Un punto de vista con el que se puede estar o no de acuerdo. ¡Abramos el debate!
sábado, 25 de febrero de 2012
Carta a mi país
Querido México: te escribo estas líneas a ti, al país que me acogió al nacer y cuyo cielo me ha visto crecer, a ti que me has dado el arraigo simbolizado en una bandera, en una historia, en las notas de un himno que hace vibrar el corazón cuando resuena por encima de las latitudes y os destinos.
Te escribo porque quiero plasmar en palabras el enojo y la impotencia al ver como tus cudadanos no te amamos, no te queremos, nos importas tan poco. Y esto te lo digo no sólo por lo que se ve, sobre todo en los medios de comunicación –videos descubriendo la corrupción, fraudes, decomisos, pleitos políticos, descalificaciones, difamaciones públicas, faltas de respeto, y otras tantas manchas que ensombrecen el límpido ambiente que un día soñamos volver a tener- te lo digo por lo que no se ve: esos micro movimientos del corazón de cada uno de tus ciudadanos que anteceden a la mega destrucción de la credibilidad, la honradez y los nobles y leales valores que hacen de ti la posibilidad de una nación independiente, humana y generosa a la que entreguemos nuestra existencia.
Me pregunto México ¿Cuál será tu último destino? ¿Hacia dónde te estamos llevando? Una y otra vez, en el plano del cosmos y la diversidad de nuestra nación, aparecen sobre tu heroica faz, los descalabros que manchan y alejan las esperanzas de ver un claro y limpio porvenir o al menos el sueño de alcanzar la estabilidad social que en repetidas ocasiones se ha escapado de nuestras manos. ¿Cuándo haremos de ti un país cuyos ciudadanos nos sintamos orgullosos, no sólo de la algarabía y el alboroto, sino del esfuerzo por verte crecer libre y soberano?
Muchos sectores han quedado lejos de representar el profundo sentir del pueblo, las ambiciones y corrompidas aspiraciones siguen floreciendo en las diversas esferas de tu vida, nada se escapa de este cáncer perturbador, nadie puede verse con la libertad de arrojar la primera piedra, te hemos negado a ti y a nosotros mismos una época distinta, una era de verdadera reforma social.
Te hemos raptado y hecho presa de los más fieros y egoístas intereses, la mea culpa nos impide mirarte a los ojos porque te alimentamos de demagogia, de mezquinos oportunismos y de falsas esperanzas.
Te hemos negado toda posibilidad de crecimiento y desarrollo, de ser un país autosuficiente capaz de vivir a la vanguardia de los grandes avances científicos y tecnológicos, no queremos que en el panorama mundial te guarden admiración y respeto.
Creo, amado México, que es nuestro deber hacer un serio examen de conciencia y de rodillas, pedirte perdón por no quererte y mucho menos amarte.
sábado, 18 de febrero de 2012
Carnaval y Cuaresma
La Cuaresma es la época del año en el que los católicos se entregan al ayuno y la abstinencia de carne como medios para la conversión del corazón, reorientación de la propia vida, ruptura con el pecado y retorno a Dios (cf. CIC 1430-1434). Esta propuesta ha dado origen al “carnaval” concepto festivo que proviene del Latín Carnem levare (literalmente“levantar la carne” o “quitar la carne”) se abrevió en carnelevare, se alteró luego acarnelevale, pasó del latín al italiano (alterado de nuevo) como carnevale y de allí pasó al español como “carnaval”, que lingüísticamente no es más que el anuncio de los ayunos y las abstinencias de la cuaresma próxima.
El concepto de carne, uno de los componentes del vocablo carnaval, suele interpretarse como indicador de excesos y eso resulta muy natural si tomamos en cuenta que a través del tiempo hubo una coincidencia de fechas entre algunas festividades paganas en la que los excesos no se hacían esperar y las festividades cristianas. Por todo eso, tomó esta fiesta el matiz de desenfreno que lo caracteriza en todas las regiones del mundo en que se celebra.
El Carnaval es una de las fiestas o celebraciones populares más antiguas que todavía perduran, es la fiesta en que todas las normas son olvidadas para dar rienda suelta a una necesidad liberadora de diversión. Seguramente muchos de nosotros, como observadores o de manera activa, hemos participado en alguna de estas fiestas, de los desfiles y los disfraces, de las danzas y las diversiones, nos hemos empapado del espíritu del Carnaval y por ello hemos acariciado la oportunidad de desplegar un significado profundo, alejado de los vicios y excesos, acercado al valor de la necesidad de convivir en paz y armonía con nuestros hermanos y con nosotros mismos, para así sentir la alegría, la bienaventuranza, de la verdadera felicidad.
