viernes, 25 de noviembre de 2011

La esperanzadora espera

Los centros comerciales y sus “grandes ofertas” son para muchos el verdadero centro del Adviento que siendo un “tiempo litúrgico de silencio, vigilancia y oración en preparación de la Navidad”, se suele transformar en unas Navidades, por así decirlo, adelantadas.

Estamos por empezar uno de los períodos fuertes del año litúrgico, el Adviento, tiempo de preparación para celebrar el gran acontecimiento del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Se percibe ya en el ambiente un aire de expectación y de fiesta. Las calles de las ciudades se llenan de luces, la gran maquinaria comercial que acompaña estas fiestas se pone en movimiento, la gente se afana por comprar adornos y regalos y prepararse a celebrar una gran fiesta familiar. Entre tantos elementos externos, ¡Qué fácil es dejarnos arrastrar por el trajín, los preparativos, todo el aparato externo de la celebración, y olvidarnos de la razón por la que estamos en fiesta!

El Adviento es un tiempo de espera gozosa y vigilante. La finalidad del Adviento es acrecentar en nosotros el deseo de Cristo, esperándolo con la ilusión con la que se aguarda a la persona más querida. En este camino estamos acompañados de María y José. Ellos, en su pobreza material, nos guían por un camino interior, hecho sobre todo de oración, para contemplar con los ojos del alma, llenos de asombro, el misterio de los misterios, la Encarnación.

Un signo del Adviento es la “corona”, hecha de ramas verdes, que con su forma circular simboliza el amor de Dios sin principio ni fin, que se hizo hombre para darnos la vida eterna en el cielo. Las cuatro velas representan las cuatro semanas de Adviento y nos recuerdan que Jesucristo es la “luz del mundo” (cf. Jn 8, 12) que viene a iluminar la oscuridad en la que vive la humanidad a causa del pecado. Cada domingo de Adviento se encenderá la vela correspondiente; el encender cada semana una vela nos ayuda a vivir en la espera y nos hace ver que la luz de Cristo nos ilumina también a nosotros cada vez más, a medida que le conocemos mejor cada día y nos abrimos a su gracia.

Los naturales intereses comerciales de estos días pueden, sin embargo, transformar unas fechas tan hermosas sólo en un periodo de compras y gastos. Los centros comerciales y sus “grandes ofertas” son para muchos el verdadero centro del Adviento que siendo un “tiempo litúrgico de silencio, vigilancia y oración en preparación de la Navidad” (Benedicto XVI, Catequesis del miércoles 30 de noviembre de 2005), se suele transformar en unas Navidades, por así decirlo, adelantadas. Los ingeniosos anuncios publicitarios no dejan oír a muchas personas aquel anuncio gozoso de los profetas “preparen el camino del Señor” (Mc 1,3).

Existen corrientes ideológicas contrarias a la presencia de Cristo en la sociedad, que tratan de vaciar el Adviento de su espiritualidad y dejar sólo el elemento festivo y social; es más, otros ni siquiera saben que existe este tiempo. Los que vivimos en medio del mundo sin ser del mundo, hemos de testimoniar a todos que es muy esperanzador esperar al Señor: Por Él estamos alegres, por Él nos felicitamos, por Él hacemos fiesta. Todos los elementos externos son para ayudarnos a celebrar que Cristo nacerá y estará con nosotros.

Postre

Ayer fue inaugurado, con bombo y platillo, el Centro de Rehabilitación Integral Teletón (CRIT) de Puebla, institución que calcula atender anualmente a tres mil pacientes discapacitados. Cabe señalar que el recinto, para su operación, debe recibir cada año, 700 millones de pesos… ¿A Casa de Ángeles y al Hospital del Niño Poblano les restringirán su presupuesto para mantener el CRIT Puebla o por falta de dinero estarán condenados a dejar de funcionar? Al tiempo.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Cristo, rey de reyes

Los tiempos actuales exigen reciedumbre en la vivencia de la fe, no más prácticas formalistas ni creencias tradicionales, tampoco cómodas vivencias ambientales. El nuevo milenio reclama una fe viva y personalizada, que sea abrazada por convicción y voluntad, más que por sentimientos, una fe que se viva a contra corriente, una fe recia y heroica.

