jueves, 14 de junio de 2012

En el día del Padre


Actualmente el buen padre es aquél que satisface todas las necesidades materiales del hogar, aquel que para que no les falte nada a los hijos trabaja jornadas dobles y aún los fines de semana. Así se desgasta ansiosamente, sin darse un respiro para disfrutar lo importante: la experiencia de ser amigo de sus hijos.


Poesías y flores despiertan en el amanecer de cada 10 de mayo, el homenaje a las madres es un paso obligatorio que anualmente recorre nuestro calendario de festividades. Sin embargo junto a las implicaciones de la maternidad y en la complementariedad iniciada desde la creación, ya que hombre y mujer colaboran en la procreación mediante la donación que es signo del amor, el ser humano a semejanza de su Creador es depositario de un bien magnánimo que debe disfrutar en la medida de sus posibilidades, este bien es la paternidad.

Para una persona llamada al matrimonio y por consecuencia a formar una familia, lo mejor que le puede pasar es concretar ese objetivo siendo padre. Es incontestable que para ser un buen padre es necesario el amor y otras tantas cualidades que complementan esta responsabilidad, pero quizás lo necesario para formar a los hijos es alejarse del paternalismo, armarse de valor y de la fortaleza necesaria para hacer lo que a ellos más conviene, por duro que sea.

Para realizar el compromiso de ser padre es necesario mucho valor para no tomar el camino fácil y privar a los hijos de los límites que son vitales para que no sólo se rijan por principios, sino que tengan la fortaleza para ponerlos en práctica. Lo que necesitan los hijos no son padres condescendientes, que vivan dedicados a darles todo, sino padres valerosos, capaces de cuestionarse y tener la fortaleza para comprometerse seria y profundamente en su formación, que hagan lo que sea preciso para formarlos como personas correctas.

Muchos de los problemas de los hijos hoy en día son el resultado de confundir el ser buen padre, con ser padre condescendiente. Actualmente el buen padre es aquél que satisface todas las necesidades materiales del hogar, aquel que para que no les falte nada a los hijos trabaja jornadas dobles y aún los fines de semana. Así se desgasta ansiosamente, sin darse un respiro para disfrutar lo importante: la experiencia de ser amigo de sus hijos. Por el contrario, el buen padre además de la preocupación material, es el que se abre a las necesidades emocionales y psíquicas del hijo porque ser buen padre no sólo significa -en nombre de una “bondad” mal interpretada- remediar las carencias que se heredan por la debilidad humana.

El diálogo de padre a hijo no es una figura romántica o paramétrica, o algo que sólo se da en un determinado círculo o sector, es una condición que poca dificultad presenta si se siente la necesidad de derribar los muros del paternalismo y encontrar el justo medio entre autoridad y condescendencia: la amistad. La amistad de un hijo no es la imposición de autoridad alguna, ni se da por concesiones gratuitas, es un don voluntario que se debe ganar. No es tarea fácil, pero si realmente se quiere apuntar al ideal del buen padre es posible que la conquiste.

El padre que quiera conseguir la amistad de su hijo, lo mejor que un hombre puede brindar a otro, ha de extender la mano y brindarla él primero. Tratando a los hijos como a un amigo se consigue el respeto, la confianza, el cariño y la admiración.

viernes, 8 de junio de 2012

El propósito de los sindicatos


Los sindicatos no tienen ni deben tener carácter de partido político que luchan por el poder, cuando pierden de vista este criterio, arriesgan su cometido específico, que es salvaguardar los derechos de los trabajadores.

Los sindicatos tienen su origen en las corporaciones artesanales medievales, en cuanto que estas organizaciones unían entre sí a hombres pertenecientes a la misma profesión y por consiguiente en base al trabajo que realizaban. Sin embargo, los sindicatos modernos han crecido sobre la base de la tutela de los justos derechos de los trabajadores frente a los empresarios y a los propietarios de los medios de producción.

Los sindicatos son un exponente de la “lucha” por la justicia social, por los equitativos derechos de los hombres del trabajo. No obstante, esta querella debe ser vista como una dedicación a favor del justo bien, por el bien que corresponde a las necesidades y a los méritos de los hombres del trabajo, pero no es una hostilidad“contra” los demás. Si en las cuestiones controvertidas asume también un carácter de oposición a los demás, esto sucede en consideración del bien de la justicia social y no por la “lucha” o por eliminar al adversario.

El trabajo tiene como característica propia, antes que nada, unir a los hombres y en esto consiste su fuerza social: la fuerza de construir una comunidad en la que deben unirse de algún modo, tanto los que trabajan, como los propietarios de los medios de producción. La unión de los hombres para asegurarse los derechos que les corresponden, nacida de la necesidad del trabajo, sigue siendo un factor constructivo de orden social y de solidaridad, del que no es posible prescindir.

Los justos esfuerzos por asegurar los derechos de los trabajadores, deben tener siempre en cuenta las limitaciones que impone la situación económica general del país. Las exigencias sindicales no pueden transformarse en una especie de “egoísmo” de grupo o de clase, por ello la huelga, como derecho de los trabajadores, es un acto legítimo en las debidas condiciones y en los justos límites, es un medio extremo y no se puede, ni se debe, abusar de él en función de juegos políticos porque esto puede conducir a la paralización de toda la vida socio-económica de la nación, y esto es contrario a las exigencias del bien común de la sociedad.

La vida social y económica es como un sistema de “vasos comunicantes”, y a este sistema debe también adaptarse toda actividad social que tenga como finalidad salvaguardar los derechos de los grupos particulares.

Los sindicatos no tienen ni deben tener carácter de partido político que luchan por el poder, cuando pierden de vista este criterio, arriesgan su cometido específico, que es salvaguardar los derechos de los trabajadores en el marco del bien común de la sociedad entera. Se debe saber medir los límites, más allá de los cuales los perjuicios causados son absolutamente reprobables; el egoísmo y el afán de dominar al prójimo son tentaciones permanentes del ser humano, por ello es necesario un discernimiento, cada vez más afinado, de la realidad para conocer desde su origen las situaciones de injusticia e instaurar progresivamente una justicia menos imperfecta.

Postre
Hace dos sexenios Vicente Fox, el candidato del Partido Acción Nacional, sacó al Partido Revolucionario Institucional de Los Pinos, ahora nos sale con la novedad de que el referido instituto político debe regresar y aboga por el candidato del partido tricolor, Enrique Peña Nieto,que encabeza las preferencias electorales. Sin duda sus dichos desconciertan y la actitud del ex mandatario mexicano es calificada de traición, sin embargo, podría tratarse de una maniobra calculada para que el candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, que en las últimas semanas ha crecido en adhesiones, por ningún motivo gane la contienda electoral a sabiendas de las acciones que podría ejercer en caso de llegar al poder.