Claro está que dicha felicidad no se expresa necesariamente con la misma alegría del entorno carnavalesco. Pero, más allá de los desfiles, los disfraces y la música, podemos encontrar el profundo sentido de la convivencia humana. Esto hace del carnaval algo diferente, donde las generaciones pueden encontrarse y transmitirse las tradiciones y las costumbres, al mismo tiempo, aprender que no necesariamente debe darse rienda suelta a todos los sentidos para convivir fraternalmente.
Si en las fiestas próximas del carnaval descubrimos la oportunidad del valioso descanso y la sana diversión y nos inspiran a apreciar la belleza y valor de una sólida, sana y feliz alegría y convivencia, entonces podremos entrar a la cuaresma con la esperanza de encontrar, al final de estos cuarenta días, la alegría de las alegrías: la resurrección del Señor.
Postre
Señor Presidente, estoy totalmente de acuerdo que debe haber menos sicarios y más becarios, sin embargo, los estudiantes, al final de su instrucción ¿encontrarán un trabajo honesto y bien remunerado o aceptarán ser reclutados por el crimen organizado? La clave de este asunto no solo consiste en proveer capacitación y espacios deportivos a los jóvenes para alejarlos de las tentaciones y las malas compañías, también es crucial inculcarles valores.
lunes, 13 de febrero de 2012
Noviazgo, escuela de amor
Cada día es una nueva oportunidad que Dios nos concede para crecer en todas las dimensiones de nuestro ser y para realizar más eficazmente el programa que Él nos ha trazado. En este camino hay etapas transitorias pero el hecho de formar parte de la vida, requieren siempre la debida atención y el entusiasmo para vivirlas, y vivirlas bien. Una de esas etapas decisivas es el noviazgo.
En plena juventud, el ser humano siente dentro de sí el bullir de la vida, con entusiasmo, proyectos e ilusiones, llenos de vigor y frescura. Y en ese bullir un elemento importante es el fenómeno del amor que parece tan fácil, tan inmediato. Hoy se valora mucho la espontaneidad, la sinceridad, la inmediatez en las relaciones humanas, especialmente entre los jóvenes, pero con frecuencia se mezcla con esos valores un grave defecto: la superficialidad.
El amor, se dice, es un impulso espontáneo: hay que dejarse llevar por el amor y se da por descontada la plena felicidad. ¡Cuántos fracasos! ¡Cuántos matrimonios rotos apenas al nacer! Cada día son más frecuentes las separaciones y los divorcios, provocados incluso por nimiedades porque el amor verdadero, el que dura y hace feliz, se toma a la ligera, como algo descontado; se forman hogares sobre arena, y a la menor tormenta todo se viene abajo.
Hay un proverbio ruso que dice: “Hay que pensarlo bien antes de iniciar un negocio; dos veces antes de ir a la guerra; tres antes de casarse”. El fallo está muchas veces en eso, en que no se piensa, no se prepara el matrimonio, no se va a la escuela del amor. Para aprender a construir casas se dedican cinco o más años de estudio intenso en una escuela de arquitectura; y se pretende edificar el propio hogar con un poco de ilusión y buena voluntad o, peor aún, a base de pasión y sed de aventura.
El negocio más serio y decisivo de un joven es la construcción del propio futuro junto a quien ha de compartir todas sus horas, sus penas y alegrías. El fracaso en el amor, en la realización de la propia familia puede teñir de tristeza toda la vida. Escuela del amor, esto debe ser el noviazgo. La escuela en la que dos jóvenes se conocen a fondo y aprenden a amarse realmente, a desprenderse de sí mismos para darse al otro y dar vida a otros, sus futuros hijos. No basta saber quién es el otro, dónde vive, quiénes son sus padres, entre muchas cosas. Es necesario conocer bien a la persona amada.
Uno de los mayores errores en torno al noviazgo es separar las diversas dimensiones del ser humano o, peor aún, reducirlo a alguna de ellas. El amor debe responder a la profundidad del espíritu, el amor humano se podrá entender sólo cuando se comprenda que es una donación de una persona en su integridad físico-espiritual a otra persona querida integralmente, precisamente en cuanto persona, y no en cuanto cuerpo solamente, o como fuente de afectos que satisfacen la propia necesidad de sentirse amado.
