lunes, 12 de abril de 2010

Al Padre Joseph

Hola Padre Joseph, qué tal, espero que no le disguste saludarlo de esta forma que considero más cercana y amistosa entre un Vicario de Cristo y uno de los millones de católicos que desean expresarle unas palabras.

Le escribo esta breve misiva a propósito de sus cinco años de pontificado, ministerio en el que ha vivido muchas alegrías y tristezas, así como también decepciones y enojos al momento de conducir la barca de Pedro que en los últimos años ha navegado, por algunos tramos, en aguas turbulentas.

Cuando supe la decisión del colegio cardenal que lo eligió Sumo Pontífice, no fue de mi agrado, por la fama que le antecedía cuando usted era Prefecto para la Congregación de la Fe. No me imaginaba un Papa dogmático e inquisidor, pero en el transcurso de los años ha demostrado ser un pastor afable y con caracter, alejado de los reflectores, ajeno a los largos y agotadores viajes de su antecesor.

Padre Joseph, en junio de 2009 se inauguró el año sacerdotal, una ocasión para conocer y reconocer la labor de los presbíteros y orar por ellos, desafortunadamente se ha empañado por los escándalos de pederastia en diversas partes del mundo.

Sé que le duelen estos hechos, estoy seguro de que ha considerado el dolor de las personas afectadas ya que muchas de ellas abandonaron el rebaño y encontraron consuelo en otro redil porque no se hizo nada contra los sacerdotes y los obispos implicados en tales atrocidades. Como también estoy seguro de que ha actuado con determinación, no solo en Irlanda, también con los Legionarios de Cristo que en días pasados reconocieron públicamente que su fundador, el padre Marcial Maciel, ya no es un modelo a seguir y pidieron perdón a las víctimas, petición que no será suficiente para sanar las heridas, esperan que se haga justicia, tanto humana como divina, es lo menos que se puede esperar por estas atrocidades.

Papa Ratzinger, oramos para que Dios le colme de paciencia y sabiduría para conducir con amor de Padre el rebaño que hace un lustro le fue encomendado. Quienes vivimos en el continente donde habita el mayor número de católicos en el mundo, no nos olvide, no nos tenga en el abandono pastoral, hace mucha falta su presencia.

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