jueves, 28 de diciembre de 2017

Remen mar adentro

Llegamos al final de un año orgullosos de muchas cosas, hemos adquirido más experiencia, como Pedro estamos orgullosos de conocer perfectamente nuestra vida. Con la frase “rema mar adentro”, Jesús le quiere decir a Pedro que todavía hay experiencias nuevas que hacer, que no lo sabe todo…


En el Evangelio de san Lucas sobre la pesca milagrosa (Lc 5, 1-11), hay un momento en el que Cristo le pide a Pedro que “reme mar adentro” (duc in altum). La escena resulta muy bella y sugestiva: Una vez acabada la predicación, Jesús pide a Pedro que “reme mar adentro”, es una orden. Sin embargo, la segunda parte de la frase es menos citada y con frecuencia se olvida: “Rema mar adentro y lanza las redes para pescar”.

Ya sabemos que Pedro era pescador y conocía como la palma de su mano el lago de Genesaret. Había nacido a sus orillas y desde niño seguramente pasaba las noches y los días en sus aguas lanzando las redes, había aprendido el oficio. Sabía dónde, cuándo, cómo encontrar los peces. Pedro sabía que, desde un punto de vista humano, no era el mejor momento para lanzar las redes, no era el mejor sitio. Por eso se atreve a decir al Maestro: “Hemos estado trabajando toda la noche y no hemos cogido nada”.

Pedro indica a Jesús una razón humana válida para no lanzar las redes, para no obedecer su orden. Desde la lógica humana, parecía algo sensato no volver a realizar un esfuerzo vano. Pero su frase no concluyó allí: “Pero en tu nombre, echaré las redes”, indicándole claramente a Jesús que él nunca habría pescado ni en ese lugar ni en ese momento del día, pero que la confianza que tenía puesta en Él superaba la confianza que provenía de su experiencia y de su práctica. Se fiaba, en resumidas cuentas, más de Cristo que de sí mismo. Sabemos cómo concluye este pasaje.

Llegamos al final de un año orgullosos de muchas cosas, hemos adquirido más experiencia, como Pedro estamos orgullosos de conocer perfectamente nuestra vida. Con la frase “rema mar adentro”, Jesús le quiere decir a Pedro que todavía hay experiencias nuevas que hacer, que no lo sabe todo, que más allá hay fuerzas nuevas de conocimiento, existen zonas de misterio todavía inexploradas para él.

Cuando Jesús nos pide “remar mar adentro”, nos está diciendo que nos adentremos en el misterio de Dios por la fe, es decir, creer con más fuerza, esperar con mayor anhelo, amar con más pasión, trabajar con perenne entusiasmo. Podemos decir que la vida es un remar mar adentro, es un aceptar siempre de nuevo la sorpresa de Dios, es un recomenzar todos los días con renovada ilusión. Esta es la actitud de quien quiere iniciar el año en el nombre de Dios, porque quien confía en Él, como Pedro, lanzará las redes en el nombre del Señor y triunfará en la vida.


El éxito en la vida lo da esta confianza absoluta en la sabiduría y en el poder de Dios, a pesar de las apariencias contrarias o las situaciones adversas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario