martes, 4 de enero de 2011

En la víspera de Reyes

Los adultos también escribimos a los Reyes, ¡también tenemos nuestro corazón de niño o de niña!, según sea el caso. Les hacemos llegar nuestro inventario de emociones y sensibles afanes, y aunque al día siguiente no recibamos nada, confiamos que a lo largo del año consigamos los bienes y albricias del Todopoderoso.

Mañana, niños y niñas, con la confianza de haber tenido un buen comportamiento a lo largo del año 2010, enviarán su lista de peticiones a los Magos de Oriente quienes buenamente habrán de hacer realidad las ilusiones de los chiquitines. Llama la atención que, además de los objetos solicitados por los infantes, integren en su pliego petitorio conceptos como “unidad familiar”, “felicidad en mi hogar” y “mejora en la economía de la casa”. No nos deben sorprender estos sinceros deseos, dado que les ha tocado vivir una época social, cultural y económicamente compleja.

Los adultos también escribimos a los Reyes, ¡también tenemos nuestro corazón de niño o de niña!, según sea el caso. Les hacemos llegar nuestro inventario de emociones y sensibles afanes, y aunque al día siguiente no recibamos nada, confiamos que a lo largo del año consigamos los bienes y albricias del Todopoderoso. Y es que en la alborada del nuevo año muchos regresamos al muelle: Unos, alegres por la abundante pesca; otros, disgustados por no capturar lo que originalmente habían calculado; los demás, desalentados por retornar con las redes rotas y vacías. A estos últimos el rabí de Galilea los alienta a bregar una vez más mar adentro y los pescadores regresan con la confianza de lograr una abundante captura, porque se encomiendan en la certidumbre de quien los impulsa con su Palabra de vida.

Nuestra cartita estará completa si le sumamos las quiméricas pero necesarias perspectivas de un mundo libre de hambre, guerra, enfermedad, contaminación y destrucción. Estoy seguro que Dios, muy gustoso, recibirá la retahíla de interpelaciones, sin embargo, de nada sirve molestar al Omnipotente si no hacemos la parte que nos corresponde. Las cosas por sí solas no se arreglan.

Tampoco puedo omitir la pretensión ciudadana para que los servidores públicos y congresistas guarezcan lo concerniente al bien común y no por sus intereses, dejen de enzarzarse en discusiones estériles y se pongan a legislar. Que ya no se hagan tontos al encubrir a su compañero de partido (llámese narco alcalde, presidente municipal golpeador, gober en su modalidad de precioso, piadoso o fogoso) y les apliquen mínimo una sanción, ya no se diga un escarmiento.

Empecemos pues el año, como los niños en vísperas de la Epifanía del Señor, llenos de esperanza y con la confianza de que ésta es una oportunidad para demostrar una vez más de qué estamos hechos porque de otras crisis hemos prevalecido.

Postre

Pese a los accidentes viales (con todo y muertos) además del pésimo servicio de transporte urbano en Puebla capital (unidades que se queman en plena vía pública), desde el 1 de enero incrementó su costo un peso más, seis pesos es la tarifa. Hay un descontento generalizado por el alza, no es para menos y en los próximos días subirá el pan, el gas, los peajes y un párale de contar. ¿Cuánto subió el salario mínimo? Dos tristes pesos...

Cuidado, el alto costo de la vida abonará el camino para que el pueblo se rebele.

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