viernes, 1 de julio de 2011

Un modelo para México

La defensa de los derechos de las personas con discapacidad es un enfoque que apenas está repuntando. Se reclama el reconocimiento de las necesidades específicas y especiales de estas personas, así como su inclusión social, el tratamiento equitativo y la igualdad de oportunidades.
Comisión Ciudadana de Estudios contra la Discriminación

En esta ocasión quiero presentar una agrupación que rompe con los esquemas de apoyo hasta ahora conocidos en nuestro país ya que, en vez de estirar la mano para recibir ayuda, ellos tocan las puertas, tanto las del gobierno como las de las empresas para pedir trabajo, con la diferencia de que quienes lo solicitan son personas con capacidad intelectual reducida y en seis años han logrado significativos resultados.

En contexto

El programa nacional para prevenir y eliminar la discriminación señala que para que en México se puedan establecer genuinas acciones a favor de la inclusión social de las personas con capacidad intelectual reducida, “es necesario reproducir los estándares de inclusión recogidos en los instrumentos internacionales que contemplan este enfoque. Destacan por su importancia las Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades de las Personas con Discapacidad, aprobada por la Asamblea General de la ONU mediante la resolución 48/96 del 20 de diciembre de 1993.”

Quien fuera gobernador de Puebla, Melquíades Morales y su esposa en un viaje de trabajo a León, España, en el año 2002, conocieron el trabajo que se realiza en SOLTRA (Solidaridad y Trabajo), empresa fundada por Cinia González de Fernández y Antonino Fernández Rodríguez. La delegación poblana quedó admirada por la integración al mundo laboral y la productividad de las personas con discapacidad, por lo que decidieron imitar ese modelo de empresa en nuestro Estado y lo hicieron en trabajo común con la Agrupación Leonesa de Puebla y la Fundación Virgen del Camino quienes erigieron las instalaciones que se inauguraron el 23 de febrero de 2005.

Empresa sin distingos

“Toda discapacidad es aceptada en esta empresa, menos la flojera” reza un mensaje en el vestíbulo de las oficinas de CINIA. Más que un texto, es su filosofía de trabajo y las intenciones no se quedan en el aire, los hechos hablan por sí mismos. En un muro cuelga una fotografía del presidente Vicente Fox con trabajadores de la citada agrupación, además un reconocimiento a nivel federal que la acredita como “Empresa Incluyente” por parte de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, para mi asombro, la primera en América Latina y a nivel nacional.

Mis cavilaciones son interrumpidas cuando Renata Mijares, anfitriona y guía para este reporte, me conduce a una sala de juntas para conversar acerca de CINIA que, además de ser el nombre de la fundadora, son las siglas de Capacitación, Industria, Artesanía.

Didácticamente, Renata indica que CINIA aporta bienes y servicios de calidad creando con ello las fuentes de trabajo necesarias que permitan la integración a la vida laboral de individuos con discapacidad. Acota que no es una institución asistencial o caritativa, “somos una empresa y actualmente 300 personas laboramos aquí, entre trabajadores y personal administrativo, además estamos en crecimiento continuo”, refirió mi convidada a quien no le pude ocultar mis dudas respecto al trato preferencial a los trabajadores, por tratarse de gente ‘especial’. “En esta empresa no hay distingos, aunque los muchachos tengan capacidades intelectuales menores, poseen los mismos derechos y deberes laborales que una persona normal: Cumplir con su horario de trabajo, sacar a tiempo la elaboración de productos que nos soliciten, portar el uniforme, un horario para comer y sus prestaciones de ley.

“El primer grupo que fue contratado llegó con la autoestima muy baja porque pensaban que no serían aptos para el trabajo, previamente se les capacitó y poco a poco han desarrollado sus habilidades. Antes sus familiares los dejaban y venían por ellos, ahora llegan y se van por su propio pie, por lo que cada vez son más independientes y tienen un inmenso deseo de superación”, aclara emocionada Renata y agrega: “Tenemos una bolsa de trabajo y el requisito principal es que el candidato tenga capacidad intelectual menor comprobada (ceguera, sordera, mudez, síndrome de Down) y la edad mínima que exige la ley para el trabajo, 18 años”.

Las preguntas fundamentales de mi cuaderno de notas estaban por agotarse y no quería dejar en el tintero mis inquietudes acerca de la capacidad laboral de este modelo empresarial. “Hasta este momento sólo hemos tenido dos bajas, de ahí en fuera todos trabajan con eficiencia. Las empresas que han contratado nuestros servicios realmente quedan impresionadas por la respuesta de los muchachos y han abandonado el prejuicio de que los discapacitados no trabajan tan bien como los demás. Kraft Adams, Grupo Modelo, SICOM, Volkswagen de México y las tiendas Extra, por citar algunos, son nuestros clientes satisfechos.”

