sábado, 3 de diciembre de 2011

Solidaridad permanente, no solo en esta época del año

Las campañas navideñas de ayuda sólo subsanan la temporalidad de los males al ofrecer soluciones momentáneas a corto plazo. La solidaridad no se reduce a buenos sentimientos y deseos, tampoco a la conmiseración ante las dificultades ajenas, no es apoyo moral, ni siquiera el buen trato a pesar de marcadas diferencias.

La Navidad es una época propicia para fomentar la vivencia de valores importantes para el crecimiento personal y la convivencia humana. La solidaridad es uno de estos valores, que si bien debe vivirse todo el año y no sólo en la época navideña, resplandece al contemplar la pobreza del nacimiento del Señor.

Durante estos días, los medios de comunicación distribuyen campañas de ayuda, donaciones y contribuciones para subsanar circunstancias desfavorables, todas ellos dignas de participación. Por las acciones, la esfera de la comunicación se refiere a la solidaridad cuando presenta obras de carácter social por eso no es raro encontrar multiplicidad de definiciones según la “óptica” desde donde se vea. Lo cierto es que la objetividad nos lleva a descubrir que “solidaridad” es un término amplio que rebasa la convencionalidad de las palabras y que implica la experiencia que toca la profundidad de nuestro ser. Entonces la solidaridad no nace simplemente de la solución inmediata de las carencias, por el contrario, la solidaridad pone en marcha un dinamismo de complementariedad ya que somos seres inacabados, incompletos, con la tarea de construir el propio ser.

Las campañas navideñas de ayuda sólo subsanan la temporalidad de los males al ofrecer soluciones momentáneas a corto plazo. La solidaridad no se reduce a buenos sentimientos y deseos, tampoco a la conmiseración ante las dificultades ajenas, no es apoyo moral, ni siquiera el buen trato a pesar de marcadas diferencias. La solidaridad busca construir la igualdad, hacernos todos seres humanos, darnos cuenta de tal realidad y tratarnos como tal. Es dar un voto de confianza al que habita junto a mí aún en medio de las dificultades por las que atravesamos uno u otro, es abrirse a la confianza.

Durante el transcurso de nuestra vida han habido momentos y acontecimientos que nos han asociado: desgracias naturales, eventos deportivos y culturales, crisis políticas etc., estos nos han hecho reconocer que cuanto más compartimos, más seres humanos somos. El espíritu humano no puede dejar de responder con generosidad a los sufrimientos del prójimo. En esta respuesta descubrimos una creciente puesta en práctica de la solidaridad que, de palabra y de hecho, proclama que todos somos una sola cosa, que debemos reconocernos como tales y que esto es un elemento esencial para el bien común de los individuos y de la sociedad.

No basta con ponerse en contacto y ayudar a quienes padecen necesidad, hemos de ayudarles a descubrir los valores que les permitan construir una nueva vida y ocupar con dignidad y justicia su puesto en la sociedad. Todos tenemos derecho a aspirar y a lograr lo que es bueno y verdadero, a elegir aquellos bienes que mejoran la vida. La solidaridad de Dios al hacerse hombre es el mejor ejemplo para ejercitarnos en este valor. Mirar al Niño de Belén, ver en sus ojos el reflejo de las esperanzas y ansiedades de muchos hermanos nuestros, nos ayudará a descubrir el verdadero significado de la solidaridad.

Postre

Sin ser alarmista y con el ánimo de ser previsor, de estar atentos, de no bajar la guardia, se han encendido los focos amarillos en Puebla capital y su zona metropolitana. Han sido recurrentes el hallazgo de cuerpos embolsados, fruto de la violencia de grupos delictivos que de esa manera intimidan a la población para no meterse con ellos o para dar respuesta puntual a sus enemigos. Ojalá, por el bien de Puebla, una de las entidades federativas más o menos seguras, nunca sea dominada por el hampa y los órganos encargados de la ley y el orden pongan manos a la obra en todo el Estado. Tampoco no admitiremos argumentos tontos como los que en su momento manifestó Mario Montero, secretario de gobierno en el sexenio de Mario Marín, de que son “hechos aislados”.

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