La Logoterapia es
ciertamente un método terapéutico, pero es ante todo y a estas alturas, una
actitud existencial, es una manera de ver y concebir la vida.
Por Enrique López Albores *
La pregunta fundamental a la que intenta fatigosamente
responder el ser humano es la siguiente: ¿Cuál es el sentido de mi vida? Este
interrogante, según Frankl, es compañero inseparable del hombre y se impone a
quien desea vivir en plenitud su condición de ser hombre (Vais y Fizzotti,
1989).
Actualmente una palabra ha inundado nuestras bibliotecas,
algunas películas e incluso nuestras calles: Logoterapia, esta palabra se ha hecho cada vez más presente para el
público en general, algunas personas se acercan preguntando en que consiste o “como
se come eso”, algunos la confunden con logotipos o incluso con terapia de
juego. Para definir lo que es la logoterapia recurriré a una experiencia que su
creador, Viktor Emil Frankl, tuvo cuando estaba dando a conocer su modelo.
Una psicoanalista se le acercó y le preguntó:
-Doctor Frankl, ¿Es psicoanalista?
- No señor, soy logoterapeuta.
- En pocas palabras me podría usted decir ¿En qué consiste
su método de la logoterapia?
- En pocas palabras ¿Me podría usted decir en qué consiste
el psicoanálisis?
- En psicoanálisis el paciente se acuesta en el diván y el
psicoanalista, en la parte trasera del mismo y sentado, se dispone a escuchar
muchas cosas desagradables de su paciente.
- En la logoterapia, el paciente se sienta frente a frente
con su terapeuta y es el paciente el que se dispone a escuchar muchas cosas que
quizá le sean desagradables de escuchar.
Con esta experiencia Frankl define lo que popularmente
podría entenderse por logoterapia, es decir, el arte de descubrir, a través del
diálogo horizontal, el sentido de la propia existencia, la dirección que
finalmente le daré a mi vida. Para lograrlo, por supuesto que es necesario que
entremos en un proceso de autoconocimiento
que nos permita ver con claridad en qué momentos y cómo le hago para distraerme
de mi sentido en la vida o para encontrarlo y ser coherente con él, para
descubrir cuáles son las partes más hermosas de mi ser así como las más
obscuras y desagradables que me permiten ser quien realmente soy.
El autoconocimiento es el resultado de la interacción con el
otro, con los otros que me permiten saber en qué acierto y en qué yerro.
La premisa fundamental de la logoterapia es: una persona que
se conoce sabe cuál es el sentido de su vida. Esto implica que descubramos
quienes somos para saber lo que nos gusta y lo que nos disgusta, lo que
verdaderamente queremos y lo que no queremos.
Una persona que no se conoce a sí misma, hará muchas cosas
que no le gustan, pero quizá ni cuenta se dé, soportará relaciones
insatisfactorias porque cree que no hay otras mejores, irá hacia donde no
quiere ir porque no conoce otro camino.
A todo esto, la Logoterapia es también conocida como la
Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia, fue creada por el Dr. Frankl quien,
recluido en los campos de concentración nazi, conoció de cerca la muerte, el
dolor y el sufrimiento, así como la capacidad última que tiene el hombre para
decidirse por la vida bajo cualquier circunstancia.
Una vez liberado de los campos de concentración, el Dr.
Frankl, coherente con sus principios decide legar a la humanidad una nueva
manera de ver y de vivir la vida, una nueva forma de encontrar sentido a la
existencia en situaciones extremas y en situaciones cotidianas, en situaciones
de plenitud y de desgracia, en fin, una nueva y poderosa forma de abordar la
terapia desde lo profundo y auténticamente espiritual del ser humano.
A diferencia de otros métodos terapéuticos, la logoterapia
concibe a la persona como un cruce de tres dimensiones: somática, psíquica y espiritual.
En la dimensión somática se encuentra nuestro cuerpo, nuestros procesos
bioquímicos, las reacciones físicas y orgánicas, de esta dimensión los médicos
son excelentes estudiosos. La dimensión psíquica está conformada por nuestros
procesos de pensamiento, memoria, percepción, sentimientos y emociones en donde
los psicólogos son maestros. Pero, es en la dimensión espiritual donde se
encuentra la voluntad que todo ser humano tiene por encontrarle un sentido a la
vida, ahí la conciencia nos dice cuándo nos estamos equivocando y nos guía
hacia el sentido de nuestra existencia.
En la dimensión espiritual también se encuentra nuestra
capacidad de conducir nuestra propia vida con libertad y de asumir nuestra
responsabilidad creativamente, de expresar nuestras elecciones personales y de
actuar por autotrascendencia, en beneficio de otra persona o causa.
En palabras de Fabry (2001) la búsqueda de sentido es vital
para todos:
- Para el joven que aún no encuentra el sentido.
- Para quienes encontraron el sentido, pero lo perdieron por crisis en la edad adulta.
- Para las personas que afrontan la jubilación, la edad avanzada, alguna enfermedad o la muerte.
- Para aquellos cuyas posibilidades de sentido han cambiado por modificaciones drásticas en la situación de sus vidas, como la pérdida de un miembro, de la pareja o su carrera profesional.
- Para la gente que sufre una pena debido a la pérdida ocasionada por muerte, divorcio, un incendio, un accidente.
- Para los que se están recuperando de alguna adicción.
- Para quienes sufren de depresión y neurosis.
- Para quien se aburre debido a su opulencia.
La logoterapia es ciertamente un método terapéutico, pero es
ante todo y a estas alturas, una actitud existencial, es una manera de ver y
concebir la vida, es una manera optimista (no ingenua) de conducirme por el
mundo, plantando muy bien los pies sobre la tierra preguntándome en actitud
atenta: ¿Hacia dónde voy y qué voy a hacer?
Y usted, estimado lector, se ha
preguntado ¿qué sentido tiene su vida?
* El autor es catedrático en la Universidad Iberoamericana Puebla y en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP). Consultor en empresas como BBVA Bancomer, ThyssenKrup, Federal Mogul, Holcim Apasco, Grupo Lamitec, entre otras, en donde ha integrado equipos de alto desempeño e impartido seminarios de formación a nivel gerencial y mandos medios.
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