Como para que la cuña apriete, CINIA tiene una alianza de cooperación tecnológica y de trabajo con grupo Gureak (www.grupogureak.com), una de las empresas líderes del sector en toda Europa, la cual cuenta con más de 25 años de experiencia y aproximadamente cuatro mil empleados con discapacidad. En este sentido Renata explica que la meta es alcanzar los mismos logros del corporativo español y para ello me adelanta que próximamente en Tuxtepec y Oaxaca se abrirán otros CINIA como parte del plan de crecimiento.

La producción

Artes, Talleres y Oficios son las divisiones de trabajo en CINIA, para ello cuenta con dos naves con capacidad para crecer dos pisos en cada una. Al entrar a una de las áreas una linterna flotante domina el escenario en tanto 6 personas se afanan en sus tareas. “Las linternas son un producto típico de nuestro Estado y se elaboran en distintos tamaños y colores, vienen listas para su lanzamiento. Son ideales para todo tipo de celebraciones y reuniones” remite Renata y al mismo tiempo me presume una muñeca artesanal elaborada por un par de jóvenes que cortan retazos de tela de acuerdo a una serie de moldes. A pesar de estar a medio armar, la figura es bella por las grecas multicolores que adornan su blusa. “El bordado se confeccionan en Cuetzalan y nosotros le damos los acabados. Hace unas semanas armamos unas quinientas para la Fundación Niños de Eugenia y tuvo mucha aceptación, básicamente por la calidad del diseño y los acabados”.

En otra parte de la nave tres muchachos se afanan en la producción de mechudos para trapeadores; uno teje, otro cose y el siguiente los prepara para ser empacados.

“Otro servicio con el que contamos es el de limpieza profesional en oficinas, tiendas, escuelas, e industrias”, explica mi anfitriona y acota: “Los muchachos son personas de confianza, puntuales y cumplidos, incluso para que no quede duda de nuestro trabajo la supervisión es constante por parte del jefe de área”.

Dejamos a los jóvenes en sus tareas y Renata me conduce al área de alimentos. Me presenta con Javier Cabañas, jefe de la sección e instructor. “Aquí elaboramos galletas y sándwiches deliciosos, nutritivos y empaquetados, listos para degustar. Estos productos se pueden adquirir en las tiendas Extra de la ciudad”. Llama mi atención que las galletas tienen una sofisticada presentación, no están empaquetadas en su tradicional caja o en una sencilla bolsa de celofán, sino en un frasco, que cuando se acaba el producto sirve como especiero. “También hemos preparado refrigerios (compuesto por un sándwich, una bolsita con galletas y un jugo), más adelante estaremos en condiciones de preparar bocadillos para dar más opciones al público”, abundó Javier. En ese mismo instante de la explicación trabajaba un muchacho con debilidad visual, diligente en la preparación de una salsa que hasta ese momento desconocía y se elabora de la misma manera que en la Sierra Norte de Puebla, el chinchiltate, una salsa seca de ajonjolí y chiltepín. Su uso es variado, tanto en sopas, ensaladas, pastas, pescados y carnes.

Antes de concluir mi visita Renata me conduce al vivero, que se ubica a un costado de las instalaciones de SICOM, en los linderos de la zona Angelópolis. Ahí conocí a Octavio Roldán y Carlos Palacios, ellos, además de comerciar productos para jardinería, también son jardineros, otra de las divisiones de CINIA, y con alegría refieren la satisfacción que les produce su trabajo. “Somos expertos en el diseño y mantenimiento de todo tipo de áreas verdes, proveemos pasto y una variedad de plantas del vivero. ¡Nuestro trabajo es garantizado!

A modo de colofón

Para quienes hemos tenido la oportunidad de conocer este enfoque empresarial recibimos con beneplácito este esfuerzo, en la medida de nuestras posibilidades debemos apoyarlo y difundirlo, más aún, fomentar las condiciones para convivir y trabajar con personas con discapacidad ya sea física e intelectual. El reclamo por la igualdad de oportunidades no puede provenir exclusivamente de los sectores excluidos; se requiere la fuerza y la contundencia de una sociedad que reconoce como legítimas, productivas y enriquecedoras las diferencias entre las personas a la vez que defiende las igualdades en derechos, en oportunidades y en trato. Por eso y mucho más CINIA es un modelo para México.

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