viernes, 17 de junio de 2011

El mundo es de los audaces

Dios ha infundido en el corazón de los hombres cualidades y capacidades con las cuales podemos realizar toda una gama de posibilidades, virtudes que en su desarrollo se enfrentan a la difícil tarea de la constancia y el esfuerzo.

A lo largo de los siglos los hombres aprendemos de nuestros errores y aciertos, de nuestras luchas y éxitos; el cronómetro de la vida no sólo enumera la temporalidad de la vida sino que consagra cada minuto e instante, accidentando la espiral de la historia con acontecimientos, obras y personajes que se constituyen en memorial de la gloria y el honor o del fracaso y la vergüenza. De los momentos gloriosos de la humanidad, de esos que han transformado veredas en caminos, surgen los grandes descubrimientos que revolucionan el paso del hombre sobre la tierra.

Cuántos descubrimientos científicos, avances tecnológicos, conquistas de nuevos terrenos (por ejemplo la llegada del hombre a la luna), batallas contra los grandes enemigos de la humanidad, en fin, un cúmulo de beneficios que encuentran origen en la bendición divina.

Prometeo, Quetzalcoatl, Gilgames, Marte, siempre a las raíces del desarrollo la bondad de un dios o semidios que quiere el bienestar de los humanos. Para los cristianos esa bendición divina le llamamos providencia. Cuando se conjugan la providencia de Dios y la disponibilidad del hombre se renueva la faz de la tierra, se recrea el universo abriendo la posibilidad de nuevos pasos para el hombre y grandes saltos para la humanidad, como acertadamente lo proclamó desde la faz de la luna el astronauta Niel Amstrong.

Dios ha infundido en el corazón de los hombres cualidades y capacidades con las cuales podemos realizar toda un gama de posibilidades, virtudes que en su desarrollo se enfrentan a la difícil tarea de la constancia y el esfuerzo, cuando dejamos aflorar toda esa potencialidad el caos vuelve al orden y cada circunstancia por muy “circunstancial” es un peldaño en el ascenso, siempre posible y positivo, de cada espíritu humano hacia las alturas: “se remontarán como las águilas” aquilataba la Reverenda Madre Evangelina Quevedo García.

Constancia y esfuerzo, caídas y cinceladas, han forjado las grandes hazañas y proezas. Las enseñanzas de la historia no son en ningún modo lecciones fatídicas de posibilidades fallidas, ni tampoco equívocos de casualidades inesperadas, al contrario, su pedagogía nos invita a realizar en nuestra vida el golpe certero de quien espera dar en el blanco, la sensatez del que sabe que la tierra está a la vista y que pronto será suya, y sobre todo que quien es fiel a su ideal logrará “con fe lo imposible soñar”.

Aprendamos de la historia y sus protagonistas, dejemos huella en ella, sólo los tenaces y atrevidos descubrirán el mundo nuevo donde todo es posible, los que no quieran lanzarse a navegar se sentarán a aplaudir el paso de los descubridores.

Postre

Tras la liberación del hijo de un connotado político mexicano, éste se reúne con su equipo de “custodios”.

-Patrón, déjenos darle un escarmiento a esos hijos de su pinche madre.

-Tranquilo Pepe trueno, tranquilo. Debes entender que las cosas no siempre se resuelven a punta de plomazos. Dios te dio cabeza para actuar con inteligencia.

-Pero patrón, ¿se va a quedar así nomás como si no pasó nada? Estos canijos lo quieren chingar a como dé lugar.

-Tarde o temprano iba a suceder esto Pepe trueno…

-¿Ya sabía?

-Sí, y lo hicieron en el peor momento del gobierno panista. Ja, ja, ja, ja… ¡Qué ridículo hicieron estos pobres pendejos! La milicia y la PGR… Ja, ja, ja, ja…

-No entiendo jefe.

-¡Ay Pepe trueno! Esos tipos no me van a encontrar nada, todo lo tengo bien blindado. Nomás acuérdate de una cosa: El día que nuestros correligionarios regresen al poder, además de tranquilizar al país, tendremos el control absoluto y de paso ganaremos mucho dinero… Me oyes, mucho dinero.

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