La fundación “Yo creo en Colombia”, emitió en junio de 2005 un mensaje para apelar a los medios de comunicación de varios países del mundo no utilizar la palabra “colombianización” de forma peyorativa ni superficial (es una expresión que describe la degradación de una nación influenciada por el narcotráfico, la violencia y la corrupción. También evoca la debilidad del Estado frente al crimen organizado y la zozobra de la ciudadanía inerme). “Colombianizar” no es un adjetivo calificativo, el comunicado de la institución sudamericana refiere que “es una esencia nacional y, como tal, significa dignidad, valor, entusiasmo, pasión por lo que hacemos, creatividad y enormes anhelos de paz”...
Hace algunos años, pese a la ola de secuestros y las acciones moderadas del narcotráfico, pese a los esfuerzos por combatirlos en aquella época, autoridades y funcionarios rechazaron la idea de que nuestro país replicara el patrón colombiano al grado de minimizar o subestimar las actividades de los narcotraficantes y el crimen organizado. Lamentablemente el asesinato de Rodolfo Torre Cantú, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al gobierno del estado de Tamaulipas y la plétora de crímenes sin resolver en lo que va en el presente sexenio, demuestran que el narco y la delincuencia nos han rebasado a pesar de las estrategias de los cuerpos policiacos para combatirla, a pesar de las acciones de organismos ciudadanos para hacerse escuchar, a pesar de la voluntad política del gobierno para procurar la seguridad de su pueblo. Demos gracias a Dios que en la vorágine terrorista no han hecho su aparición la guerrilla y los grupos paramilitares que paralizarían por completo al Estado y a sus instituciones de por sí ya débiles. ¿Acaso en la antesala del Estado fallido?
Nos vendría muy bien aprender las duras y dolorosas lecciones de los colombianos. Y es que hace un año vino a nuestro país César Gaviria Trujillo, el ex presidente de Colombia que desmanteló el Cártel de Medellín y eliminó al mítico Pablo Escobar luego de una orgía de secuestros, bombazos y asesinatos, permanece como una de las grandes hazañas contra el narcotráfico. De acuerdo a su experiencia recomienda hacer una autocrítica sobre la forma en que abordamos los problemas, desde el tráfico de drogas hasta la economía. Impedir que la violencia no se salga de control como a ellos les sucedió y evitar que la gente se insensibilice frente a la violencia porque es un fenómeno que si se ataca con inteligencia y perseverancia, se puede revertir.
César Gaviria Trujillo enfrentó a algunos de los grupos más violentos del crimen internacional. No sólo sobrevivió, sino que logró poner a Colombia en un camino de desarrollo económico que se vive hasta ahora. ¿México será capaz de adoptar una ruta similar al país sudamericano? Te lo pedimos Señor.
Un punto de vista con el que se puede estar o no de acuerdo. ¡Abramos el debate!
miércoles, 30 de junio de 2010
viernes, 25 de junio de 2010
La común unidad
Vivir en sociedad conlleva posibilidades y responsabilidades, tareas no de un individuo sino del conjunto de personas que en el caminar por la vida, afrontan los compromisos de la convivencia humana. La sociedad con sus límites y sus males, que de la propia naturaleza emergen, propone para la concretización de dicha convivencia sus estructuras e instituciones creadas para facilitar la sana convivencia de los ciudadanos. Vivir en esta tierra adquiere la dimensión de desarrollo cuando las decisiones se toman no como si la persona existiera sola, sino en el contexto histórico de sus relaciones. En realidad las relaciones con el “otro” están a la base de la vida moral del individuo, ya que la caridad es el camino seguro para establecer criterios de convivencia y desarrollo mutuo. Una sociedad que prescinde de tal virtud se encamina a la ruina, porque sólo en la perspectiva del “bien común” se localiza la razón de ser de las diversas formas de estructuración social de la vida.
