Que no te den delfín por gaviota

Hace un año, más o menos, Fernanda Familiar, en su programa de radio “¡Qué tal Fernanda!”, recomendó ampliamente leer el libro El delfín, la historia de un soñador (editorial Diana, 2008), cuyo autor es Sergio Bambarén. Poco después adquirí mi ejemplar y al leerlo encontré serias coincidencias con otra historia: Juan Salvador Gaviota (editorial Pomaire, 1970), del célebre escritor Richard Bach. Al finalizar la lectura del delfín, resumo en una palabra mi opinión del texto: plagio. Y me desconcierta que Fernanda, una experimentada comunicadora, hiciese semejante sugerencia sin haber leído antes al queridísimo Juan Gaviota como para contrastar las historias. Confío que ya hizo algún comentario al respecto.

Juan Salvador Gaviota es un ave inconforme con pelearse día a día por la comida y remontarse a los cielos sin mayores técnicas de vuelo que sus compañeras gaviotas, por lo que decide alejarse de la bandada para experimentar nuevas formas de volar. Tras superar sus limitaciones y someter su ignorancia, se presenta ante sus compañeros para compartir sus descubrimientos: el sentido espiritual y trascendente de lo que significa volar, y por ende el significado de la existencia. A pesar de ello es expulsada de la comunidad por violar la dignidad y tradición de la familia de las gaviotas. En soledad, Juan Salvador Gaviota vive practicando, es cada vez más exigente con sus habilidades y lleva una vida feliz. Un día se encuentra con un par de colegas cuyas técnicas de vuelo son mucho más avanzadas y aprende todo de ellos. Antes de desaparecer, en pleno vuelo, Juan Gaviota regresa a la bandada a comunicar la buena nueva de las gaviotas pero es nuevamente rechazado, sin embargo, consigue algunos discípulos con deseos de aprender.

Daniel Alejandro Delfín es un cetáceo que no se conforma con nadar diariamente para pescar y vivir cómodamente en un arrecife con la manada, le gusta surfear, nadar en la cavidad de una ola perfecta, eso lo hace feliz y por ello se siente incomprendido, por lo que decide mejorar sus técnicas de surf hasta que un día la voz del mar lo empujó a una travesía para encontrar la ola perfecta. Durante su incursión en el océano conoce a una ballena, un pez sol, un tiburón y a un viejo delfín quienes le señalan el camino a seguir y con quienes fortalece la idea de nunca dejar de soñar. Finalmente Daniel Delfín encuentra las olas perfectas y al deslizarse en ellas encuentra el propósito de su vida: vivir una existencia plena de felicidad y sentido, siguiendo sus sueños. Además conoce a dos surfistas humanos con quienes comparte su alegría y conocimientos. Antes de desaparecer, regresa al atolón donde vivía para compartir con la manada las bases para construir una vida plena y feliz, consigue que todos sus compañeros se interesen, no solo en aprender a surfear, también a soñar.

Y para que no quede duda del plagio, al final de la historia de Juan Salvador Gaviota, un amigo de éste le dice: “algún día llegaré a tu playa y te enseñaré un par de trucos de vuelo”, en tanto que el amigo de Daniel Alejandro Delfín expresa lo mismo: “algún día llegaré a tu playa y te enseñaré un par de trucos de como surfear olas”.

Señor Alfredo, ¿por qué se molesta en hacer este comentario sabiendo que a la gente en este país no le gusta ni le interesa leer? Mejor escriba otra cosa de más provecho.

Mire, mi propósito es compartir con el lector esta sencilla comparación de los textos que leí y en el mejor de los casos alertar al lector, que le guste leer, no dejarse engañar y gaste su dinero en “recomendaciones”.

Finalmente, la obra de Sergio Bambarén no tiene la profundidad de la historia de Richard Bach. Algunos defenderán al escritor de Daniel Delfín alegando que su obra es una actualización de Juan Gaviota para las nuevas generaciones, sin embargo, prefiero la narrativa de las gaviotas por su originalidad y por el mensaje que transmite.