¿Realmente diciembre es el mes más bello del año? No comparto esa opinión, la mayoría afirma que es una época muy alegre por las posadas, los regalos, la comida, las vacaciones y todos esos inventos del consumismo que nos estimula a gastar. Para otros, estos días les trae tristes recuerdos por la muerte de un ser querido, por una reciente ruptura sentimental, por la ausencia de los hijos o de los padres, incluso quienes no tienen trabajo sufren una gran depresión por no tener “billullo” para celebrar con más que un pollo asado.
¿Ambiente navideño? No lo hay, díganme donde está porque yo no lo percibo por ningún lado, ni en las céntricas calles de Puebla con sus comercios, templos y capillas, ni en las plazas comerciales que con muchos esfuerzos invitan a la gente a comprar... ¿A comprar qué? ¿Con qué? ¿Para qué? Quienes tenemos trabajo el aguinaldo que recibimos alcanza para una cena modesta, pagar las cuentas pendientes y si sobra, darnos un gustito o sorprender con un detalle a nuestra pareja o ser querido. Y todavía falta la cena de fin de año que es otro gasto, aunque prefiero ir a darle gracias al Todopoderoso por los bienes recibidos y al retornar a casa, brindar con una sidrita, comer unos buñuelos, esperar las doce campanadas y a dormir... como ya me sucedió en un viaje en el ADO. El conductor hizo una breve escala, nos despertó y muy emocionado brindó con los pasajeros, nos deseó feliz año, buen viaje y felices sueños.
Un poco de amor, un poco de paz, se acerca la noche buena, el año nuevo y la Navidad, se acerca la noche buena, el año nuevo y la Navidad...
Ya empezaron las “posadas”, así entrecomillado. ¿Para qué voy? sinceramente no me gustan porque en realidad son unas pachangas sin peregrinos, sin piñata, sin colación, sin rezos ni cacahuates; puros bocadillos, bebida y bailongo con música estrombótica hasta amanecer y si estuvo buena la fiesta, el pleito no debió faltar.Tampoco me gustan las posadas que buenamente tratan de rescatar en las parroquias, no despierta ningún interés en las nuevas generaciones. Creo que se debe plantear una nueva forma de catequizar en época decembrina, puesto que las posadas como las conocimos y las añoramos sirvieron para un tiempo determinado, y su propósito ha quedado agotado. Bueno, ese es mi punto de vista, salvo las pastorelas, que con ingenio y creatividad viven y vivirán por los siglos de los siglos.
¿Irás a la fiesta que ofrece la empresa anualmente a sus trabajadores? No sé... Tal vez... Está bien... aunque no hay motivos para celebrar, a muchos compañeros los liquidaron este año, y todo en favor de la estabilidad financiera de la compañía. Ojalá las cosas mejores.
Un poco de amor, un poco de paz, se acerca la noche buena, el año nuevo y la Navidad, se acerca la noche buena, el año nuevo y la Navidad...
¡Cómo me choca la gente que compra su árbol de Navidad! ¡Sí, ya sé que son de invernadero y ayudan a la economía de los pueblos o rancherías! Sin embargo, ¿será mucho pedir que el próximo año se suspenda su venta para que se regeneren los montes y los valles talados? Por un año que las familias no pongan su pinito, no se va a acabar el mundo, ¡por favor! Ni que fuera para tanto.
La Misa de Navidad, ¿qué puedo decir? No es nada personal contra los padrecitos pero los fieles agradeceríamos celebraciones menos pomposas y más didácticas, siempre predican lo mismo. Me pone de mal humor escuchar a las señoras decir: “estuvo muy linda la misa”. Tan importante es el rito como la palabra y si ésta no llena, no conforta, de nada sirve estar más de una hora en la casa de Dios.
N.B. 1 El Grinch es un personaje de un libro infantil (Cómo el Grinch robó la navidad) creado por el Dr. Seuss en 1957 y critica la visión de la Navidad como algo comercial y satiriza a aquellos que obtienen beneficios explotando la época navideña. En el año 2000 se proyectó en los cines la película El Grinch, basada en el cuento navideño del referido autor. Es una versión menos fiel a la historia original, ya que se creó un nuevo relato que muestra el motivo por el que El Grinch detesta la Navidad.
N.B. 2 Música por cortesía de “Los socios del ritmo”, grupo cumbiambero de la década de los 80.
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