"En un lugar de la mancha de cuyo nombre no me quiero acordar..." así reza el inicio de la gesta heroica del inolvidable y aventurero ingenioso hidalgo Don Quijote de la mancha, un caballero que no solo desafió los límites de la cordura sino que además, atravesando sus fronteras, alcanzó la fidelidad a sus ideales. Y es que en realidad ser fiel a los propios principios es algo de lo cual últimamente ya no se habla, tal vez porque nos han deslumbrado los reflejos de los diversos acontecimientos, problemas y circunstancias de los últimos años.
No quiero seguir siendo pesimista por la dura realidad que permea desde hace un buen tiempo en nuestro ambiente cotidiano, considero que a todos nos ha faltado una buena dosis de locura, sí de esa que llevó al caballero de la mancha a combatir aquellos gigantes -que tan sólo eran molinos de viento- con tenacidad y arrojo. Voces se han levantado proclamando amenazas y gesticulaciones aparentes, vaticinios existenciales sin sustento firme, y como todo unos dicen y otros reculan, lo cierto de todo esto es la necesidad de fidelidad a la palabra dada, al compromiso heroico de asumir sobre sí la responsabilidad de vivir la tentativa de libertad, de paz, de seguridad, de ya no llenarnos de palabrerías (disculpe usted si este comentario le parece eso, simples palabrerías) que no funcionan como la varita mágica que nos sacará de nuestros apuros y urgencias. Y los medios masivos de comunicación colaboran con otro tanto atizando el fuego, encendiendo pasiones, amarrando navajas, cortando ilusiones, ¡caray ya ni siquiera la televisión nos sosiega!
Pero en este nuevo mundo de intereses y sentimientos encontrados, alcanzaremos la fidelidad a la imaginación si tan sólo dejamos escapar el suave aroma de nuestros sueños e ilusiones perdidas, la inocencia de quien debe seguir adelante con los pies en la tierra y el corazón en el cielo, ahí está la clave del éxito logrado: la sucesión de instantes y minutos antes del final perdido en la engañosa lucha partidista, en los bloqueos de calles y avenidas, en los "dimes y diretes" de los personajes públicos, en la falsedad de la verdad y en la construcción de controversias, en la fastidiosa inconsciencia de que el primer deber es el respeto al derecho ajeno.
Señoras y señores, si don Quijote ha permanecido por muchos años cabalgando en la inspiración de artistas y no tan artistas, de cuerdos y no tan cuerdos. ¿Por qué no dejamos que sea nuestra sensatez y sentido común quienes nos ayuden a dirimir las objeciones que ponemos y nos dejamos imponer ante tantos contrarios? Ojalá fuera para bien, entretejen telarañas engañosas en esos rincones donde se fabrican nuestras decisiones y puntos de partida de nuestro diario acontecer.
Postre
El diputado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) presentó una iniciativa de ley para hacer obligatorio el voto, como una medida para combatir el abstencionismo electoral. El parlamentario argumenta que el derecho al voto, como actualmente se ejerce, en vez de fomentar la participación, impulsa el abstencionismo y afecta al sistema representativo. En Chile, Bolivia y Brasil, donde el voto es obligatorio, la participación electoral supera el 80%... La propuesta del asambleísta, más que impulsar copiosas votaciones por tal o cual partido, contribuirá a anular el voto y de esa manera el ciudadano exprese su descontento hacia la clase política por su incompetencia y obligue a los institutos políticos a replantear su actitud ante los electores.
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