La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en
un inmenso depósito de porquería. Muchas veces se toman medidas sólo cuando se
han producido efectos irreversibles para la salud de las personas.
Fragmento de la Encíclica del Papa Francisco Laudato si: Sobre el cuidado de la casa
común.
En esta ocasión quiero comentar un par de fechas, una de
ellas, de significativa relevancia. La primera tiene que ver con nuestro
deteriorado planeta, ya que el próximo 22 de abril se celebra el poco difundido “Día de la Tierra”, momento dedicado para crear conciencia común a los
problemas de la contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras
preocupaciones ambientales para proteger nuestro mundo.
En diversas ocasiones he manifestado mi preocupación por el
cuidado de las áreas verdes y del agua, aclaro que no pertenezco a ningún
movimiento ambientalista, sencillamente no puedo permanecer indiferente ante un
grave problema que afecta por igual tanto al entorno urbano como rural. Y es
que si San Francisco de Asís viviera, él pondría un gran empeño en el cuidado
de la Creación y seguramente tendría más seguidores que Greenpeace o la World
Wildlife Fund (WWF), no dudaría en apoyarlo o afiliarme a la mística del patrono
de los ecologistas.
Hoy, el legado del pobrecillo de Asís, puede salvar a
nuestro planeta. Su herencia nos enseña a amar y respetar a todas las criaturas
del cielo y la tierra: a las montañas, a las flores, a las piedras… La herencia
ecológica de San Francisco es de actualidad y nos pide repensar nuestro lugar
en el orden creado, de modo que el bienestar humano está integrado en el
bienestar de todas las cosas, es decir, en el medio ambiente...
La segunda fecha a la que me voy a referir es el 16 de abril
de 1531, hace 486 años se fundó la noble y heroica ciudad de Puebla, antaño,
distinguida como “Relicario de América” y actualmente ostenta el título de
“Patrimonio de la Humanidad”.
Rafael Moreno Valle, otrora gobernador de Puebla, realizó
trabajos de restauración de los sitios emblemáticos de la capital angelopolitana
tales como el Centro Cívico 5 de Mayo, el museo del Alfeñique, la casa-museo de
los Hermanos Serdán, el arreglo de calles y bulevares, la apertura al público
de los “secretos” de nuestra ciudad con los famosos túneles entre otras obras.
Ciertamente estas acciones tienen como finalidad atraer el turismo y hacer más
jovial la vida social, cultural, religiosa y comercial del primer cuadro de la
angelopolis. Sin embargo, un suburbio que conserve mucho de su entorno original
como sus edificios y la traza de sus calles, sin grandes alteraciones que lo
descompongan con la excusa de una mejora cosmética, su patrimonio es mucho más
apreciado, más valorado y los ejemplos de ciudades como Zacatecas, San Miguel
de Allende, Guanajuato o Morelia sobresalen en su preservación.
Pues sí… se ve bien todo lo que hicieron, ¿consideraron la
opinión de la UNESCO para tal efecto?
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