En unos días, la Congregación que fundara la Madre Teresa de
Calcuta en 1950, las Hermanas Misioneras de la Caridad, cumplirá 13 años de
haber llegado a la ciudad de Puebla. Durante ese tiempo su dinamismo pastoral
ha sido callado y fructífero, se han sumado muchos benefactores y los pobres
entre los más pobres, han encontrado un lugar donde recuperan su dignidad.
Larga espera
A principios de los años setenta, el entonces arzobispo de
Puebla, Octaviano Márquez y Toríz, conoció personalmente a la Madre Teresa en
una reunión de Obispos en Roma. Tras enterarse de la apertura de la primera
casa de la religiosa de Calcuta en nuestro país, le solicitó viniera con sus
Hermanas a Puebla, a lo que ella se negó, tanto por la escasez de religiosas
como por la cercanía de la angelopolis con la capital de la república mexicana.
Años después Monseñor Rosendo Huesca insistió en la petición de su antecesor y,
a la muerte de la Madre Teresa, escribió a la Hermana Nirmala, sucesora de la
fundadora, tanto para expresarle su pésame, como para reiterarle la invitación
a ubicar una casa en esta ciudad.
Paralelamente, un grupo de voluntarios poblanos que llevaban
varios años colaborando con las Misioneras de la Caridad, en Santa Fe, Ciudad
de México, escribieron también a la sucesora de la Hermana Teresa, pidiéndole
se abriera la casa en Puebla. Ella contestó que era muy difícil, dadas las
solicitudes previas de estados como Chiapas y Oaxaca, con altos niveles de
marginación, así como las numerosas solicitudes para abrir casas en el mundo.
26 años tuvieron que pasar para una respuesta afirmativa
proveniente de Calcuta. Una tarde de principios de noviembre, Monseñor Rosendo
Huesca recibió una llamada telefónica de la casa de Santa Fe, ciudad de México,
para notificarle la apertura de la casa en Puebla, sin duda, una noticia
largamente esperada. A la semana siguiente, estaban en Puebla, la Hermana
Dolores, coordinadora de las casas de México y Cuba, junto con otras hermanas.
Se entrevistaron con el pastor de los poblanos y le comunicaron su deseo de
venir a Puebla a trabajar.
El Arzobispo les pidió que se hicieran cargo de una de las
casas de Cáritas, pero ellas no aceptaron, le pidieron un lugar más modesto
para su apostolado. Y para ir de sorpresa en sorpresa, expresaron que la casa
tendría que estar lista antes de Navidad, meta que, milagrosamente, se logró.
El inmueble se bendijo el 21 de diciembre de 2002 y se ubicó en la colonia
América Norte. Al día siguiente de la apertura de la casa, las Hermanas ya
estaban en las calles, visitando la penitenciaría de San Miguel, a la que
asisten una vez por semana.
La mañana del 24 de diciembre de 2002, ocurrió un hecho
significativo, las religiosas estaban en el Hospital General en sus actividades
y, ante la ausencia de un sacerdote, brindaron consuelo y oraciones a un
moribundo, ante la petición de los familiares de éste.
En un principio, llegaron a Puebla, cuatro religiosas,
encabezadas por la hermana Ansina, de la India, al igual que la hermana Shawna,
acompañadas de las hermanas Ana Gisella, mexicana, y Catalina de argentina.
Dadas las pequeñas dimensiones de la casa de la Colonia
América, les resultaba insostenible acoger enfermos, por lo que, en los
primeros meses del año 2003, dedicaron su tiempo visitar la cárcel, distintos
hospitales, barrios y zonas marginadas. No duró mucho su actividad fuera de la
casa, Monseñor Rosendo Huesca se percató de esta situación y les sugirió que su
apostolado lo dedicaran a cuidar enfermos terminales de sida, pandemia con un
alto índice de casos en la ciudad.
En febrero de 2003 se unió al equipo de trabajo, la hermana
Rose Paul, originaria de África; posteriormente, en mayo de ese mismo año,
llegaron 5 postulantes de distintas ciudades de nuestro país, para prepararse
siguiendo las estrictas normas y enseñanzas de la orden.
La nueva casa
En mayo de 2003 se encontraron en el atrio de la Basílica de
Catedral, las religiosas de Calcuta y los señores Salgado, quienes en una
muestra total de generosidad y religiosidad, les regalaron su casa para que las
Hermanas pudiesen vivir en ella y realizar su labor con más holgura. No
conforme con ello, se dieron a la tarea de adaptarla, casi en su totalidad, con
la invaluable y total ayuda de todos sus hijos.
El 24 de Agosto se bendijo su nueva casa que se localiza en
la Privada Antonio Álvarez # 12 en la Colonia Xonaca, donde viven las hermanas
y postulantes. Se imparten clases de catequesis a niños de la calle, se instaló
un comedor público que ha funcionado durante varios sábados y domingos, la
Capilla donde oran y realizan su misionar interior. Cabe señalar que el
edificio tiene capacidad para alojar a 15 enfermos terminales de sida, para
brindarles el cuidado y cariño que todo ser humano merece, física y
espiritualmente, especialmente en los últimos y más difíciles momentos de la
vida.
No obstante, todas las tareas a realizar dentro de la casa,
las Hermanas prosiguen con su misionar por las calles, hospitales y la
penitenciaría de la ciudad de Puebla, a lo que uno se pregunta, ¿cómo hacen
para lograr que el tiempo les rinda tanto y para dar todo su corazón?
Cuando la Madre Teresa hablaba de su labor, decía: “Lo
hacemos por Jesús”. De todos modos, las personas son irrazonables,
inconsecuentes y egoístas: “Ámalas de Todos Modos”.
Los invito a visitar a las Misioneras y conocer de primera
mano su valioso ministerio al servicio de los más pobres entre los pobres. Si
usted desea colaborar con ellas lo puede hacer de dos maneras: haciendo un
donativo económico o en especie; y como voluntario, una experiencia que lo
marcará para toda la vida. Usted elige.
Hola, Disculpe alguien me puede dar la dirección de donde encontrarlas
ResponderEliminarAquí lo ponen en el mensaje anterior,solo leerlo con cuidado
EliminarBuenos días habla marcela Pérez Reyes y y quiero ser misionera me interesa
ResponderEliminarYo también quisiera ser misionera de la caridad
ResponderEliminarHola, pidamos por las Vocaciones, esto incluye las que quieren ser misioneras de la caridad, alabado sea el Señor
ResponderEliminarQuisiera información para ser misionera de la caridad
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