México debe nutrirse, fortalecer el diario acontecer con una
buena dosis de proteínas, como las que aportan los chapulines, los gusanos de
maguey y los escamoles, alimentos ancestrales que desde entonces constituyen
una buena ración natural para caminar con esperanza, para soportar los embates
de la recesión económica mundial y sobre todo para alejarse del fantasma de la
crisis económica, trabajando duro y parejo, los comieron los antepasados y
sobreviven en su herencia.
Nuestro país es un mosaico geográfico de cultura y raíces,
de doméstica imaginación y creatividad fantasiosa, basta girar la mirada para
extasiarse con los monumentos arquitectónicos, las fértiles y extensas
llanuras, la agresividad de los desiertos, la inocencia de los juguetes y el
amor de las canciones, sin olvidar la magia de las artesanías, la piedad de las
oraciones que plasman en el arte de imágenes, pinturas y objetos religiosos a
los que el cielo califica y pone precio. Así también se hace la patria, a
través de las manos que conjugan libertad e iniciativa en las caprichosas ideas
del ingenio mexicano. Una centella de esta genialidad se extiende a lo largo
del territorio nacional, de península a península la magia habla a través de
los sabores, de cada región, de cada familia, del sazón que transmite los deseos
y aspiraciones de los hombres y mujeres que, como susurro del viento, comunican
sus esperanzas a través de la comida mexicana. No en vano escritores y
directores han delineado esta dimensión en sus obras, escrutando lo que al
paladar y al espíritu nutre y agrada.
México debe nutrirse, fortalecer el diario acontecer con una
buena dosis de proteínas, como las que aportan los chapulines, los gusanos de
maguey y los escamoles, alimentos ancestrales que desde entonces constituyen
una buena ración natural para caminar con esperanza, para soportar los embates
de la recesión económica mundial y sobre todo para alejarse del fantasma de la
crisis económica, trabajando duro y parejo, los comieron los antepasados y
sobreviven en su herencia. Pero si de gustos se trata, no caerían mal algunos
antojitos: tamales, chalupas, molotes, chanclas, pelonas y los tacos en su
diversidad de rellenos, no tan nutritivos y energéticos pero ricos en su sabor
y significado, siempre que de antojitos se trate hablamos del momento necesario
par convivir, celebrar y festejar, no hay reunión que no presente esta
oportunidad.
Los mexicanos disfrutamos los tiempos de antojitos, espacios
abiertos al humor, a la alegría y al descanso, instantes que abren las puertas
donde la historia se vuelve fantasía y la fantasía se escribe como historia,
oportunidad de reír ante la muerte, la soledad y la trama incomprensible de las
estructuras políticas y sociales, antojitos pasajeros donde la desgracia se
vuelve mofa y burla como la misma vida. Y para acompañar el gusto, no olvidamos
una buena bebida, las hay de todos los géneros: inhibidoras y sagradas como el
pulque, refrescantes como las de los sendos vitroleros que expenden su sabor en
las ferias y fiestas, medicinales como los tés e infusiones preparados con un
toque de sabiduría ancestral acumulada por los años, alcohólicas como las que
al débil hacen valiente y que arrasan con la profundidad del ser haciéndolo
emerger al mundo irreal de la existencia, y hasta vigorizantes con toda la
riqueza y propiedades de las frutas y verduras cultivadas en las parcelas y
huertas revolucionarias porque al fin y al cabo “la tierra es de quien la
trabaja”.
Un cúmulo de cultura encontrados en la mezcla de formas y
colores, delineados a trazo de pincel, plasmados en metáforas, sonetos, relatos
y versos, cinceles clavados en piedra de cantera, encuentro caprichoso de
ingredientes que elevan el espíritu a los valores universales de la humanidad,
indispensable en el ciclo vital de los mexicanos: moles y guisados, aves, carnes,
combinaciones de lo dulce y lo salado, arte y cultura al alcance de todos. Y un
toque final de dulzura, para dejar un buen sabor de boca, las mieles y
embelesos de la vida que nos invitan al retorno, a la retrospectiva del
optimismo y entusiasmo de frente a la vida: cocadas, duraznos, camotes,
glorias, molletes, borrachitos, piloncillo, cristalizados, chispas de impulso
hacia lo sublime, a la grandeza, al orgullo de haber nacido en México.
Que el sabor de septiembre nos antoje a disfrutar nuestro
México. ¡Buen provecho!
Postre
Como ya es del dominio público, Audi, una de las
prestigiadas empresas automotrices alemanas, instalará su planta ensambladora en
el continente americano, en nuestro país, teniendo como sede San José Chiapa,
en el estado de Puebla. Sin duda alguna el gran éxito de la gestión del
mandatario poblano Rafael Moreno Valle, ya que el establecimiento de la firma teutona
generará empleo y prosperidad en la región… así lo han referido los medios de
comunicación que no se cansan de difundir esta noticia.
Ojalá que las
inversiones de Audi y las empresas
proveedoras realmente beneficien a los poblanos; sin embargo, las personas
mejor preparadas, poderosos contratistas, franquicias de diversa índole,
sindicatos y otros activos, pelearán por llevarse la mejor tajada del gran
pastel. Al tiempo.
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