“México necesita a sus indígenas” porque en su sabiduría
aprendemos que la vida, aún con sus rudezas, posee grandes tesoros de
sabiduría, nobleza y fortaleza. Por eso se debe alentar a los indígenas a que
conserven y promuevan con legítimo orgullo la cultura de sus pueblos, las sanas
tradiciones y costumbres, el idioma y los valores propios.
Hace una década resonó desde la casita del Tepeyac una
voz que cimbró la conciencia histórica de la nación mexicana: “¡México necesita
a sus indígenas y los indígenas necesitan a México!” Fue la voz del entonces Vicario
de Cristo, Juan Pablo II, quien en ese momento señaló el camino a seguir para
la construcción de la identidad mexicana.
“México necesita a sus indígenas” no sólo para alardear el
folclore y el costumbrismo, sino para recordar que nuestras raíces están en
ellos y por ellos subsisten; por desgracia existen hombres y mujeres que se
avergüenzan de sus orígenes y buscan estereotipos en una cultura ajena que
desarraiga y enajena con valores y criterios muchas veces dañinos al corazón
humano.
Los pueblos indígenas poseen una visión de la vida que
reconoce la sacralidad del mundo y del ser humano. La sencillez, la humildad,
el amor a la libertad, la hospitalidad, la solidaridad, el apego a la familia,
la cercanía a la tierra y el sentido de la contemplación, son algunos de tantos
valores que las raíces indígenas de México han conservado hasta nuestros días y
constituyen una aportación que se palpa en parte de la sociedad.
“México necesita a sus indígenas” para construir un país
mejor, una nación plural que se enriquezca con las aspiraciones legítimas de
cada uno y en donde la voz de cada uno sea escuchada. Sin embargo, hay que
reconocer, con toda verdad, el menosprecio y los abusos que son objeto,
vejaciones que no tiene otro origen que la falta de amor y el no reconocimiento
de la fraternidad que existe entre todos los mexicanos.
“México necesita a sus indígenas” porque en su sabiduría
aprendemos que la vida, aún con sus rudezas, posee grandes tesoros de
sabiduría, nobleza y fortaleza. Por eso se debe alentar a los indígenas a que
conserven y promuevan con legítimo orgullo la cultura de sus pueblos, las sanas
tradiciones y costumbres, el idioma y los valores propios. Cada pueblo indígena
posee una identidad como derecho inviolable; al mismo tiempo, la transmisión de
dicha identidad a las generaciones venideras, enriquece a toda la sociedad.
“México necesita a sus indígenas” en cuyo corazón palpita el
apego y la cercanía a la madre tierra. Ellos aman la tierra y el sano contacto
con la naturaleza, por eso, su presencia es una llamada urgente a proteger el
medio ambiente y a poner en acto medios eficaces para proteger y conservar la
naturaleza creada por Dios.
“México necesita a sus indígenas” porque María escogió a uno
de ellos, al “más pequeño de sus hijos”, para ser su mensajero y edificar la
gran obra de nuestra evangelización y salvación. La fe en nuestras tierras fue
sembrada en el alma indígena, y ellos nos enseñaron a perdonar y a ser siempre
fieles...
“Y los indígenas necesitan a México”, a sus instituciones,
sus estructuras sociales y eclesiales para que, con un renovado empeño, sean
ellos mismos protagonistas de la propia elevación espiritual y humana mediante
el trabajo digno y constante, la fidelidad a sus mejores tradiciones, la
práctica de las virtudes así como la fe
recibida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario