En los Evangelios se nos dice que el rabí de Galilea convivió con prostitutas, publicanos, leprosos, samaritanos, poseídos, el pueblo sencillo, paganos, soldados, ladrones y guerrilleros, es decir, con los que no tenían lugar dentro del sistema social existente en su época. Muchos se decepcionaron porque Jesús no fue el Mesías que la gente esperaba, el redentor del pueblo oprimido por los romanos con un programa de acción política bajo el brazo. Lo que Él ofreció y propuso fueron puntos básicos que deben inspirar y renovar desde la raíz toda relación entre los hombres.
Si Jesús regresara por segunda vez a nuestro mundo ¿Cuál sería su actitud hacia los marginados de nuestra época tales como homosexuales, enfermos de sida, niños de la calle e indígenas? ¿Cuál sería su proceder con los científicos que juegan a ser Dios y los falsos pastores? Muchos suponen que no se andaría con rodeos en diáfanas parábolas. Pese a vivir en un mundo desvencijado y roto, injusto y hostil, dividido y tenso, los marginados y herejes de esta época entenderían las insinuaciones de nuestro profeta que nuevamente se atrevería a superar la geografía de odio y agresividad. ¿Esa actitud estará disponible para terroristas, secuestradores, tratantes de blancas y narcotraficantes? ¿Cómo convencería Cristo a estos tipos de su equívoco proceder? ¿Se imagina a Jesús conviviendo con narcos, gatilleros y contrabandistas? Seguramente causaría revuelo, tal vez estuvo con Pablo Escobar en Colombia y nadie se enteró.
Los obispos de nuestro país, han emitido en diversas ocasiones cartas pastorales en donde exhortan al crimen organizado, cesar sus diligencias ilícitas y actos violentos. Ningún efecto ha producido las misivas a pesar de los duros pronunciamientos de la jerarquía eclesiástica. Y es que si sacerdotes y religiosos tienen dificultades para ejercer su ministerio en lugares donde predomina este flagelo, más si son perseguidos y amenazados por sus declaraciones o por pedir a sus feligreses negarse a trabajar para el narco ¿Cómo actuaría el rabí de Galilea? Probablemente sería “levantado” y su cadáver expuesto en el puente de una ciudad como advertencia de que ni con parábolas o amenazas de castigo eterno se juega con el crimen organizado. Con seguridad sería objeto de amenazas de muerte e intimidaciones por su lucha a favor de la justicia contra los criminales. En el peor de los casos, sería quemado o baleado el albergue para rehabilitar a drogadictos… Así las cosas.
En la edición del 5 de abril de 2009, la revista Proceso publicó un artículo firmado por Alberto Nájar y Marcela Turati titulado “Amar a Dios en tierra de narcos...” Presenta testimonios de algunos sacerdotes y religiosos sobre la situación del narcotráfico en sus comunidades y cómo han hecho para ejercer su ministerio. El texto concluye que: “...la jerarquía católica no está preparada para encarar la narcoviolencia, y sólo unos cuantos obispos, curas y religiosas se pondrán en la línea de fuego contra los criminales (...) le deben al país el impulso de una acción pastoral para enfrentar situaciones de dolor, incertidumbre, zozobra de sus integrantes, la denuncia de lo que ocurre y la defensa y protección de los derechos humanos...”
Antes de concluir una pregunta: ¿La Iglesia Católica está preparada para no ceder a las tentaciones del narcotráfico? En su momento se consideró un insulto que se insinuara que un sacerdote católico no era inmune al narcotráfico, el filme mexicano El crimen del Padre Amaro lo exhibe sin reservas. Y es que en el editorial del semanario católico, Desde la fe, publicado en la edición del 31 de octubre de 2010, se sospecha de comunidades católicas (capilla El Tezontle, en Pachuca, Hidalgo) que han sido seducidas por el narcotráfico: “...benefactores coludidos con el narcotráfico han ayudado con dinero, del más sucio y sanguinario negocio, en la construcción de algunas capillas, lo cual resulta inmoral y doblemente condenable y nada justifica que se pueda aceptar esta situación”. El editorial justifica: “¿Qué estado de la República está libre de este flagelo?, ¿qué sector de la población no está involucrado con el poder corruptor del narcotráfico y la delincuencia que de allí se deriva?, podemos comenzar por políticos de gran altura, sin duda alguna desde gobernadores hasta corporaciones policiacas enteras, pasando por militares y policías federales”.
“Podemos mencionar ambientes empresariales, periodistas y, desafortunadamente, algunos ambientes religiosos”.
Entonces ¿cómo proclamar la buena nueva atestiguando cómo cada día se cometen actos de justicia y corrupción? ¿Cuál sería el rol de Jesús con los narcos? Hacer el bien, no hay otro camino y de que es difícil, sí, es difícil.
Postre
De película el final de Bin Laden, al más puro estilo hollywoodense. Servicios de inteligencia, milicia y aliados dan muerte al hombre que atentó contra la soberanía del mundo. Aniquilar al enemigo a como dé lugar, nada de capturarlo vivo y someterlo a la justicia internacional. ¡No!, condenarlo sin tribunal ni defensa alguna, así se las gastan los norteamericanos y su cadáver… ¿arrojado al mar? Pruebas míster Sam, pruebas. ¿Crees que con esos actos de venganza estaremos más en paz? Posiblemente los agraviados queden un poco aliviados y no es así, el fundamentalismo islámico querrá cobrársela y Barack Obama será el siguiente blanco. Al tiempo.
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