sábado, 1 de septiembre de 2012

El final del sexenio


La participación en la vida política del país no se reduce al ejercicio del voto, hacer política es también escuchar el informe presidencial, emitir una opinión, evaluar las distintas dimensiones del acontecer nacional, clarificar los adelantos y retrasos así como emitir un juicio real y posible, son deberes del compromiso político de cada ciudadano, son nuestros deberes, renunciar a ellos significa cometer los mismos errores del pasado, aceptar el “ya ni modos” que tanto mal ha causado.



El desarrollo social y económico de un país no se comprende fuera de su historia, de sus instituciones, de su política, de su fe y de sus ideales, de su pasado inmediato que reclama una mirada retrospectiva. El presente de una nación es el equilibrio entre pasado y porvenir, entre la historia y los ideales, así como las esperanzas de un futuro prometedor. Así se escribe la historia de México, de una nación que no quiere repetir el pasado pero tropieza con la misma piedra, que quiere olvidar recordando los errores de los cuales no ha terminado de aprender, así se escribe México, descubriéndose así mismo.

Inicia el mes de septiembre, el mes patrio, el mes de los tres colores que encienden el nacionalismo en edificios, calles, autos y en cualquier lugar donde se puedan pintar y escuchar los colores y sonidos de septiembre, el mes de México. Introduciendo al patriotismo y la alegría de ser mexicanos, el jefe máximo de las instituciones cumplirá el compromiso constitucional de rendir informe a la nación.

El informe presidencial de este año coloca al mandatario en el desenlace de su servicio, después de un sexenio de trabajo, ciertamente hay logros pero siempre quedan obras inconclusas, con los rezagos y las urgencias de siempre. Seis años en el gobierno son objeto de análisis y síntesis, de críticas y, escasamente, de elogios. En el panorama de las opiniones aparece la diversidad de ideas que califican el ejercicio del poder ejecutivo, la pluralidad de ingenios arroja discrepancia al emitir un juicio sobre el rumbo de la nación: ¿Por qué la idiosincrasia mexicana no es capaz de reconocer los esfuerzos, la entrega y el cumplimiento del deber? ¿Hasta dónde la mirada del mexicano limita el horizonte que invita a sumarse al esfuerzo por construir la patria? ¿Por qué no tratamos de desterrar del diccionario personal las palabras descalificación, apatía e indiferencia?

El momento histórico del informe presidencial es un llamado a sumar fuerzas y criterios, los hechos pasados nos han dejado mal sabor de boca y no se deben repetir si en verdad nos inspira el anhelo de una nación donde tengamos las mismas posibilidades y los mismos derechos, implicándonos en las responsabilidades de ser ciudadanos.

México necesita consensos, lograr credibilidad en cada uno de sus habitantes, necesitamos ver resultados congruentes con las propuestas y sugerencias que pretenden un cambio en la vida política y social del país. Porque sabemos que el ideal de nación no es posible que un solo hombre lo alcance, los millones de mexicanos tenemos el compromiso de respaldar cada acción que contribuya al bien común y alejarnos de las acciones que contradigan tal verdad.

La participación en la vida política del país no se reduce al ejercicio del voto, hacer política es también escuchar el informe presidencial, emitir una opinión, evaluar las distintas dimensiones del acontecer nacional, clarificar los adelantos y retrasos para emitir un juicio real y posible, son deberes del compromiso político de cada ciudadano, son nuestros deberes, renunciar a ellos significa cometer los mismos errores del pasado, aceptar el “ya ni modo” que tanto mal ha causado. No puede haber pretextos en contra a no ser que lo que sintamos por México sea antipatía y no amor patrio.

Que los colores y sonidos de septiembre nos lleven a preocuparnos, mínimamente por el andar de nuestra patria que abre los festejos de su libertad escuchando la voz de aquel en cuyas manos se fraguan las decisiones y compromisos del México que continuará descubriéndose mañana.

Postre
Hace unos días la líder nacional del sindicato de maestros, Elba Esther Gordillo, expresó a un grupo de colaboradores la posibilidad de retirarse del cargo, “salir por la sala” y no “por la cocina”. No es casualidad que este sábado, y el de la semana pasada, transmitieran en horario estelar el documental “De panzazo” y “La mala tarea”, filmes que exhiben el fracaso de la educación en México…

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