No me imagino que en una universidad privada un grupo de maestros que salieron mal evaluados por sus alumnos al final del curso, se dediquen a bloquear calles, avenidas y carreteras para que no los despidan por su bajo desempeño. Los que cursan sus estudios en esas instituciones educativas no aceptarán recibir una deficiente preparación con profesores incompetentes y los institutos de educación superior no querrán arriesgar su prestigio académico. Para ello, renuevan periódicamente sus planes de estudio, poseen los mejores laboratorios, acreditan cada una de las licenciaturas, maestrías y doctorados que ofertan para contar con un respaldo colegial, buscan a los profesores mejor preparados, establecen intercambio estudiantil y académico en establecimientos extranjeros, ofrecen becas para estudiantes de recursos económicos limitados pero con alto nivel de aprovechamiento, crean vínculos con las industrias y fomentan el pensamiento empresarial. No desean conflictos laborales o institucionales con los docentes y el personal administrativo, para ello los dotan con un buen sueldo y prestaciones. Eso sí, nada de indeseables sindicatos que perturben la armonía y el buen funcionamiento del lugar para el que trabajan.
No negamos que en esos lugares de aprendizaje e investigación cuenten con niveles de exigencia al grado de rivalizar con las universidades públicas que en muchas ocasiones sobrepasan sus propias expectativas y trabajen mejor con menos recursos y mayor talento. Sin embargo, no opinamos lo mismo cuando se trata de la educación pública en sus niveles básicos ya que se encuentra en el marasmo, los planes para mejorarla han sido un fracaso sexenio tras sexenio y la Alianza por la calidad Educativa se presenta como un modelo que aspira a revertir esa situación, basta ver los vergonzosos resultados de las últimas evaluaciones aplicadas tanto al magisterio como al alumnado, demuestran que el proceso de enseñanza-aprendizaje del gobierno es deficiente.
Adela, una sencilla maestra egresada de una normal rural comenta que entre sus colegas no se han informado lo suficiente para opinar y definir los pros y contras de dicha alianza. “El tema de la educación me entristece grandemente pues en mis 16 años de servicio he descubierto que el gobierno, la secretaría, el sindicato y a los padres de familia no les interesa abatir el rezago educativo en que nos encontramos, por diversas razones ‘justificadas’ para cada quien. Peleamos intereses que no tienen que ver con nuestros alumnos, pero los hundimos cada ciclo escolar.”
Mejorar la educación pública en México implica, fundamentalmente, acabar con las viejas prácticas (venta de plazas, favores sexuales, nepotismo, cacicazgos y un párale de contar) para tener un lugar en el sistema educativo. Entonces y solo entonces podrá llevarse a la práctica los ejes que componen la Alianza por la calidad de la Educación de acuerdo a las necesidades de cada región.
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