La “política” como “vida de la pólis” (en griego pólis significa “ciudad”) encierra todo lo que concurre a construir la convivencia de los hombres en una ciudad, en una sociedad estructurada. A todo ello pertenecen las actividades legislativas y administrativas y sobre todo la actividad de los “políticos” de profesión, esta es posible y eficaz cuando se radica en el vivir político de los que no realizan política por profesión e influye sobre ellos. Las estructuras políticas en su ejercicio y función dependen de la profundidad de las relaciones, que expresan en la vivencia cotidiana, los modos de entender y sentir de las personas. Actividad política es todo lo que incide en este entender y sentir, todo lo que concurre a formar la mentalidad subyacente en cada organización de vida política. En este sentido, el actuar libre y responsable de una persona tiene siempre una dirección política y por eso comporta una responsabilidad política. La política es un trabajo común a todos y no delegable, aún si se pueda y deba delegar trabajos y funciones específicas. Sin embargo en el sentido humano de vivir socialmente, va impresa la perspectiva de la comunión de vida.
Quien toma a su cargo la responsabilidad de dirigir los destinos de la comunidad debe caer en la cuenta que de algún modo es responsable de realizar un modo de vida que pueda verdaderamente llamarse comunión. En la vida de la comunidad, cada elección de la autoridad, significa la posibilidad de alcanzar mediante el trabajo y servicio de los legítimamente delegados, el bien común de los ciudadanos, con su intervención y trabajo crearán la unidad del pueblo, la “común unidad”, el cuidado de establecer la verdadera solidaridad, una humanidad en sentido pleno. Se trata de que el objetivo establecido se alcance con la voluntad de servicio, con la capacidad de entrega y disponibilidad de corresponder a la confianza dada. Palabras siempre acompañadas de un deseo de realidad que al fin y al cabo nos hacen pensar cada cercanía de elecciones democráticas. ¡Al fin y al cabo se vale soñar!
In Memoriam
José Saramago vivió su vida con gran intensidad, tuvo episodios de tristeza y alegría, de gozo y amargura, de escepticismo y esperanza, sobre todo, con una envidiable lucidez al final de sus días. A pesar de ser ateo, fue una persona genuina, coherente y solidaria, estuvo siempre al lado de los pobres, de los más desfavorecidos, como la Madre Teresa, monseñor Romero o el buen samaritano del evangelio de San Lucas. Cuántos cristianos-católicos proclamamos la justicia y la paz (sobre todo sacerdotes, obispos, religiosas o vicarios de Cristo) y no nos comprometemos con ellas. Somos puntuales para criticar y juzgar, pero no hacemos nada concreto.
Carlos Ruiz, colaborador del rotativo El País a propósito de las declaraciones del semanario de la Santa Sede, escribió: L'Osservatore Romano ha olvidado que un respetuoso silencio ante el desacuerdo no solo es signo de dignidad sino de inteligencia y algo mucho más importante que estas, al fin y al cabo, opiniones personales, y es que Dios, "sí confiaba en él".
La “política” como “vida de la pólis” (en griego pólis significa “ciudad”) encierra todo lo que concurre a construir la convivencia de los hombres en una ciudad, en una sociedad estructurada. A todo ello pertenecen las actividades legislativas y administrativas y sobre todo la actividad de los “políticos” de profesión, esta es posible y eficaz cuando se radica en el vivir político de los que no realizan política por profesión e influye sobre ellos. Las estructuras políticas en su ejercicio y función dependen de la profundidad de las relaciones, que expresan en la vivencia cotidiana, los modos de entender y sentir de las personas. Actividad política es todo lo que incide en este entender y sentir, todo lo que concurre a formar la mentalidad subyacente en cada organización de vida política. En este sentido, el actuar libre y responsable de una persona tiene siempre una dirección política y por eso comporta una responsabilidad política. La política es un trabajo común a todos y no delegable, aún si se pueda y deba delegar trabajos y funciones específicas. Sin embargo en el sentido humano de vivir socialmente, va impresa la perspectiva de la comunión de vida.
