viernes, 17 de agosto de 2012

México necesita a sus indígenas


“México necesita a sus indígenas” porque en su sabiduría aprendemos que la vida, aún con sus rudezas, posee grandes tesoros de sabiduría, nobleza y fortaleza. Por eso se debe alentar a los indígenas a que conserven y promuevan con legítimo orgullo la cultura de sus pueblos, las sanas tradiciones y costumbres, el idioma y los valores propios.


Hace una década resonó desde la casita del Tepeyac una voz que cimbró la conciencia histórica de la nación mexicana: “¡México necesita a sus indígenas y los indígenas necesitan a México!” Fue la voz del entonces Vicario de Cristo, Juan Pablo II, quien en ese momento señaló el camino a seguir para la construcción de la identidad mexicana.

“México necesita a sus indígenas” no sólo para alardear el folclore y el costumbrismo, sino para recordar que nuestras raíces están en ellos y por ellos subsisten; por desgracia existen hombres y mujeres que se avergüenzan de sus orígenes y buscan estereotipos en una cultura ajena que desarraiga y enajena con valores y criterios muchas veces dañinos al corazón humano.

Los pueblos indígenas poseen una visión de la vida que reconoce la sacralidad del mundo y del ser humano. La sencillez, la humildad, el amor a la libertad, la hospitalidad, la solidaridad, el apego a la familia, la cercanía a la tierra y el sentido de la contemplación, son algunos de tantos valores que las raíces indígenas de México han conservado hasta nuestros días y constituyen una aportación que se palpa en parte de la sociedad.

“México necesita a sus indígenas” para construir un país mejor, una nación plural que se enriquezca con las aspiraciones legítimas de cada uno y en donde la voz de cada uno sea escuchada. Sin embargo, hay que reconocer, con toda verdad, el menosprecio y los abusos que son objeto, vejaciones que no tiene otro origen que la falta de amor y el no reconocimiento de la fraternidad que existe entre todos los mexicanos.

“México necesita a sus indígenas” porque en su sabiduría aprendemos que la vida, aún con sus rudezas, posee grandes tesoros de sabiduría, nobleza y fortaleza. Por eso se debe alentar a los indígenas a que conserven y promuevan con legítimo orgullo la cultura de sus pueblos, las sanas tradiciones y costumbres, el idioma y los valores propios. Cada pueblo indígena posee una identidad como derecho inviolable; al mismo tiempo, la transmisión de dicha identidad a las generaciones venideras, enriquece a toda la sociedad.

“México necesita a sus indígenas” en cuyo corazón palpita el apego y la cercanía a la madre tierra. Ellos aman la tierra y el sano contacto con la naturaleza, por eso, su presencia es una llamada urgente a proteger el medio ambiente y a poner en acto medios eficaces para proteger y conservar la naturaleza creada por Dios.

“México necesita a sus indígenas” porque María escogió a uno de ellos, al “más pequeño de sus hijos”, para ser su mensajero y edificar la gran obra de nuestra evangelización y salvación. La fe en nuestras tierras fue sembrada en el alma indígena, y ellos nos enseñaron a perdonar y a ser siempre fieles...

“Y los indígenas necesitan a México”, a sus instituciones, sus estructuras sociales y eclesiales para que, con un renovado empeño, sean ellos mismos protagonistas de la propia elevación espiritual y humana mediante el trabajo digno y constante, la fidelidad a sus mejores tradiciones, la práctica de las virtudes así como  la fe recibida.

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