Abrazos y tarjetas, globos y arreglos florales, chocolates y perfumes, serenatas al pie del balcón y cenas románticas, reconquistas y propuestas de matrimonio, noches de antro y seducción son los escenarios para vivir con esa persona especial el 14 de febrero, día del amor y la amistad, tristemente contagiada por el consumismo de quienes comercian con los sentimientos de las personas.
Una flor, un detalle, un pensamiento... ¡Charros, charros! ¡Eso no vende! Son cursilerías de otros tiempos, lo de ahora son los detalles que tengas con tu chava o con tu chavo, entre más chido sea, más te va a querer. Bueno... es cierto que dar o recibir un obsequio no está mal pero, ¿por qué insisten en machacarnos la cabeza con comprar para agasajar al galán o a la galana con sus promociones? Pues para animarlos a dar un lindo obsequio, que esta fecha no pase desapercibida, como comerciante superar las pérdidas que he tenido por culpa de la crisis...
De acuerdo, me parece que son buenas razones, incluso te sugiero que en el transcurso de este 2010 hagas una promoción como “Navidad en verano” o “El amor y la amistad renace en otoño”, para romper con lo de costumbre. No está mal, podría funcionar, déjame pensarlo... Pero por supuesto que sí, ¿quién dice que al 14 de febrero forzosamente debe ser el día indicado para demostrar las querencias? Tenemos todo el año para manifestar el cariño y afecto a las personas que amamos y apreciamos. A mi novia, por ejemplo, cada vez que la veo, me hace muy feliz cuando me regala ocasionalmente una “bubaloo paleta”, ella es feliz cuando la visito sin anunciarme y le regalo un “kinder chocolate” que tanto le gusta... Qué decir de mis amigos, recibo un abrazo incuestionable después de ayudarles a superar sus momentos difíciles. Con esos detalles expreso, sin tanta faramalla, mi amistad y mi estima por mis seres queridos. Con tanto mercantilismo, ¿dónde queda el amor?
¡Uy mano! Pues... pues... no sé... tal vez tengas razón, lo único cierto es que eres un idealista. Posiblemente soy un idealista empedernido y no importa, no seré el único. Estoy convencido de que el amor debe salir de los aparadores para cobrar vida en los corazones verdaderos, y nada más, porque como bien dice el maestro Jorge Jiménez Alonso: “Lo que vale dinero, vale poco”.
Postre
En los últimos días los precandidatos a la gubernatura del estado de Puebla han planteado eliminar la tenencia vehicular, sin duda es una medida que a primera vista causa entusiasmo, incluso se percibe que la propuesta será aplicada en el mediano plazo, porque ahora sí hubo sensibilidad política.
Qué ingenuidad de la ciudadanía si considera que aquello es una muestra de buena voluntad, que los propietarios de vehículos dejen de pagar ese impuesto que sirvió para subsidiar los juegos olímpicos que nuestro país organizó en 1968. La iniciativa, por donde se le vea, tiene fines electoreros y el siguiente inquilino de Casa Aguayo, el próximo gobernador de Puebla, emanado del partido que sea, está obligado a aplicar la ley que se legisló en el año 2007 para eliminar el pago de la tenencia y deja a las entidades federativas cubrir con otro tipo de impuestos estatales (como el absurdo impuesto sobre la nómina) la partida presupuestal destinada a los municipios, incluso las participaciones federales podrían cubrir también esa reducción precisamente con el impuesto a las gasolinas y diesel a lo largo del año. Al tiempo.
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