Cuando se ama, hay una enorme gama de sentimientos que se despiertan o refuerzan en el interior de la persona: fascinación, admiración, compasión, respeto, tristeza por la ausencia del amado, ternura. El amor es, esencialmente, una adhesión de la voluntad. Voluntad libre de una persona que conoce a otra, la valora en su integridad, la acepta como es, y establece con ella una relación especial de mutua donación. El noviazgo es conocimiento de la pareja porque sólo se ama de verdad a quien se conocemos de verdad.
Luchemos para que los jóvenes puedan vivir de un modo particular su noviazgo que les ayude a madurar verdaderamente en su amor, con la garantía que ello supone de una vida feliz.
miércoles, 8 de febrero de 2012
¿Y dónde está mi hermano?
Dios le preguntó a Caín por su hermano y éste le contestó: “No sé, ¿Acaso yo soy su guardián?” Gn 4,9. Y así Dios nos inquiere a diario, es el mismo drama y la misma escena, los mismos protagonistas resucitados en los guiones y libretos del devenir humano que, hoy como ayer, siguen representando la tragedia globalizante de la dignidad humana en los escenarios de los hemisferios y bloques en los que se ha dividido el mundo.
El clima de violencia y seguridad carcomen la paz de las conciencias, portamos un ramo de desconfianza que tributamos a la extrañeza e indiferencia de los deberes con el prójimo, almas descalificadas en el clima de inseguridad y violencia cuya hora llegó y no ha pasado. Y no sólo a nivel mundial constatamos los venéreos amargos que invaden y nutren la vida de los países y pueblos, oleadas por la paz quisieran terminar con estas historias clasificadas en los anales del sarcasmo.
“¿Dónde está tu hermano Abel?” es la repetida pregunta que gira y gira, haciendo espirales de humo que se desvanecen como tantos sueños, perdidos en la intensidad de la irresponsabilidad y la indiferencia. Cada habitante de este mundo somos responsable de la sangre que clama hasta el cielo, sangre de la dignidad perdida por la humillación que provoca la ley del más fuerte, ley que impera en los latidos que exigen el respeto de los propios derechos, pero que ignoran los propios deberes, ley sin principios que provocan el relativismo moral, por el que se juzga lo verdadero, bueno y noble según criterios personales, frecuentemente egoísta, provocador de actitudes ventajosas e incluso destructivas en el trato con los demás.
La misma pregunta del creador vibra ante el pecado de abandono en el que se encuentra la causa del prójimo; Caín se lava las manos en el único acto de la inocencia enmascarada, no hace caso y asesina a su hermano, letanía repetida en el vestíbulo de la historia, en el origen y actualidad de la humanidad: inseguridad, temor, violencia, robos, secuestros, lesiones variadas, ensañamiento, violaciones, crímenes, pleitos entre pandillas, prepotencia al conducir, lenguaje agresivo, salarios injustos, marginación de los campesinos e indígenas, favoritismo en beneficio de personas o grupos privilegiados sin buscar el bien común, violencia intrafamiliar, agresiones de tipo físico o verbal, amenazas, autoritarismo, imposición de los propios criterios, delincuencia, crimen organizado, secuestros, narcotráfico; y en el fondo, el conjuro secreto de la violencia que no se ve pero que viaja en lo secreto por los nervios del Verdadero Cuerpo.
Y en la plenitud de los tiempos la mirada piadosa del Salvador, padeciendo la violencia sin provocarla ni responderla, ofreciendo su vida en nota de remisión de las interminables facturas que, en respuesta a la pregunta de Dios, son rubricadas con la sangre ajena. Derroche de misericordia y de perdón: sólo el amor puede erradicar la violencia del corazón, sólo el amor y la misericordia, que no niegan sino que exceden la justicia, pueden cambiar el corazón del agresor. Minimizar la violencia sugiere prolongar la sonoridad del eco, que interpela a las capacidades espirituales y morales de la persona, en un sugestivo e intrépido acto permanente de conversión ad Deum. Conversión para responder a Dios “dónde está mi hermano”.
Postre
Con la elección de Josefina Vázquez Mota como precandidata del PAN a la presidencia de la república mexicana, quedan definidos los adversarios de las tres principales fuerzas políticas de nuestro país para los próximos comicios federales del 1 de julio. Otras mujeres que han contendido por la presidencia: Rosario Ibarra (PARM), Marcela Lombardo (PPS), Cecilia Soto (PT) y Patricia Mercado (México Posible).