El mundo del periodismo vive un tiempo de profundos cambios. La proliferación de nuevas tecnologías llega ya a todos los ámbitos e implica, en mayor o menor medida, a todos los seres humanos. La globalización ha aumentado la capacidad de los medios de comunicación social, pero también ha acrecentado su exposición a las presiones ideológicas, económicas y comerciales. Esto debe inducir a los periodistas a interrogarse sobre el sentido de su vocación y profesión.
Cuando un periodista se compromete y se esfuerza por hacer que la luz de la verdad impregne en todos los ámbitos de la existencia humana, cuando un profesional de la comunicación consagra su profesionalidad al servicio del bien moral y espiritual de las personas y de la comunidad humana, cuando al frente pone el vértice ético del servicio desempeñado, es entonces que el periodista camina en el trayecto del martirio.
El periodismo no se puede guiar únicamente por las fuerzas económicas, por los beneficios y por los intereses particulares. Al contrario, hay que sentirlo como una tarea sagrada, realizada con la conciencia de que en las manos de barro se tiene el tesoro de los poderosos medios de comunicación para el bien de todos y, en particular, para el bien de los sectores más débiles de la sociedad: los niños, los pobres, los enfermos, los marginados y discriminados.
No se puede escribir o transmitir sólo en función del índice de audiencia, en detrimento de servicios verdaderamente formativos. Tampoco se puede recurrir indiscriminadamente al derecho a la información, sin tener en cuenta otros derechos de la persona. “Ninguna libertad, ni siquiera la libertad de expresión, es absoluta, pues encuentra su límite en el deber de respetar la dignidad y la legítima libertad de los demás” afirmó el Papa Juan Pablo II durante el jubileo de los Periodistas (4-06-2000).
El profesional de la comunicación está atento a los acontecimientos de la crónica diaria, acostumbrado a la difusión de las noticias cotidianas; pero también debe ser sensibles al mundo del espíritu para “conectar el misterio de Jesús Nazareno con los hechos de la historia contemporánea: personas y rostros, circunstancias y lugares de nuestro mundo que constituyen también un Vía Crucis cotidiano, donde Cristo vive y sufre todavía en muchos de nuestros hermanos y hermanas: en los pequeños y en los pobres, en los desheredados y en los enfermos, en los presos y en los perseguidos, en los sin techo y sin patria”. (Vía Crucis en el Coliseo 2002)
Nada, por más fascinante que sea, puede escribirse, realizarse o transmitirse en perjuicio de la verdad, de la “verdad del hombre”, en la dignidad de la persona humana en todas sus dimensiones. Por tanto, si el periodista se compromete a servir a la persona humana mediante la construcción de una sociedad fundada en la solidaridad, la justicia y el amor, mediante la comunicación de la verdad sobre la vida humana y su cumplimiento final, entonces el mundo de los medios de comunicación habrá encontrado hombres y mujeres que en su pasión sepan leer los sufrimientos de la humanidad y a ella anuncien el triunfo sobre el mal y sobre la muerte.
Postre
“La guerra contra las drogas ha fracasado”, así lo dictaminó el informe War on Drugs, documento publicado por la Comisión Global de Políticas sobre Drogas y suscrito por varios ex presidentes (entre ellos Ernesto Zedillo), altos funcionarios, empresarios e intelectuales (incluido Carlos Fuentes) quienes solicitan cambiar la táctica policiaca para controlar el problema del consumo de estupefacientes, ya que ha provocado consecuencias devastadoras para individuos y sociedades en el mundo. ¿Qué sugieren? Despenalizar y regular legalmente las drogas…
Alejandro Poiré, vocero de seguridad nacional, descalificó el informe como una alusión al fracaso de las políticas por el combate al narcotráfico y el crimen organizado en nuestro país. El vocero argumenta que “la legalización no termina con la delincuencia organizada ni con su rivalidad y violencia. Tampoco fortalecerá nuestras instituciones de seguridad y procuración de justicia”. Ha pasado casi un sexenio y no se ha debilitado contundentemente al crimen, las instituciones encargadas de impartir y justicia e imponer la ley y el orden, están podridas hasta el tuétano.
Si desea saber más de este interesante reporte, dejo el link:
http://www.globalcommissionondrugs.org/Report
La propuesta de la Comisión no sólo sugiere legalizar las drogas por decreto, va mucho más allá y tiene un plan que si realmente se hace efectivo, dará un verdadero golpe de timón.
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