Hoy celebramos la fiesta de Cristo Rey del universo, una proclamación que no tiene otro carácter más que el que Dios mismo le da: Él no está ausente, aunque se le quiera hacer a un lado.

¡Ah! ¡Si comprendiéramos la necesidad del rabí de Galilea que tienen los hombres de hoy! Pero el género humano quiere que Cristo sea hoy el gran ausente, y sin embargo le necesitamos.

Los hombres creemos tenerlo todo con las técnicas, las modas cambiantes, las pretendidas libertades o las grandes extravagancias que nos tientan como un inmenso escaparate capaz de saciarlo todo. Pero no es así, siempre nos quedamos ansiándolo todo sin saber en realidad lo que queremos. Por eso, muchos se quedan postrados, desilusionados, odiando lo que amaban, odiando a los demás, y odiándose a sí mismos, sin apetito de valores ni fuerza de trascendencia.

Y a todos ellos, a los encantados y a los desilusionados del mundo, quiere llegar Cristo. Por eso, se necesitan hombres preparados y olvidados de sí mismos, que salgan y no esperen a que lleguen a ellos, hombres que sean capaces de darlo todo, hombres que vivan sólo para la misión, colanoradores del Reino de Cristo. Pero esto no es flor de un día, ni fruto de un fervor pasajero; requiere prepararse cada día en todas las dimensiones humanas según un proyecto, requiere vaciarse de uno mismo, morir todos los días y poner en el hueco vacío al Hijo del hombre para que pueda crecer y nosotros desaparecer en Él.

Las dudas, las ansiedades, las divisiones, no pueden nacer de Dios que es unidad, serenidad, luz, verdad, con el que es incompatible la muerte, la separación, la duda. Pero también en esto somos un campo abierto en el que, junto a Dios que siembra trigo, aparece el enemigo que viene de noche y arroja cizaña, intentando a toda costa dividirnos para vencernos.

Nos ha tocado vivir tiempos difíciles, en los que es muy fácil sucumbir, aun sin darse cuenta; tiempos en que el Espíritu Santo actúa más intensamente que nunca para iluminar, para apoyar, para fortalecer, para dar eficacia, para dar arrojo y valentía a cuantos quieren ser apasionadamente fieles a Cristo nuestro Señor. Tiempos hermosos, no de tranquilidad, sino de riesgo y lucha, en que las veinticuatro horas de cada jornada nos permiten dar testimonio de Cristo ante la faz del mundo; tiempos que, como en los inicios del cristianismo, creer en Jesús acarreaba la proscripción pública, pero era hermoso reunirse con los hermanos para la fracción del pan, sintiéndose como rebaño de Cristo, para ser inmensamente felices en el subsuelo de Roma, contándose mutuamente los lentos, pero incontenibles avances de la levadura cristiana en medio de la masa pagana, y animándose a perseverar en el testimonio de unión y caridad, argumento máximo para el proselitismo cristiano.

Los tiempos actuales exigen reciedumbre en la vivencia de la fe, no más prácticas formalistas ni creencias tradicionales, tampoco cómodas vivencias ambientales. El nuevo milenio reclama una fe viva y personalizada, que sea abrazada por convicción y voluntad, más que por sentimientos, una fe que se viva a contra corriente, una fe recia y heroica.


Postre:

Menudo fin de semana, desde el viernes los chamacos dejan de ir a la escuela y regresan hasta el martes, ellos, muy felices de la vida porque seguramente no les dejaron tarea… Algunos profesores apenas disimularán su molestia por este puente revolucionario, la mayor parte de la plantilla magisterial no dejará de manifestar su beneplácito por lo que el presidente de México, Felipe Calderón, denominó como “buen fin”, a dilapidar el sueldo, a gastar el aguinaldo recibido por adelantado… Por estos puentes trágicos la educación en nuestro país no avanza… ¡México! ¡México! ¡¡¡Ra, ra, ra!!!

miércoles, 16 de noviembre de 2011

De verdaderos y falsos líderes

…un líder es aquel que es capaz de llevar a los demás hacia el bien, sin forzarlos, sino respetando totalmente su libertad. El rabí de Galilea cumple esta definición perfectamente. Al invitar a los demás a seguirle no les escondió absolutamente nada, no sólo aclaraba las cosas desde el inicio, sino también les dio oportunidades después para echarse para atrás…