Quien toma a su cargo la responsabilidad de dirigir los destinos de la comunidad debe caer en la cuenta que de algún modo es responsable de realizar un modo de vida que pueda verdaderamente llamarse comunión. En la vida de la comunidad, cada elección de la autoridad, significa la posibilidad de alcanzar mediante el trabajo y servicio de los legítimamente delegados, el bien común de los ciudadanos, con su intervención y trabajo crearán la unidad del pueblo, la “común unidad”, el cuidado de establecer la verdadera solidaridad, una humanidad en sentido pleno. Se trata de que el objetivo establecido se alcance con la voluntad de servicio, con la capacidad de entrega y disponibilidad de corresponder a la confianza dada. Palabras siempre acompañadas de un deseo de realidad que al fin y al cabo nos hacen pensar cada cercanía de elecciones democráticas. ¡Al fin y al cabo se vale soñar!
In Memoriam
José Saramago vivió su vida con gran intensidad, tuvo episodios de tristeza y alegría, de gozo y amargura, de escepticismo y esperanza, sobre todo, con una envidiable lucidez al final de sus días. A pesar de ser ateo, fue una persona genuina, coherente y solidaria, estuvo siempre al lado de los pobres, de los más desfavorecidos, como la Madre Teresa, monseñor Romero o el buen samaritano del evangelio de San Lucas. Cuántos cristianos-católicos proclamamos la justicia y la paz (sobre todo sacerdotes, obispos, religiosas o vicarios de Cristo) y no nos comprometemos con ellas. Somos puntuales para criticar y juzgar, pero no hacemos nada concreto.
Carlos Ruiz, colaborador del rotativo El País a propósito de las declaraciones del semanario de la Santa Sede, escribió: L'Osservatore Romano ha olvidado que un respetuoso silencio ante el desacuerdo no solo es signo de dignidad sino de inteligencia y algo mucho más importante que estas, al fin y al cabo, opiniones personales, y es que Dios, "sí confiaba en él".
miércoles, 16 de junio de 2010
Dios es redondo
Llega al sucederse de nuestros días, un acontecimiento de índole mundial que pone en la mira la cercanía de las naciones y los pueblos. En las próximas semanas la atención para muchos girará en torno a un balón que provoca pasiones, sacraliza hazañas, desata sentimientos y concentra fiestas y entusiasmos. En los espíritus nacionales crece la expectativa por ver la garra y fortaleza de las respectivas selecciones en medio del gusto por la competencia.
Cada cuatro años se esperan cosechar triunfos y ser testigos de la historia que quiere desaparecer del planeta fenómenos como la violencia y el racismo, eso sólo se logra cuando las sociedades alcanzan la conciencia de que hay circunstancias que hermanan y no dividen.
Desde hace mucho tiempo el fútbol se ha ido convirtiendo en el deporte popular: en muchos lugares todos los domingos se celebran partidos que aunados con el precepto de “ir a Misa” conforman la cultura dominical (aunque para ser sinceros este último se olvida hasta como “precepto”) El fútbol se ha convertido, tanto para los jugadores como para los aficionados, en medio terapéutico para desahogar tensiones personales y colectivas.
Si observamos el principio de los partidos, muchos jugadores al entrar a la cancha se santiguan o rezan en los vestidores; en medio del nerviosismo y la tensión tienen un momento para detenerse y encomendarse a Dios antes de salir al campo. También observamos que los futbolistas al anotar un gol hacen la señal de la cruz mirando al cielo, o besan un crucifijo que llevan en su cadena, o simplemente se lo ofrecen a Dios. También sucede con los técnicos pero en menor proporción. ¿Magia? ¿Superstición? ¿Religión? ¿Fe? ¿Cómo funciona esto en los futbolistas? Para algunos será el momento de utilizar a Dios en beneficio propio; para otros es la atención provocada por el miedo de tal forma que si no lo hacen Dios se enojará y perderán el partido. Sin embargo, para otros es confiar, abandonarse plenamente a Dios y ponerse totalmente en sus manos y en su voluntad.
