sábado, 23 de abril de 2016

Habla Fernando *

Pienso que a los malosos; escarmentarlos con trabajos forzados, dándoles unos buenos azotes por cada una de las injurias, por cada uno de los maltratos y las privaciones ilegales de la libertad apenas serían suficientes para que paguen sus fechorías. Pero la violencia no se responde con más violencia. ¿Qué hacer pues?


Yo no era popular, mi vida transcurría sin mayores contratiempos, como la de cualquier otro chavo con sus dudas e inquietudes. Jamás imaginé que a mí me tocaría, pensé que solo le pasaba a los pobres o a los que tienen sus ahorritos. Pero no, a los ricos también.

¡Fue horrible! No viví para contarlo pero desde aquí, en el lugar que nombran “el otro mundo”, quiero decir algunas palabras porque todos ustedes se han expresado y a mí no me han preguntado mi opinión. ¡Ah!, de paso quiero hablar en nombre de las otras personas que han sufrido lo mismo que yo y están aquí conmigo.

La neta, eso de castigar a esos hijos de la chingada con cadena perpetua por secuestrar, es puro choro. ¿En verdad creen que eso va a frenar el crimen? Desde aquí veo que quienes van a parar al tambo los tratan de poca madre, otros, no muy bien que digamos. Son la pesadilla de los presidiarios en las cárceles y continúan haciendo daño si necesidad de andar en la calle. Si de verdad se penaran a los verdaderos malhechores, apenas habría lugar para ellos. Casa, vestido y sustento de por vida, pero sin salir de la ratonera. ¡Qué vida! Por si fuera poco, perfeccionando sus malas mañas esperando la oportunidad para salir con un amparo de un buen abogado y seguir haciendo fechorías al por mayor. ¿Cierto o me equivoco?

Cuando vivía, encontré en internet que en la época de los romanos los castigos eran realmente ejemplares. Ladrones y agitadores eran crucificados. Y para que no quedara duda del poder de Roma, los exhibían en los principales caminos para que quienes osaran hacer una tarugada, supieran cuál sería su suerte. Y es que muchos están sobrados de hacer justicia por cuenta propia, para que los malosos sufran lo que otras gentes y yo hemos sufrido y así escarmienten, para que no lo hagan con nadie más. Pero no es así, dicen que para ese están las leyes, para aplicar el estado de derecho. ¡Pamplinas!

Las autoridades no tienen palabra ni pantalones, son iguales o peores que los criminales. Pienso que a los malosos; escarmentarlos con trabajos forzados, dándoles unos buenos azotes por cada una de las injurias, por cada uno de los maltratos y las privaciones ilegales de la libertad apenas serían suficientes para que paguen sus fechorías. Pero la violencia no se responde con más violencia. ¿Qué hacer pues? Propiciar condiciones para generar fuentes de trabajo donde la gente sea feliz haciendo lo que sabe hacer y llevar un digno sustento a su hogar.

En el año 2004 mis papás me llevaron a la marcha contra la violencia y la inseguridad, ahí nadie gritó, nadie mentó madres ni maldiciones. El silencio fue la única voz alta que habló por la multitud que vistió de blanco aquel día, porque estamos hasta el copete de vivir rodeados de criminales e incompetencia de las autoridades. Para el año 2008 la ciudadanía volvió a salir a las calles para manifestarse y desafortunadamente no sucedió nada que conmoviera a los encargados del orden y la justicia.

Los que viven en este “valle de lágrimas”, ¡hagan algo!, la indiferencia está aniquilando la esperanza de tener un México pacífico, un México próspero.

·         * Fernando Martí es hijo del empresario Alejandro Martí, secuestrado y asesinado en agosto de 2008.

Postre:
Ojalá que la iniciativa de ley para legalizar la mariguana medicinal y aumentar la cantidad de gramos permitidos para el consumo personal, que recientemente signó el jefe de las instituciones nacionales, Enrique Peña Nieto, no se salga de control y abra la puerta para que otras sustancias que malévolamente quieran disfrazar de “similares”, para comercializar legalmente.

sábado, 16 de abril de 2016

Felicidades a la noble y heroica ciudad de Puebla

Ellos han sido, los ángeles constructores de la Puebla, de esta ciudad que ahora con el favor de sus moradores no debe dejar de crecer y ser lo que ha de ser: porque todos somos los ángeles de Puebla.


De los sueños celestiales, en el nombre del Creador y Todopoderoso, desde hace 485 ciclos solares, los ángeles trazaron la nobleza de sus entrañas. La ciudad de Puebla realizó la tenacidad del hombre de Dios, del hermano y Obispo Julián Garcés, de aquel que en la pascua florida del 16 de abril de 1531 contempló el esplendor del relicario de América. A copiosos años de tal proeza, las cúpulas y torres, monumentos y fachadas, construcciones y espacios, continúan estremeciéndose ante el susurro de las alas angelicales que han preponderado a la ciudad en la historia y la cultura.

Los ángeles custodios de la ciudad, con sus trazos y perfiles han realizado un rosario de aconteceres, los cuales se proyectan al mundano sonido del siglo XXI, que empieza por advertir con asombro la significación de lo que sería el nuevo mundo desde Puebla, a través de acontecimientos que estremecieron al mundo: la epopeya de la dignidad mexicana que tuvo lugar el 5 de mayo de 1862 con el triunfo del general Ignacio Zaragoza frente al ejército francés, considerado en su momento como el mejor del mundo. El primer estallido de los cambios sociales que irrumpió el 18 de noviembre de 1910, desde el hogar de los Hermanos Carmen, Aquiles y Máximo Serdán. Y en la extensión de la fe, en la sensibilidad de una ciudad que por vocación se mueve en el cúmulo de la esperanza, la Tercera Conferencia del Episcopado Latinoamericano y la inolvidable visita de Su Santidad Juan Pablo II.

