Papa Francisco, este fin de semana estarás en nuestro país,
tu visita será una bendición para esta tierra atribulada por los problemas que
la aquejan, una inmejorable oportunidad para sacudirnos, no solo a la jerarquía
eclesiástica mexicana que no huele precisamente a oveja (algunos se salvan),
también al pueblo que no debe conformarse con tu visita.
Ya pusiste las cartas sobre la mesa, no vienes a nuestro
país a resolver los problemas, tampoco acudes como rey mago. Vienes como un
peregrino y estoy seguro que en los indígenas, en los migrantes, en los
jóvenes, en la gente sencilla y en la casita del Tepeyac, te contagiarás de las
diversas y genuinas manifestaciones de fe de los mexicanos.
Al marcar tu periplo por nuestro país dejas claro que sí lo
conoces: “Ustedes están viviendo su pedacito de guerra, entre comillas, su
pedacito de sufrimiento, de violencia, de tráfico organizado (...) Si yo voy
ahí, es para recibir lo mejor de ustedes y para rezar con ustedes, para que los
problemas (...) que ustedes saben que están sucediendo, se solucionen, porque
el México de la violencia, el México de la corrupción, el México del tráfico de
drogas, el México de los cárteles, no es el México que quiere nuestra madre”.
En efecto Papa Francisco, los mexicanos queremos un país
justo, un país próspero, un país generoso, un país en paz, de nosotros depende
construirlo y con ayuda de tu oración, seguramente harás llegar estos
sentimientos a la Guadalupana en el momento en que estés a solas con ella, como
tú lo solicitaste.
Deseo que tu visita suscite en los corazones de quienes
cuestionan tu visita, de quienes no creen en Dios, de quienes se han alejado
del rebaño, de tus detractores y de los que creen y no son de los nuestros,
esperanzas renovadas en un Dios misericordioso, en un Dios de brazos abiertos
para todos, en un Dios de vida y no de muerte.
No hay más que agregar a lo que has dicho en los últimos
días, tampoco continuar haciendo el análisis del análisis que los
investigadores han puntualizado de tu pontificado así como las posibles
repercusiones que provocará tu estancia en nuestro país. Ojalá y la clase
política mexicana, pueda decirte como lo dijo el entonces presidente de México,
José López Portillo, al recibir a Juan Pablo II en su primera visita a México
en 1979: “Lo dejamos con su feligresía”, porque no faltarán los que se
aprovecharán económica y políticamente de tu presencia y de tu imagen para la
autopromoción.
La invitación que un día fue entregada y meticulosamente
estudiada, en las próximas horas se hará realidad cuando visites México por
primera y única ocasión, estaremos atentos a los pormenores e invocamos a Dios
que el propósito de tu viaje, eminentemente apostólico, produzca los frutos
deseados.
Bienvenido seas Padre Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco.
Postre:
Ecocidio es el grave pecado que cometieron los codiciosos
empresarios, en complicidad con las autoridades estatales y federales en el
manglar de Tajamar en Cancún. No nos limitemos a condenar esta atrocidad a la
flora y fauna de la región, apoyemos las acciones de las personas que se han
empeñado en salvaguardar recintos amenazados por la absurda urbanización.
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