La historia oficial distingue a Álvaro Obregón, “El Manco”,
como uno de los principales personajes del México revolucionario. Lo que no se
dice es la célebre frase que acuñó el General sonorense: “Nadie resiste un
cañonazo de 50 mil pesos”. Su idea era convencer a los opositores, a través del
soborno o de las armas, a no ocasionarle problemas y dejarlo en el poder para
hacer y deshacer a su antojo. Desde entonces este enunciado ha sido aplicado
por todos los que se encuentran en las diversas esferas del poder, sin
excepción. Funcionarios públicos destinan grandes sumas de dinero para lavar su
deteriorada imagen, burócratas que trabajan por un sueldo bajo piden para su
refresco con tal de acelerar tal o cual trámite y los ciudadanos, con tal de
acelerar el proceso o librarnos de alguna infracción, cedemos a la mordida.
¿Qué decir del crimen organizado? En noviembre de 2008, días
antes de que se dieran a conocer los resultados del Acuerdo Nacional por la
Justicia y la Legalidad (suscrito el 21 de agosto de 2008 por los poderes
Ejecutivo a nivel Federal y Estatal, el Congreso de la Unión, el Poder Judicial
Federal, representantes de las asociaciones de presidentes municipales, medios
de comunicación y las organizaciones de la sociedad civil, empresarios,
sindicatos y la jerarquía eclesiástica mexicana), la compra de datos sobre
operativos federales contra el narcotráfico significaba para el cártel de los
hermanos Beltrán Leyva, repartir hasta 720 mil dólares mensuales entre mandos
de la Subprocuraduría de Investigación especializada en delincuencia
organizada.
De acuerdo con reportes de la agencia de noticias española,
EFE, dio cuenta de la detención de Juan Antonio Beltrán Cruz, alias “El keko”,
un integrante de Los Zetas (grupo criminal al servicio del Cartel del Golfo),
quien confesó haber reclutado con dinero y regalos a ciudadanos para que
realizaran protestas contra el ejército mexicano en la ciudad de Monterrey. El
malhechor indicó que pagó entre 200 y 500 pesos a cada manifestante, además
regaló mochilas con útiles escolares a jóvenes para que se involucraran en las
marchas. Sin duda es un hecho inédito que los grupos del crimen organizado
utilicen a ciudadanos (de zonas marginadas, sino cómo explicar su
participación) para que protesten a favor de sus intereses. Tal vez sea la
punta de un gigantesco iceberg que significa el narcotráfico, posiblemente
tenga protección en otros frentes tales como pueblos sumidos en la miseria y
que se ganan la vida trabajando sus tierras en el cultivo de drogas, vigilando
las pistas de aterrizaje de las avionetas o en los laboratorios donde se
producen los estupefacientes sintéticos.
Ojalá no lleguemos a padecer lo que en Colombia se conoció
como la “ley plata o plomo”, por la cual muchos miembros del gobierno, policía
y militares de ese país aceptaban la plata (dinero) o les caía una lluvia de
plomo (balazos) por obra y gracia de Pablo Escobar, el más poderoso
narcotraficante colombiano. Cabe señalar que sin saberse con certeza de sus verdaderas
intenciones, el mencionado capo construyó muchas obras benéficas para los
pobres, con decir que el día de los funerales de Pablo Escobar unas 20 mil
personas le rindieron honores…
¡Ay Álvaro, maldita hora en que nos condenaste al cinismo!
Postre
De nada sirve que hayan detenido a “El Chapo” si no incautan
sus cuentas bancarias para debilitar, realmente, al cartel de Sinaloa y asestar
un gran golpe al crimen organizado, de lo contrario, seguirá habiendo circo,
maroma y teatro de la recaptura, tal vez, hasta que el Papa Francisco venga a
México y se desvíe la atención al caso.
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