No es circunstancia meramente casual que estas efemérides se dieran en el espacio de la región poblana, ya que su causalidad, mas no “casualidad”, la han determinado nombres del más elevado rango humanista en la historia nacional: se puede mencionar con reverencia, el nombre de Motolinia como el de un punto cardinal, padre y maestro; el del arquitecto fray Juan de Alameda, constructor de los conventos franciscanos del siglo XVI, y el de fray Andrés de San Miguel, constructor de los conventos carmelitas del siglo XVI, verdaderas fortalezas de la fe unos y otros; el del obispo y virrey don Juan de Palafox y Mendoza, mitrado en el humanismo y en sapiencia, gigante incontenible y hacedor de lo que ahora conocemos como “grandeza poblana”.

Por si no bastara, la fecundidad espiritual ha hecho florecer la caridad de los testigos del Evangelio, hombres y mujeres santos: San José María de Yermo y Parres, el Siervo de Dios Ramón Ibarra, entre muchos. Todos ellos detonadores, a su vez, de la entrega creativa de tantos artistas de la plástica, la música y la literatura que, con su obra, le conceden sello personalísimo al ser y al estar de México. Ellos han sido, los ángeles constructores de la Puebla, de esta ciudad que ahora con el favor de sus moradores no debe dejar de crecer y ser lo que ha de ser: porque todos somos los ángeles de Puebla. ¡Felicidades a esta Ciudad!

Postre
¿Usted confía en los militares y en los policías federales? Yo no, desconozco si su respuesta es afirmativa, lo cierto es que después de ver un video que circula en las redes sociales en el que un soldado y un policía, ambos de sexo femenino, torturan física y psicológicamente a una prisionera, me produjo indignación y rechazo a las fuerzas del orden… Sé que no todos los soldados ni todos los policías se comportan como deleznables verdugos, pero esto muestra que los derechos humanos en nuestro país, son un catálogo de buenas intenciones, dista mucho un castigo ejemplar a estas infames.

miércoles, 6 de abril de 2016

Con criterio y buena fe

…más allá de las cuestiones culturales a las que cada temporal electoral nos ha acostumbrado vivir, está anclada la esperanza de gozar un proceso en el que se respete la decisión ciudadana, que sea creíble y que sea incluyente (por aquello de los candidatos independientes a quienes les ponen muchas trabas, no sea que arruine el andamiaje preparado)…


Hace unos años, la congregación para la doctrina de la fe emitió una nota sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, en ella resalta que participar en la vida política de una nación es un deber que responde al llamado de cada bautizado: ejercer la coherencia entre fe y vida, entre evangelio y cultura, significa cumplir con fidelidad nuestros deberes temporales, guiados siempre por el espíritu del Evangelio. No podemos descuidar estos deberes y compromisos ya que de hacerlo así atentamos contra nuestra propia fe que es motivo obligante del más perfecto cumplimiento de todos ellos. Estas palabras debieran resonar en nuestras conciencias como ánimo e impulso para poder vivir y cumplir con el tiempo electoral que, en fechas no muy lejanas, nuestro país estará venteando.

Ya los ánimos políticos, o mejor dicho partidistas, están ocupando las notas y encabezados (y también las editoriales, como puede usted darse cuenta) a través de la prensa, radio, televisión y redes sociales. Los pronunciamientos y descalificaciones, las críticas y observaciones, destellan en la constelación de la vida cotidiana, casi como barbitúrico que hace girar la memoria cual ruleta, importando poco si se gana o se pierde, al fin y al cabo estamos acostumbrados a todo.

Ningún ciudadano - mayor de 18 años- es impermeable a estas manifestaciones idiosincráticas, sin embargo, más allá de las cuestiones culturales a las que cada temporal electoral nos ha acostumbrado vivir, está anclada la esperanza de gozar un proceso en el que se respete la decisión ciudadana, que sea creíble y que sea incluyente (por aquello de los candidatos independientes a quienes les ponen muchas trabas, no sea que arruine el andamiaje preparado)

Hemos vivido diversos momentos históricos en los que nuestra madurez mexicana ha sido elogiada porque nos hemos dado la oportunidad de creer en nosotros mismos, es tiempo de no dar pasos hacia atrás, de no volver a caer en los vicios de los antiguos proemios pretextando asegurar que son los “elegidos” del sufragio, quienes una vez electos, purifican sus manos de todo deber y compromiso. El éxito del tiempo futuro depende de cada ciudadano católico que con criterio, buena fe y evangelizando las realidades temporales sepa discernir en quién depositará su entera confianza. Los hechos hablan por sí mismos.

Postre
Rita Antoinette Francis Rizzo, mejor conocida por millones de televidentes como la madre Angélica, partió a la casa del Padre el pasado domingo de pascua, domingo de resurrección. Esta monjita fundó en 1981 la Eternal World Television Network (EWTN, que en español es la Red Televisiva del Mundo Eterno). Actualmente transmite 24 horas al día a más de 250 millones de hogares en 144 países. La cadena religiosa también difunde la buena nueva por radio terrestre y onda corta, además maneja un catálogo de artículos religiosos y publica el National Catholic Register y la agencia católica de información ACI Prensa entre otras empresas editoriales.