Dejando atrás los “rituales obligados” o de “rigor”, hay algunos futbolistas que no tienen reparos en hablar de su fe en Dios, en la Virgen, en los Santos. Otros han hecho que la afluencia de fieles a la Eucaristía se incremente por su presencia; incluso en el fútbol también existen capellanes que aconsejan, orientan, casan, bautizan a los hijos de los jugadores, rezan, celebran la Eucaristía y son amigos de los deportistas.
El deporte y la vida cristiana no están separados, no se puede dejar la fe en la entrada del estadio o en el casillero del vestidor, al contrario, el deporte también es un medio para dar testimonio de la obra de Dios en la propia vida, así nos lo han enseñado los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Dios se sienta a disfrutar del fútbol, él también grita desde la tribuna del cielo y estará presente en el Mundial de Sudáfrica 2010.
Cada cuatro años se esperan cosechar triunfos y ser testigos de la historia que quiere desaparecer del planeta fenómenos como la violencia y el racismo, eso sólo se logra cuando las sociedades alcanzan la conciencia de que hay circunstancias que hermanan y no dividen.
Desde hace mucho tiempo el fútbol se ha ido convirtiendo en el deporte popular: en muchos lugares todos los domingos se celebran partidos que aunados con el precepto de “ir a Misa” conforman la cultura dominical (aunque para ser sinceros este último se olvida hasta como “precepto”) El fútbol se ha convertido, tanto para los jugadores como para los aficionados, en medio terapéutico para desahogar tensiones personales y colectivas.
Si observamos el principio de los partidos, muchos jugadores al entrar a la cancha se santiguan o rezan en los vestidores; en medio del nerviosismo y la tensión tienen un momento para detenerse y encomendarse a Dios antes de salir al campo. También observamos que los futbolistas al anotar un gol hacen la señal de la cruz mirando al cielo, o besan un crucifijo que llevan en su cadena, o simplemente se lo ofrecen a Dios. También sucede con los técnicos pero en menor proporción. ¿Magia? ¿Superstición? ¿Religión? ¿Fe? ¿Cómo funciona esto en los futbolistas? Para algunos será el momento de utilizar a Dios en beneficio propio; para otros es la atención provocada por el miedo de tal forma que si no lo hacen Dios se enojará y perderán el partido. Sin embargo, para otros es confiar, abandonarse plenamente a Dios y ponerse totalmente en sus manos y en su voluntad.
Dejando atrás los “rituales obligados” o de “rigor”, hay algunos futbolistas que no tienen reparos en hablar de su fe en Dios, en la Virgen, en los Santos. Otros han hecho que la afluencia de fieles a la Eucaristía se incremente por su presencia; incluso en el fútbol también existen capellanes que aconsejan, orientan, casan, bautizan a los hijos de los jugadores, rezan, celebran la Eucaristía y son amigos de los deportistas.
El deporte y la vida cristiana no están separados, no se puede dejar la fe en la entrada del estadio o en el casillero del vestidor, al contrario, el deporte también es un medio para dar testimonio de la obra de Dios en la propia vida, así nos lo han enseñado los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Dios se sienta a disfrutar del fútbol, él también grita desde la tribuna del cielo y estará presente en el Mundial de Sudáfrica 2010.
miércoles, 2 de junio de 2010
¿Dónde están las buenas noticias?
Pensemos por un momento cómo serían los siguientes escenarios al momento de sintonizar el noticiario de radio o televisión, al leer las páginas del periódico o revisar las publicaciones electrónicas:
“Los países más industrializados del mundo presentaron a la Organización Mundial para la Alimentación y la Agricultura (FAO) un plan maestro a mediano plazo para poner fin a la crisis alimentaria que deja a la mitad de la población mundial en condiciones irreversibles de hambre y desnutrición...
