En el catálogo de refranes que expresan la sabiduría popular hay un adagio que dice: “Hasta que la revolución te hizo justicia”. Generalmente lo manifestamos cuando alguien recibe tardíamente un aumento de sueldo, cuando a un compañero de trabajo años después lo premian por su dedicación y sus esfuerzos, cuando la autoridad en turno ejecuta una obra en alguna colonia y que por años fue la principal demanda ciudadana. En fin, son diversas las aristas que le podemos dar a este peculiar proverbio y en el caso de los empresarios Alejandro Martí y Nelson Vargas, al parecer la revolución está a punto de hacerles justicia tras la captura de los presuntos asesinos de Fernando Martí y Silvia Vargas, hijos de los citados hombres de negocios.
Es posible que estas acciones traten de enmendar el magro papel de las instituciones encargadas de impartir justicia en nuestro país, ya que estamos a pocos días de que se cumpla un año de la firma del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad (21 de agosto de 2008), cuyo momento cúspide fue el enérgico reclamo que Alejandro Martí hiciera a la clase política: “Si piensan que la vara es muy alta y no pueden, renuncien. No sigan recibiendo un sueldo sin hacer nada...” Ni qué decir del impotente reproche salido de lo más hondo del corazón de Nelson Vargas al señalar que las autoridades “no tienen madre” y constatar que “es tan grande la ineficiencia e ineficacia de los policías de México, que los agraviados tenemos no sólo que cuidarnos de la delincuencia, sino investigar y si es posible capturarlos y entregarlos”.
Ellos, como quiera que sea, buscan por sus propios medios que se haga justicia y al parecer lo están consiguiendo a fuerza de terquedad, buenos abogados y la suma de voluntades a través de movimientos como México Unido Contra la Delincuencia o el Sistema de Observación para la Seguridad Ciudadana. Sin embargo, ciudadanos de a pie, como usted y como yo, que no tenemos el poder político o económico, ni los recursos para contratar los servicios de un litigante competente ¿qué nos espera? Tal vez sufrir la misma suerte que Antonio Equihua Peralta, un joven de 16 años que fue secuestrado y encontrado sin vida en la cajuela de un automóvil durante la contingencia sanitaria (22 de abril de este año), durante los días de escándalo político (Ahumada y De la Madrid). Dudo mucho que algún medio de comunicación hubiese querido dar el mismo valor informativo que los casos de Fernando y Silvia dado que se trató del mismo delito pero, como el muchacho no es hijo de familia acaudalada, no es noticia.
Aunque se han hecho grandes esfuerzos para mantener el orden y la legalidad, la impunidad persiste, los delincuentes siguen en las calles y la sociedad día a día es agraviada. En este sentido Alejandro Martí propone que “la seguridad ciudadana sea llevada al mismo nivel de importancia que el que las autoridades federales otorgan al combate a la delincuencia organizada. La protección al ciudadano debe ser una prioridad del Estado Mexicano”, y yo agrego, que no sea un acto de buena voluntad política.
Por cierto, en el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la legalidad signado hace un año incluyeron a las Asociaciones Religiosas y se comprometían a: “Fomentar en sus programas de difusión, en sus edificios, en sus iglesias y en sus lugares de oración, la cultura de la legalidad y la seguridad, la práctica de la denuncia, el combate a las adicciones, los derechos humanos y la transparencia.” ¿Sumamos voluntades?
No hay comentarios:
Publicar un comentario