jueves, 31 de mayo de 2012

Más allá del voto

Las soluciones de los grandes y graves problemas no se improvisan, no son fruto del azar ni de mesianismos políticos. Gobernar exige un liderazgo auténtico, responsable y promotor.


Votar significa pronunciarse explícitamente sobre la gestión de los gobernantes y su modelo de gobierno. Después de ejercer este derecho nos corresponde entender que la solución democrática y pacífica a los conflictos y necesidades de la sociedad estriba en el buen desarrollo de las elecciones, la participación en ellas con serenidad, civismo y libertad asegura la satisfacción de los ciudadanos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la salida a los grandes retos, desafíos y problemas de la comunidad, no sólo es electoral, va más allá, es absolutamente necesario llegar a un acuerdo de gobernabilidad entre todos, sin que nadie quede excluido por ideología u opción política. Todos somos parte de la solución.

Una comunidad dividida o fracturada se paraliza y, en el peor de los casos, se destruye. La situación actual impone la necesidad de un entendimiento entre todos los ciudadanos, en particular, entre las fuerzas políticas del gobierno electo y de la oposición. El verdadero entendimiento supone, ante todo, reciprocidad, respeto y apertura ante los diversos puntos de vista, como se supone debe ser en toda democracia.

El camino fundamental hacia la paz y el desarrollo, que todos los ciudadanos anhelamos, es la reconciliación. Esta requiere una verdadera conversión de mente y de corazón, con disposición a vivir, concertar y actuar libremente conforme a la verdad. En este sentido, los nuevos gobernantes deben emplear un lenguaje de altura, evitar enojosas confrontaciones y abstenerse de toda manipulación política e ideológica. La conversión y la reconciliación deben llevarnos a considerar al adversario no como un enemigo al que se debe destruir, sino como un hermano al que se debe respetar, aceptar y perdonar.

Las soluciones de los grandes y graves problemas no se improvisan, no son fruto del azar ni de mesianismos políticos. Gobernar exige un liderazgo auténtico, responsable y promotor. Los líderes, que tienen la misión de guiar, hablan con la verdad, explican de qué manera se harán las cosas, proponen y ayudan a sortear los escollos. Ahora el camino apunta a guardar la esperanza, aun en medio de las situaciones más difíciles. Los conflictos nos enseñan a descubrir la dignidad de la persona humana, el valor del diálogo como camino para encontrarnos en la diferencia, la importancia de organizarnos a fin de alcanzar metas en la defensa de la libertad, y la necesidad de paciencia en las negociaciones.

Todo ciudadano debe esforzarse en el ámbito familiar, laboral y local por desechar conductas impositivas e intransigentes, y asumir una actitud tolerante y dialogante. No existen fórmulas mágicas para enfrentar los grandes desafíos de nuestro tiempo, no será una fórmula la que nos salve, pero sí el cumplimiento de la tarea que tenemos entre manos: “La caridad tiene un nombre sagrado y grave: se llama responsabilidad” (Pablo VI).

Postre

A elegir:
Juventud en marcha. Sinceramente pensé que a los jóvenes no les importaba la vida nacional, al menos la juventud universitaria ha demostrado lo contrario. Hago votos para que las acciones del movimiento #yosoy132 vayan más allá de las elecciones y su ánimo contagie a otros sectores de la sociedad, porque no es digno vivir en el país de la apatía y la indiferencia, porque no es aceptable vivir en el país del no pasa nada. Hago votos para que quienes egresamos de la universidad, participemos en el grupo para sumar y proponer, de ninguna manera para restar o dividir más a nuestro país.

Rebeldía. ¿La evaluación magisterial tiene el propósito genuino de diagnosticar el nivel académico de los profesores tal y como lo suscribieron la Secretaría de Educación Pública y el Sindicato de Maestros o la intensión es hacer una “limpia” en el gremio, dejar a los profesores buenos y dar de baja a los malos elementos? Si esto fuera cierto, tal vez, tal vez se justifican los aborrecidos plantones del magisterio de Michoacán, Oaxaca y Guerrero que caprichosamente lograron anular ser evaluados. Pero, si la evaluación es en buen plan, con el propósito de mejorar su nivel acedémico y económico ¿por qué tanto miedo o recelo?

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