“Diputados y senadores de todas las bancadas plantearon al presidente de México un proyecto alterno para que nuestro país, a más tardar en una década, cuente con suficientes plantas generadoras de energía limpia y barata para dejar de depender del petróleo. El mandatario se sometió a la propuesta de los legisladores e instruyó a que cada uno de los estados de la república...
“Caciques y grupos paramilitares de Oaxaca y Chiapas serán juzgados por los crímenes cometidos contra pueblos y comunidades indígenas. Las fuertes presiones de los organismos no gubernamentales y las Comisiones de Derechos Humanos obligaron a los mandatarios de esos estados a poner fin a la impunidad ancestral...
“Histórico triunfo de la oncena de Javier Aguirre, la selección mexicana de futbol sacó la casta para vencer al equipo... y espera rival para jugar el quinto partido en la copa mundial Sudáfrica 2010...”
¿Una quimera? Seguramente. Lo cierto es que en los últimos años nos hemos habituado a las malas noticias, a la crítica ácida, a la falta de propuestas desde los medios, a la adulación, a los ataques, rara vez escuchamos una buena noticia o la voz de la ciudadanía. Además; informar, orientar, entretener y educar a las audiencias ya no es la dinámica de los medios, el rating es el eje rector de los ingresos a costa de programas ñoños y sensacionalistas.
Se erigen en juez y parte de un hecho noticioso, se convierten en catalizadores porque amortiguan o empeoran los asuntos públicos, crean e indultan a personas e instituciones y si esto no es suficiente, se suben al ring de la arena política. Por si fuera poco, me inquieta la persistente frivolidad informativa, el bálsamo cotidiano para escapar de la dura realidad con la que lidiamos.
Ojalá pronto tengamos buenas noticias, ¡del ámbito que sea!, son necesarias.
“Los países más industrializados del mundo presentaron a la Organización Mundial para la Alimentación y la Agricultura (FAO) un plan maestro a mediano plazo para poner fin a la crisis alimentaria que deja a la mitad de la población mundial en condiciones irreversibles de hambre y desnutrición...
“Diputados y senadores de todas las bancadas plantearon al presidente de México un proyecto alterno para que nuestro país, a más tardar en una década, cuente con suficientes plantas generadoras de energía limpia y barata para dejar de depender del petróleo. El mandatario se sometió a la propuesta de los legisladores e instruyó a que cada uno de los estados de la república...
“Caciques y grupos paramilitares de Oaxaca y Chiapas serán juzgados por los crímenes cometidos contra pueblos y comunidades indígenas. Las fuertes presiones de los organismos no gubernamentales y las Comisiones de Derechos Humanos obligaron a los mandatarios de esos estados a poner fin a la impunidad ancestral...
“Histórico triunfo de la oncena de Javier Aguirre, la selección mexicana de futbol sacó la casta para vencer al equipo... y espera rival para jugar el quinto partido en la copa mundial Sudáfrica 2010...”
¿Una quimera? Seguramente. Lo cierto es que en los últimos años nos hemos habituado a las malas noticias, a la crítica ácida, a la falta de propuestas desde los medios, a la adulación, a los ataques, rara vez escuchamos una buena noticia o la voz de la ciudadanía. Además; informar, orientar, entretener y educar a las audiencias ya no es la dinámica de los medios, el rating es el eje rector de los ingresos a costa de programas ñoños y sensacionalistas.
Se erigen en juez y parte de un hecho noticioso, se convierten en catalizadores porque amortiguan o empeoran los asuntos públicos, crean e indultan a personas e instituciones y si esto no es suficiente, se suben al ring de la arena política. Por si fuera poco, me inquieta la persistente frivolidad informativa, el bálsamo cotidiano para escapar de la dura realidad con la que lidiamos.
Ojalá pronto tengamos buenas noticias, ¡del ámbito que sea!, son necesarias.
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