El año pasado se especuló sobre un levantamiento social, siguiendo la lógica de que cada cien años ocurre una revolución en nuestro país (1810, 1910, 2010). Algunos fantasiosos agoreros hacen alarde y descubren oportunidades para ello, recreando y lanzando críticas a los sistemas establecidos en vez de proponer y dialogar posibles caminos de entendimiento y acción. Pero también se les olvida a todos ellos que un verdadero movimiento que transforme las estructuras y las sociedades deben tener caudillos que los impulsen, y ahí está el problema. Un cambio verdadero, una transformación radical, sólo la puede lograr un verdadero “Mesías”.

Etimológicamente, la palabra “Mesías” procede del término hebreo mashiah, que deriva a su vez de la raíz mâshah, que significa “ungir”. El “mesías” es aquel que ha sido ungido. Dicho de otro modo, ese ser excepcional en el sentido estricto de la palabra, radicalmente diferente al profeta. Pues éste actúa no sólo en lo que dice, sino en su ser. El “mesías” es un enviado, un llamado a restablecer el orden perdido, por eso resulta mucho más difícil proclamarse “mesías” que declarase profeta o jefe de secta.

Al contrario de lo que sucede con el simple líder carismático, el “mesías” debe demostrar constantemente su impregnación divina. Por eso proliferan en la actualidad los milagros y abunda el teatro. El falso “mesías” necesita decorado, puesta en escena.

Los católicos creemos, sostenemos y afirmamos que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Cristo, el Mesías enviado por Dios. Jesús es, pues, el Ungido de Dios. Los católicos esperamos la segunda venida de Jesús para la restauración final y por eso nos recomienda estar atentos y no confiar en cualquiera que se diga su emisario.

Jesús envía, manda a sus amigos en su nombre y para caracterizar su ministerio, se sirve de la imagen del “Buen pastor” que conoce a sus ovejas por su nombre, esto significa que no la conoce sólo en el exterior y anónimamente, sino desde dentro. Si añade que, además de conocer a sus ovejas, éstas a su vez le conocen, quiere decir que ha entrado en su intimidad no con artimañas, sino dándose a conocer en el decurso del encuentro.

Hay verdaderos y falsos líderes. Puede haber muchas definiciones de lo que es un líder. Podemos definirlo de esta manera sencilla: un líder es aquel que es capaz de llevar a los demás hacia el bien, sin forzarlos, sino respetando totalmente su libertad. El rabí de Galilea cumple esta definición perfectamente. Al invitar a los demás a seguirle no les escondió absolutamente nada, no sólo aclaraba las cosas desde el inicio, sino también les dio oportunidades después para echarse para atrás. Él no les forzaba a seguirle, pero ellos sentían una atracción tan grande hacia su persona e ideales que se sintieron incapaces de abandonarle. Las personas sentían mucha seguridad en su presencia. Podemos decir que el liderazgo de Cristo consistió en llenar a las personas con una plenitud misteriosa y profunda.

Jesucristo no defrauda a ninguno de los que pronuncian su nombre con su vida, y es para ellos como un pozo profundo de donde cada uno saca su experiencia dulce y queda saciado, con la única hambre de hacer y decir lo mismo que Él, sin ganas de llenar sus ánforas de otras aguas: a eso están llamados los sacerdotes.

Postre

En medio de tantas noticias desagradables, sobresale la visita pastoral del Vicario de Cristo al continente Americano, se estima que será en la primavera del año 2012, Cuba y México son los países que el Papa Benedicto XVI eligió para tal propósito. Más allá de la algarabía por la estadía del Obispo de Roma, lo más importante es el mensaje que dará a hombres y mujeres de buena voluntad que viven en el “continente de la esperanza”. Y es que ya era hora que el Sumo Pontífice volteara a América, que se fijara en esta porción del pueblo de Dios que también tiene mucho qué decir. Estoy seguro que Latinoamérica ha estado en los planes de trabajo del Papa alemán y recibimos con beneplácito esta noticia.