jueves, 11 de febrero de 2016

Bienvenido seas Papa Francisco

En efecto Papa Francisco, los mexicanos queremos un país justo, un país próspero, un país generoso, un país en paz, de nosotros depende construirlo y con ayuda de tu oración, seguramente harás llegar estos sentimientos a la Guadalupana en el momento en que estés a solas con ella, como tú lo solicitaste.


Papa Francisco, este fin de semana estarás en nuestro país, tu visita será una bendición para esta tierra atribulada por los problemas que la aquejan, una inmejorable oportunidad para sacudirnos, no solo a la jerarquía eclesiástica mexicana que no huele precisamente a oveja (algunos se salvan), también al pueblo que no debe conformarse con tu visita.

Ya pusiste las cartas sobre la mesa, no vienes a nuestro país a resolver los problemas, tampoco acudes como rey mago. Vienes como un peregrino y estoy seguro que en los indígenas, en los migrantes, en los jóvenes, en la gente sencilla y en la casita del Tepeyac, te contagiarás de las diversas y genuinas manifestaciones de fe de los mexicanos.

Al marcar tu periplo por nuestro país dejas claro que sí lo conoces: “Ustedes están viviendo su pedacito de guerra, entre comillas, su pedacito de sufrimiento, de violencia, de tráfico organizado (...) Si yo voy ahí, es para recibir lo mejor de ustedes y para rezar con ustedes, para que los problemas (...) que ustedes saben que están sucediendo, se solucionen, porque el México de la violencia, el México de la corrupción, el México del tráfico de drogas, el México de los cárteles, no es el México que quiere nuestra madre”.

En efecto Papa Francisco, los mexicanos queremos un país justo, un país próspero, un país generoso, un país en paz, de nosotros depende construirlo y con ayuda de tu oración, seguramente harás llegar estos sentimientos a la Guadalupana en el momento en que estés a solas con ella, como tú lo solicitaste.

Deseo que tu visita suscite en los corazones de quienes cuestionan tu visita, de quienes no creen en Dios, de quienes se han alejado del rebaño, de tus detractores y de los que creen y no son de los nuestros, esperanzas renovadas en un Dios misericordioso, en un Dios de brazos abiertos para todos, en un Dios de vida y no de muerte.
No hay más que agregar a lo que has dicho en los últimos días, tampoco continuar haciendo el análisis del análisis que los investigadores han puntualizado de tu pontificado así como las posibles repercusiones que provocará tu estancia en nuestro país. Ojalá y la clase política mexicana, pueda decirte como lo dijo el entonces presidente de México, José López Portillo, al recibir a Juan Pablo II en su primera visita a México en 1979: “Lo dejamos con su feligresía”, porque no faltarán los que se aprovecharán económica y políticamente de tu presencia y de tu imagen para la autopromoción.

La invitación que un día fue entregada y meticulosamente estudiada, en las próximas horas se hará realidad cuando visites México por primera y única ocasión, estaremos atentos a los pormenores e invocamos a Dios que el propósito de tu viaje, eminentemente apostólico, produzca los frutos deseados.

Bienvenido seas Padre Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco.

Postre:
Ecocidio es el grave pecado que cometieron los codiciosos empresarios, en complicidad con las autoridades estatales y federales en el manglar de Tajamar en Cancún. No nos limitemos a condenar esta atrocidad a la flora y fauna de la región, apoyemos las acciones de las personas que se han empeñado en salvaguardar recintos amenazados por la absurda urbanización.

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