lunes, 22 de febrero de 2021

A cinco años de la visita del Papa Francisco a México

 “Ustedes están viviendo su pedacito de guerra, entre comillas, su pedacito de sufrimiento, de violencia (...) Si yo voy ahí, es para recibir lo mejor de ustedes y para rezar con ustedes, para que los problemas (...) que ustedes saben que están sucediendo, se solucionen, porque el México de la violencia, el México de la corrupción, el México del tráfico de drogas, el México de los cárteles, no es el México que quiere nuestra madre”.

Entrevista que el Papa Francisco concedió a la agencia Notimex, 3 de febrero de 2016.


El pasado 12 de febrero, se cumplieron 5 años de la memorable visita del Papa Francisco a nuestro país y me llamó la atención que ningún medio católico, salvo el semanario Desde la Fe (versión electrónica) y la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Comunicación (mediante un comunicado), hicieran referencia al periplo del obispo de Roma. Considero que pudo ser una buena oportunidad para una retrospectiva de los mensajes del sucesor de Pedro y revisar qué tanto abonó a la fe de los fieles y a los quehaceres de la jerarquía eclesiástica mexicana.

De acuerdo con Bernardo Barranco, sociólogo especializado en creencias religiosas y cultura, lo que queda de la visita papal “…depende mucho de la propia sociedad; los planteamientos sociales que de manera fuerte han llegado a exponer los Papas se les resbalan a la propia jerarquía eclesial, acaso conmueve a unos cuantos. También a la clase política y a la élite gobernante, que piensa sólo en la legitimidad, en sacarse la foto de relumbrón; pero una vez que se va el Papa los contenidos se evaporan, se van”.

Un sondeo habría sido suficiente para tener un diagnóstico de las palabras o frases que los fieles recordaran del Papa Francisco. ¿Qué respuestas habrían surgido? Posiblemente lo anecdótico o sinceramente no recordarían nada de sus catequesis. En lo que sí podríamos estar seguros, es que la mayoría de los hipotéticos encuestados estarían de acuerdo en que el pontífice argentino vino a renovar la esperanza y a que le echáramos ganas.

Pero, ¿qué creen? A un lustro de distancia las cosas, al parecer, no mejoraron mucho, tan solo en el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reporta que el número de católicos cayó de 82.7% en 2010 a 77.7%. Es notable el incremento que registraron los agnósticos y ateos que pasaron de 4.7% a 8.1% en sólo 10 años. Y sobre todo el incremento de los cristianos, principalmente evangélicos, que subieron de 7.5% en 2010 a 11.2% en 2020.

¿Qué revelador habría sido una entrevista con el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano sobre avances y retrocesos del catolicismo en México tras la visita de Francisco? ¿Alguna reacción por el jalón de orejas que les propinó a los obispos en la catedral metropolitana de México? Aunque lo nieguen, quedó el testimonio para la historia: “Si tienen que pelearse, peléense, si tienen que decirse cosas, se las digan, pero como hombres, en la cara y como hombres de Dios, que después van a rezar juntos, a discernir juntos y si se pasaron de la raya, a pedirse perdón, pero mantengan la unidad del cuerpo episcopal”.

Entre el obispo en funciones y el emérito hay una que otra discrepancia, es normal, y se cuidan las formas para mantener al rebaño, pero cuando estos salen a la luz pública muestran lo mal que puede estar la relación. Tristemente hay algunos casos, para muestra la guerra fría entre el arzobispo primado de México Carlos Aguiar Retes y su antecesor Norberto Rivera, el del emérito de Guadalajara Juan Sandoval y el titular Francisco Robles y las posibles hostilidades entre el novel pastor de la Diócesis de Saltillo Hilario González y el emérito Raúl Vera… Ya ni se diga los desencuentros de algún sacerdote con su obispo, así como entre párroco y vicario.

Yo creo que no es justo ni del agrado de la venerada guadalupana ver a sus hijos dispersos y confrontados, desorientados y abandonados a su suerte, ignorantes y abusivos, sin esperanza ni amor. Ante este panorama, que es muy preocupante y penoso, es necesario regresar al espíritu del evangelio a la luz de las catequesis que el Papa Francisco impartió en nuestro país, ya que responden a los signos de los tiempos y a un cristianismo que apremia salir de los templos y no seguir anclado en las devociones estériles.


Postre:

Sí, hay tristeza y consternación por el fallecimiento del Padre Rogelio Montenegro, un erudito de las sagradas escrituras y respetado por sus loables esfuerzos para que los laicos fundamentaran su fe. Será difícil que alguien llene el hueco que dejó.

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