Alondra es mamá soltera, su último empleo fue en la
temporada navideña en un almacén que tiene por lema “Es parte de tu vida”. Un
lunes adquiere el periódico más vendido de la ciudad porque es el día que se
publican la mayoría de las vacantes de trabajo. Sus ojos se deslizan entre el
mar de anuncios y encuentra uno que le llama la atención: “Gana 400 pesos
diarios trabajando en casa; empaca, etiqueta y embolsa dulces, canicas, pañales…”.
Alondra no se imagina que se trata de un fraude, toma nota y llama para
verificar la veracidad de la información, es real y la citan a la dirección del
anuncio para una entrevista.
Al día siguiente acude a las oficinas; las instalaciones son
pequeñas, maltratadas e improvisadas, el personal reclutador viste de traje y
corbata. Llega más gente que hace antesala, se siente un ambiente tenso. Minutos
después, un grupo de reclutados sale de una oficina con una papeleta en mano y
los que esperan entran a la oficina. Un joven los recibe y anota los nombres de
cada postulante y la persona que los citó. Posteriormente el ejecutivo explica
que para tener el trabajo hay que asistir a una semana de capacitación, los que
están de acuerdo reciben una papeleta que en realidad es un pase con fecha y
hora determinados para asistir a las sesiones.
El primer día de capacitación todos llegan puntuales, el
salón donde se impartirá la instrucción luce estropeado, una chica recibe al
grupo, les recoge los pases y va acomodando a cada uno de los asistentes a sus
lugares. Después de la bienvenida presenta a un ejecutivo que imparte, a lo
largo de tres horas, una charla “motivadora”, los concurrentes están
entusiasmados con la plática y se convencen de lo que pueden lograr. Otro
ejecutivo, mal encarado, imparte otra charla “motivadora”; además informa que
la empresa se llama Gabax Corporativo, se dedica al “couching” empresarial y la
maquila de productos, tiene oficinas en las ciudades de Guadalajara, Monterrey y Puebla (en esta última ciudad sus
oficinas se ubican o ubicaban en la 31 poniente 521 interior 101, colonia Chula
Vista)
A la mañana siguiente la temática es la misma, motivacional,
la novedad es la dinámica del sistema de trabajo: embolsar pañales, armar cajas
y empacar diversos productos. Se les anticipa que por cada pieza armada,
embolsada y empacada será pagado a peso, el producto a trabajar será entregado
de acuerdo a la zona donde viva el aspirante. Eso sí, si entregan material
maltratado o incompleto se les descuenta y además penaliza. Entre más producto
se entregue, mayores ingresos. Concluye la sesión del día y Alondra regresa a
su casa entusiasmada, empieza a organizar hipotéticamente su jornada de trabajo
de acuerdo a lo que se expuso, se siente capaz.
En el tercer día de “capacitación” las cosas cambian
drásticamente: comienzan con la misma mecánica de estimulación para el logro de
objetivos, un repaso del proceso de trabajo y, como no todo en esta vida es
fácil o regalado, los ejecutivos de la empresa indican a los aspirantes que para
firmar el contrato que les permita trabajar tienen que cumplir con una “prueba”
que les será explicada al día siguiente. Antes de concluir la sesión, al grupo
les imparten otra sesión de motivación, predisponerlos para la prueba. La
mayoría regresa a sus hogares con inquietud, se preguntan en qué consistirá la
prueba, Alondra por su parte considera que no debe ser difícil y duerme en paz…
Penúltimo día de “capacitación”, apenas y se destinan un par
de horas para explicar el desarrollo de la prueba que les permitirá firmar el
contrato para poder ganar 400 pesos diarios haciendo diversas actividades
manuales sencillas: Se trata de vender en un día 10 perfumes con un valor de
500 pesos… La mayoría se asusta por el reto, pensaban que el examen sería
cualquier otra cosa pero ¿vender perfumes? Y de una marca que jamás han
escuchado o conocido. Para levantar los ánimos uno de los reclutadores imparte una
fuerte dosis de optimismo para que los aspirantes cumplan con la meta, la
mentada firma del contrato que les permitirá obtener buenos ingresos y un
empleo estable. Alondra se angustia, necesita el trabajo y tiene poco dinero,
aquilata sus necesidades y decide abandonar la prueba porque no tiene amigos ni
familiares que le puedan comprar las fragancias, mucho menos exponer su
preciado ingreso para lograr el propósito. Después una vecina le dice que
ninguna empresa solicita dinero a los candidatos para los procesos de
reclutamiento… Seguramente alguno habrá conseguido la meta pero acabará dentro
del grupo de farsantes contestando llamadas, publicando discretos anuncios en
el periódico para reclutar gente y de paso tratar de recuperar su inversión en
otras actividades sin mayor relevancia, si es que puso dinero de su bolsa para hacerse
del empleo.
Alondra se enoja, perdió una semana que bien pudo servir
para hacer otras cosas de provecho y así como ella muchas personas mayores de
45 años, estudiantes, jóvenes de baja condición económica y social, ven en esos
anuncios clasificados una falsa oportunidad de empleo. Lamentablemente este
tipo de empresas fantasma cambian de nombre y dirección cada cierto tiempo para
no ser perseguidos por la justicia, abundan y se aprovechan de la ignorancia y
la desesperación de las personas que han tenido dificultades para encontrar un
trabajo estable. Ojalá que los legisladores pongan un alto a estas anomalías
prohibiendo a los rotativos la publicación de estos anuncios, en tanto las personas que
han sido víctima de estos farsantes, denuncien estos atropellos. No se vale.
Postre
Vaya, vaya, resultó todo una fichita el ex gobernador de
Coahuila, Humberto Moreira, además de desfalcar a su estado, se le acusa en
España de trabajar para el crimen organizado… ¿En nuestro país cuándo iba a ser
juzgado por sus malversaciones? ¡Nunca! hay muchos incriminados, pero eso sí,
ya atraparon a El chapo y a Kate del Castillo la quieren como chivo expiatorio.
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