miércoles, 21 de marzo de 2012

Ratzinger en México

…los mexicanos queremos escuchar la voz del pastor que nos conforte y aliente con sus palabras, que nos oriente, que nos contagie de certezas, que aliente la esperanza y la unidad, que no tengamos miedo…

Padre Joseph, este fin de semana estarás en nuestro país, entiendo que vienes como embajador y mensajero de paz, la jerarquía eclesiástica mexicana insiste que tu visita es eminentemente pastoral y no tiene propósito político alguno, tal y como sugieren algunos analistas.

Supongo que para tu periplo te documentaste acerca de las condiciones económicas, sociales, culturales y políticas de nuestro país, en este último punto seguramente no ignoraste que México vive un año electoral y tu estancia será precisamente días antes de que inicien formalmente las campañas. Considero que habría sido mejor que vinieras después de las elecciones, cuando los ánimos estuviesen sosegados, no generarías tantas suspicacias. Verás a Peña Nieto, a Vázquez Mota, a López Obrador, los candidatos a ser el jefe máximo de las instituciones aprovecharán tu estancia para salir en la foto contigo y ganar algunos votos, sumar simpatías.

Pero eso no es todo, mucha gente está disgustada porque no irás a la casita del Tepeyac a saludar a Lupe, tu equipo alega tu estado de salud; que si la altura, el clima, la alimentación… Tal vez si hubieses organizado tu tiempo habría valido la pena que te persignaras en el santuario de la Morenita y de paso afianzar la confianza y el cariño de los mexicanos, al mismo tiempo habrías generado más entusiasmo por tu visita, tanta propaganda aquí y allá no encandila, no te culpo, no tienes el carisma de Juan Pablo II y prefiero que seas tú mismo, sin poses. En cambio, elegiste un lugar emblemático para los católicos de antaño y de ahora, cerca del Cristo de la Montaña, el Cubilete, sitio que evoca la cruenta guerra cristera, ojalá que con tu ingenio y sensatez puedas darle un corolario para que ese lugar deje de ser una aciaga referencia.

Y para colmo, los inconformes. Con tu antecesor no sucedió, contigo sí, al igual que en España hay grupos que se han opuesto a tu visita en el sentido de que los gobiernos, tanto estatal como municipal del Estado de Guanajuato, han hecho desembolsos excesivos para tu estancia, con cargo al erario público, dineros que con justa razón deben ser destinados para obras y quienes deben sufragar los gastos son tus colaboradores, los obispos de México. Con tal de que todo quede impecable, el poder civil y el poder eclesiástico unen esfuerzos.

Sabes Padre Joseph, desearía poder estrechar tu mano, desearía poder decirte cara a cara “Dios bendiga tu ministerio”, desearía que escuches a las víctimas de pederastia de México y los consueles, desearía que arroparas a las víctimas del crimen y el narcotráfico, desearía que pudieras abrirte paso entre la multitud sin guaruras ni papamoviles de por medio como lo hizo el rabí de Galilea cuando predicaba en los pueblos pero no se va a poder, la rudeza del Estado Mayor Presidencial hará imposible aquellos deseos, resguardarán tu seguridad y, siendo el Vicario de Cristo, el Sucesor de Pedro con mayor razón. Me disgusta el exceso de seguridad que ya se ve en las ciudades de Silao, León y Guanajuato, blindadas, lamentablemente necesario, no sea que los malosos intenten hacer alguna tarugada y tu visita se convierta en tragedia griega. ¡Ni lo permita Dios!

Está demás que lo diga pero te pido que en tus homilías nos hables de Dios, que apliques el evangelio a situaciones de la vida real, no tengas empacho en alzar la voz cuando sea oportuno y al mismo tiempo te pronuncies con sencillez. No aproveches el púlpito para reivindicar o demandar derechos para la Iglesia católica: que si la libertad religiosa, que si la educación religiosa, que si debe tener sus propios medios de comunicación… No, los mexicanos queremos escuchar la voz del pastor que nos conforte y aliente con sus palabras, que nos oriente, que nos contagie de certezas, que aliente la esperanza y la unidad, que no tengamos miedo.

La invitación que un día fue entregada y meticulosamente estudiada, en las próximas horas se hará realidad cuando visites México por primera y única ocasión, estaré atento a los pormenores y confío en el propósito de tu viaje, eminentemente pastoral. Pese a todos los avatares, bienvenido seas Padre Joseph.

lunes, 12 de marzo de 2012

Extorsión telefónica

La culpa de la delincuencia no es la pobreza, ni las circunstancias adversas en la vida, ni la falta de trabajo pagado, existe mucha gente modesta con la dignidad de la honradez y en cambio muchos individuos con la agudeza de la transa y la mentira.

Con la impotencia en las manos muchas familias de nuestra ciudad y del estado se han visto afectadas por el contacto telefónico. En estas llamadas los delincuentes extorsionan a las víctimas con amenazas, engaños, falsas promesas u otras maneras de expoliación: inventan secuestros a familiares, mienten colocando a los miembros de la familia en asuntos alarmantes como accidentes, detenciones, necesidades, etc. Lo último ha sido el caso en el que establecen contacto telefónico e informan que alguien ha contratado sus servicios para secuestrar a determinado miembro de la familia pero, aduciendo que no les interesa hacerlo piden “porque han tenidos gastos”, determinada cantidad que puede variar para no privarlo de su libertad o también aseguran que tienen en la mira a un pariente y de no recibir la cantidad solicitada, procederán a privarlo de su libertad...

