jueves, 10 de agosto de 2017

Buscando la imagen de Dios. Entrevista al fotógrafo Heriberto Cano Méndez

“Soy inmensamente feliz cuando hago fotografía y música”, sus dos grandes pasiones en la vida. Continúa, “en el subconsciente llevo la técnica, pero priva el corazón. Dios me dio mucho sentimiento, en las dos actividades que desarrollo”.


En su estudio, que se ubica en la 5 oriente 605, en el Barrio de los Sapos, nos recibe el fotógrafo poblano Heriberto Cano. Siempre tuvo claro lo que quería ser en la vida: “artista”. Contemporáneo del gobernador de Puebla Mario Marín Torres (2005-2011), fueron compañeros en la Secundaria Federal. Terminada la instrucción básica, incursionó en el canto y la composición. Obtuvo un segundo lugar en el Concurso de Canto de la Primera Feria Nacional de Puebla.

En su carrera como cantautor grabó dos discos, y participó en programas de radio y televisión. Ha tenido el privilegio que Estela Núñez y Alberto Vázquez, grabaran algunas de sus composiciones. Sin embargo, como él lo dice “si no estás en el ambiente es difícil seguir en la jugada”.


DEL CANTO A LA FOTOGRAFÍA

Se inició en la fotografía gracias al nacimiento de su primera hija, Beyder. Nos cuenta: “Cuando cantaba había gente que me tomaba fotos y me gustaba mucho, la fotografía me llamaba mucho la atención. Era un ‘hobby’ demasiado caro. Pero cuando nace mi primera hija, compré mi primera cámara”. Así inició su periplo por el arte fotográfico, tomando fotos en los cumpleaños y fiestas familiares. Continuaba cantando y viajando por toda la república. Pero, “cuando uno quiere ser artista, la juventud es importante, es difícil entender que te estás haciendo grande, los empresarios quieren gente joven, sino ya no te contratan”.

Cuando Heriberto cumplió 35 años, decidió quedarse en Puebla y sentar cabeza. La realidad empezó, y se hizo las preguntas: “¿Qué voy hacer? ¿En qué voy a trabajar?” Dejó la música. En ese tiempo su hija iba al kínder, y veía a los fotógrafos cómo tomaban fotos. Las vendían “como hojaldras en día de muertos”, nos comenta. “Yo le tomaba fotos a mi hija y las mamás me decían ‘Tómele una a mi niña’ Yo les decía —‘No, yo no soy fotógrafo’. Y ahí empecé a tomárselas a los niños en la escuela”. Pasó un año tomando fotos sin saber casi nada del arte de fotografiar. “Al ver las publicidades de fotografía —nos dice–, pensaba que eso era lo que yo quería hacer”.

Buscó la manera de estudiar, difícil en esa época en la angelopolis, fue a cursos de fotografía en la Asociación de Fotógrafos de Puebla. Su rostro se ilumina: “Me preparé tres años a conciencia. Saqué mis diplomados de Retrato, Producto, Fashion, y otros más. A partir de ahí no he dejado de estudiar”. No se conformó con el retrato social, no porque fueran malos sino porque en las dos actividades de su vida; el canto y la fotografía, siempre ha intentado ser el mejor.




LOGROS Y PREMIOS

En 1991 inició su vida profesional como fotógrafo. Empezó a participar en concursos de fotografía. Su primera imagen artística la denominó “Mujer en la niebla”, tomada en la Sierra Norte de Puebla. A la fecha tiene 26 años como fotógrafo profesional. Comenta con una gran sonrisa: “Soy inmensamente feliz cuando hago fotografía y música”, sus dos grandes pasiones en la vida. Continúa, “en el subconsciente llevo la técnica, pero priva el corazón. Dios me dio mucho sentimiento, en las dos actividades que desarrollo”.

Hubo un tiempo en la fotografía, que quiso ser técnicamente perfecto, fueron dos años del 2001 al 2002, sus fotografías eran frías, no transmitían nada. “Aprendí la técnica para perfeccionar mi trabajo, ahora la técnica es algo mecánico. Sé manejar la cámara sin preocuparme en los mecanismos, es lo que menos me importa, porque cuando empiezo a pensar en la técnica dejo de ver muchas cosas”. Ha ganado algunos  primeros lugares, dos importantes, la Kodak Gallery Award en 1993, fue el último premio que dio Kodak en México. La Diosa de la Luz en la revista Foto Zoom. También obtuvo la Maestría en la Asociación  Nacional de Fotógrafos.


FOTOGRAFÍA RELIGIOSA

Al fotógrafo lo hemos visto en la Procesión del Viernes Santo, le preguntamos ¿cuál es su experiencia en ese día tan importante para la los fieles católicos?

“¡Es maravilloso lo que simboliza, y el fervor de la gente! Algunas veces uno se rehúsa a creer, pero cuando ves a la gente, su rostro irradia su fe. Me dan escalofríos, a pesar de estar trabajando, ves el fervor del pueblo. Llegó un momento en que desde la parte alta de un hotel, al ver la procesión, sentí una paz como no se pueden imaginar. Como si la paz que lleva esa gente te la transmitieran”.

Buscando las imágenes detrás del lente fotográfico ha encontrado el rostro de la fe y la paz, pero también ha encontrado el “temor de Dios”. Nos cuenta: “Retratando un día un Cristo de Catedral, uno de marfil,  me dio pánico, temor, me impresionó tanto, al grado de decirle, ¡Señor, perdóname!”.

“Tuve otra experiencia, cuando tomé la imagen de la Capilla del Rosario, la trabajé en el estudio y al abrirla me dieron ganas de llorar”. Aclara su fe: “No soy fanático de la religión, soy un creyente, pero no me gusta fanatizarme. Quizá sea un mal católico pero soy muy creyente. Me impresionan los interiores de los templos, y los santos, sobre todo en los pueblos, que nos son tan estilizados”.

La experiencia de la fotografía lo ha llevado a encontrarse con la creación: “Una fotografía es un instante en el tiempo: un atardecer, un cielo, Dios nos lo dio así”. Concluye diciendo: “Un fotógrafo en cada imagen tiene una historia. Y yo, tengo más de mil historias que contar”.

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