobre la verdad del hombre y de la Iglesia, marcó derroteros para leer las pulsaciones e inquietudes de una Iglesia viva, y que la Exhortación Apostólica “Os daré pastores”, vino a clarificar más las líneas y las exigencias de una educación sacerdotal para nuestro tiempo.

El Seminario Palafoxiano, con sus 375 años de historia, ha sembrado espacios de reflexión, preparando a mucha gente para todos los quehaceres de la vida social, políticos, escritores, dramaturgos y sacerdotes que han estado presentes en la historia de nuestro país en momentos álgidos como la Independencia y en las decisiones cruciales del progreso de muchas comunidades.

La Iglesia de Jesucristo tiene mucho que decir al mundo contemporáneo, pero hay que buscarle nuevos giros lexicales a su dicción secular; hay que cargar de contenido las palabras y bombardear los núcleos de las conciencias dándole un lugar central y vivencial al Maestro, tanto en la investigación bíblico-teológica, como en las celebraciones litúrgicas y en los compromisos de todos los días. Se trata de marchar al ritmo de los hombres.