¿Cuáles son los límites de la delincuencia? ¿Qué más podemos esperar de la gente sin escrúpulos, de las bandas delictivas perfectamente organizadas y que siempre descubren nuevas formas para cometer ilícitos que les generen jugosos beneficios? No podemos permitir que esto siga ocurriendo, detengamos el clima de inseguridad que se abalanza sobre nuestra sociedad. Muchos ciudadanos vemos con desaliento y desanimo como se esfuman las posibilidades y los sueños de una comunidad donde nos cuidemos unos a otros, donde aunque desconocidos, exista la preocupación mínima por la seguridad ajena. En esto debe recaer la atención de quienes tienen la responsabilidad de la paz comunitaria, de aquellos que son garantía de autoridad y representatividad social: no permitir que nadie amedrente a nuestras familias.

La culpa de la delincuencia no es la pobreza, ni las circunstancias adversas en la vida, ni la falta de trabajo pagado, existe mucha gente modesta con la dignidad de la honradez y en cambio muchos individuos con la agudeza de la transa y la mentira.

Ya basta de la incapacidad para guardar el orden, ya basta de que la autoridad pierda credibilidad moral porque no se quiere combatir la corrupción y la deshonestidad. Estamos hartos de vivir en el temor, con la idea de convertirnos en la “estadística del día” sin más esperanza que la prontitud de la demagogia que se lava las manos ante la víctima del delito. Es hora de que los ciudadanos no bajemos las manos y seamos más inteligentes y astutos que los agresores para impedir el delito y, de ser posible, desenmascarar a los delincuentes.

La seguridad pública es cuestión de todos los días, no permitamos que nadie nos arrebate la paz y la tranquilidad. ¡Somos superiores a los delincuentes!

lunes, 5 de marzo de 2012

De panzazo

Otro elemento que no fue incluido en el documental y que habría sido valioso es el de las cuotas; los hay para festivales, exámenes, entrega de documentos, adquisición de artículos de limpieza… ¡Ni que fuera escuela de paga!

Los padres de familia de nuestro país se esfuerzan para que sus hijos estudien, no importa si es en la mañana o en la tarde pero que vayan a la escuela porque no quieren que sus vástagos corran la misma suerte que ellos, que les vaya mal en la vida por no instruirse. Para los progenitores prepararse significa asegurar un mejor porvenir, los casos de éxito así lo demuestran pero no todos corren con la misma suerte… Muchos, por necesidad, desertan; otros, pese a abandonar la escuela, paradójicamente les va mejor en la vida.

Con este panorama, que no es para acongojarnos, inicia el documental que se exhibe en las salas de cine de nuestro país, “De panzazo”, filme que revela por qué está tan mal la educación en nuestro país, no se inclina por señalar a un culpable (alumnos, maestros, padres de familia, directivos, sindicato y el ministerio), es el sistema lo que ha propiciado que no existan avances, pese a ello egresan buenos médicos, abogados, ingenieros y una amplia variedad de profesionistas.

El documental, con una duración aproximada de una hora con treinta minutos, permite conocer mediante los testimonios de alumnos, maestros, padres de familia, planteles educativos y expertos en la materia, por qué están tan mal las cosas: Aulas sobrepobladas, planteles funcionando con deficiente equipamiento, ausentismo magisterial, la promesa sexenal de mejorar la educación, negativas de los profesores a ser evaluados, entre otros factores, indican el por qué el quebranto del sistema educativo.

Otro elemento que no fue incluido en el documental y que habría sido valioso es el de las cuotas; los hay para festivales, exámenes, entrega de documentos, adquisición de artículos de limpieza… ¡Ni que fuera escuela de paga! Y hablando de colegios particulares, de quienes se supone tienen mejor nivel académico, no se salvan de la problemática, son exhibidos en el filme. A los chavos, tanto de una escuela privada como de gobierno, les pusieron de prueba realizar una operación aritmética y ninguno de ellos acertó el resultado correcto… Cabe señalar que la mayor parte del presupuesto destinado al sector educativo es para pagar los sueldos de los maestros y una pequeña parte para infraestructura. A los maestros se les descuenta una parte de su sueldo que va a las arcas del sindicato… ¿Qué hace con tanto dinero?

El filme, en términos mediáticos es una denuncia valiente que no se queda en eso, en imputar, también exhorta al público a tomar acciones concretas para mejorar las cosas: Que los padres de familia conozcan a sus profesores y los apoyen, leer 10 minutos diarios con los hijos, exigir a los maestros que no falten y sean evaluados.

Otra cosa, es una insolencia ponernos como meta elevar nuestro nivel académico al grado de países como Corea, Alemania, Japón, Inglaterra o Estados Unidos, considero que primero debemos empezar por alcanzar los niveles de estudios de naciones como Chile, Argentina o Colombia… Cuando eso sea posible, entonces sí, busquemos ponernos al tú por tú con los países de primer mundo, de lo contrario, seguiremos siendo un país que pasa “de panzazo”.

Les dejo el tráiler del documental, por cierto, dirigido por Juan Carlos Rulfo, hijo del autor de “El llano en llamas” y del periodista Carlos Loret de Mola.